FOUND FOOTAGE DE UN CINEASTA ENCONTRADO: J.X. WILLIAMS

FOUND FOOTAGE DE UN CINEASTA ENCONTRADO: J.X. WILLIAMS

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No se trata de hacer un símil con la figura del heterónimo literario, sin embargo la necesidad de reinventar un sentido sobre el “material encontrado”, propició que el investigador y curador de cine estadounidense, Noel Lawrence, proyectara la idea de un cineasta “footage”. Esta invención o recreación trajo al presente el nombre de J. X. Williams, llamando la atención de críticos y cinéfilos gracias a las intervenciones de su mentor en diversos festivales y muestras sobre cine experimental, señalando así su carácter de culto, arriesgado y de simulacro desde el contexto de los psicodélicos años 60.

Por Mónica Delgado

Así como existe un Alan Smithee para la firma de obras que cineastas de Hollywood repudian y de las cuales no quieren aparecer como autores, existió, al parecer, un J.X. Williams para películas pornográficas impresentables de los años sesenta, razón por la cual su nombre aparece en varios archivos fílmicos de exploitation, y que en la abstracción, y bajo la ilación de Noel Lawrence, se asume como mentor de una filmografía ecléctica y variopinta, de la cual sobresale The 400 blow-jobs, expresión cumbre del porno de la época. Pero también pareciera que Williams hubiera sido un personaje que se apropió de retazos de películas que nadie asumió u olvidó, un gran “desmontajista”, pero a la vez también parece tratarse de una invención académica y conceptual que extrae a la fuerza un imaginario a partir de la experimentación, pero también desde la sorpresa y el ludismo. Entonces, ¿quién fue o es  J.X. Williams? De eso se trata ese juego de apropiaciones.

Hay dos elementos expresivos que el curador Noel Lawrence pensó para el universo de su J.X. Williams: el found footage (como práctica de desmontaje y de cuestionamiento de los derechos de autor, es decir de apropiación con la justificación de la creatividad) y el exploitation, tomando como base diversas películas de archivo (las firmadas por este supuesto seudónimo de uso libre), o simplemente utilizando parte de filmes bajo un estilo de puesta en escena que hace difícil su identificación en un primer visionado, o que propician una suerte de déjà vu en el espectador.

Lawrence, con el auspicio de Craig Baldwin, desarrolló este proyecto entre found footage, ensamblaje, y alma de “mockumentary” (que incluye un archivo[i], biografías de J.X. Williams en Wikipedia[ii], fichas en IMDB, entrevistas al curador en medios de diversas partes del mundo[iii], muestras en festivales, y un libro publicado sobre su obra en Francia), estableciendo una frontera estrecha entre la originalidad y la infracción de los derechos de autor, al crear a este personaje, que bajo ese concepto produce una doble intención: la del cineasta personaje y la del cineasta footage. No está de más señalar que este proyecto siempre produjo suspicacia entre los espectadores, sin embargo la intención de Lawrence (quién creo una página web para el archivo J.X. Williams y pudo insertar Peep Show en IMDB como una de las películas recién encontradas del autor, que data de 1965), fue poner en discusión la misma naturaleza del cine en su ilusión, máscara e irrealidad.

Según el artilugio conceptual de Lawrence, J.X. Williams fue un cineasta de porno y serie B, (además de escritor y proyeccionista) que tuvo que vivir en el exilio en Dinamarca y Suiza, tras sufrir problemas gruesos con la mafia de Chicago a mediados de los años 60, y que le produjo varios films nudies. Pero además de las películas porno o de clara ascendencia pulp, Williams fue, según palabras del curador, el autor de una obra precursora, Peep Show, que narra la historia de un espía de la CIA, que sigue las pistas del asesino de JF Kennedy en medio de un círculo de mafias, drogas y sexo. Pero el plus no está en la película en sí, sino en el contexto de “hallazgo” que Lawrence insufla a la película, obra perdida y recuperada. Quizás también la ironía radica en ser parte de esa moda, en la cual, decenas de investigadores, cineastas y estudiantes, sobre todo de EEUU, hurgan en archivos por meses y años a la caza de alguna obra insular.

La curaduría de Lawrence Cabinet of Curiosities sobre la obra de J. X. Williams incluyó una serie de cortometrajes y fragmentos de obras inconclusas o perdidas, que a diferencia de cineastas del experimental como Brakhage o Anger, apuestan por la expresividad del exploitation, con claras evidencias de pésimas actuaciones, con planos frontales teatrales, y con recursos propios de la materialización de la psicodelia.

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Peep Show, su primer largometraje de 1965 y que dura 40 minutos, es señalada como una obra de culto, en algunos casos censurada, y que anticipó una visión under y extrema del Chicago mafioso, bajo la estética del porno y lo transgresor. Su argumento describe una relación viciada entre JFK y la mafia siciliana. Peep Show recrea o propone la existencia de una conspiración sobre el asesinato de presidente estadounidense, que a estas alturas de la historia no resulta un disparate. Los créditos iniciales colocan la actuación de Frank Sintara como estelar, pero su participación se debe a fragmentos editados de El hombre del brazo de oro de Otto Preminger, y que ayuda a formar esta loca reconstrucción sobre mafias, alucinógenos y disparos. Pero este extracto descabellado no es el único, aparece una silueta de Nueva York de Shadows (1959) de Cassavetes, también es asumida por el ojo de Williams. Imágenes de Chicago y una voz en off remiten a City That Never Sleeps de John H. Auer de 1953, mientras una explosión de un taxi nos lleva a unas escenas Touch of Evil de Orson Welles. Por otro lado, Lawrence señaló incluso en alguna presentación que Scorsese y Tarantino se confesaron admiradores de esta cinta.

The Virgin Sacrifice (1969), otro de los trabajos atribuidos a J.X. Williams, es un corto de nueve minutos sobre el descenso a los infiernos de una muchacha virgen, que llega como roommate de otras dos chicas, con quienes entabla un diálogo superficial. En minutos la rutina se vuelve un viaje lisérgico, a partir del footage de escenas sobre rituales sexuales diversos y fragmentados, que implican disecciones y cultos satánicos, bajo la unidad de una banda sonora sombría, también elaborada por Williams.

Psych-Burn, un corto de más de tres minutos que evoca visualmente un trip de LSD y el imaginario psicodélico, contiene una ebullición de imágenes que se van “deformando” a la par de la música y las voces. Otro corto, Satán Claus, de 1975, rodado en 16 mm, es un síntoma exploitation, tanto desde la forma en que fue exhibido (el cineasta cuenta en la página web hecha por Lawrence, que intervino con este trabajo una función de cine para niños, una matiné que causó estragos legales al dueño del cine), como de su descabellada  historia: un niño del sueño americano que como pedido de Navidad solicita a Satán que el mundo arda. Pese al mito creado por Lawrence, se trata de una collage e intervención, a partir de algunas escenas finales de Santa Claus de René Cardona, largometraje mexicano de 1959, de culto debido a la historia trillada que fusiona a Papá Noel con premisas de ciencia ficción.

Noel Lawrence, ya como curador e historiador del cine, y como creador de este personaje llamado J. X. Williams, que interroga no solo el papel del autor/cineasta dentro del found footage, sino el derecho la propiedad intelectual, pareciera extraído del humor e ironía de un John Kennedy Toole, o incluso alguien salido de la pluma del mismo Kurt Vonnegut (para usar algunas referencia literarias). Pero más allá de lo anecdótico, el experimento de Noel Lawrence, que mantiene a flote aún el “J. X. Williams Archive”, colección que busca reivindicar en vida la obra del que se supone unos de los directores más desconocidos del exploitation estadounidense, propuso algunas interrogantes sobre la apropiación y la calidad de autor dentro del found footage, y que se puede simplicar en la frase que aparece en la página web del archivo: “Along with our existing vault of odd, occultic, and otherworldly images, our team of creatives use William’s proprietary methods to fabricate music videos, dream sequences, and titling sequences with a distinct retro look[iv]. La posibilidad de que se sugiera la existencia de un cineasta footage como J. X. Williams dentro de festivales, universidades, muestras en centros culturales, es un delirio coherente, con esa fijación de estos tiempos de montaje y desmontaje.


[iii] Entrevista a Noel Lawrence sobre J.X. Williams publicada en marzo de 2012. http://www.youtube.com/watch?v=Q6RIOiJ3l7U

[iv] En la portada de http://www.jxarchive.org/