(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2019: LOS UNIVERSOS DE CHARLOTTE PRYCE

(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2019: LOS UNIVERSOS DE CHARLOTTE PRYCE

Por Mónica Delgado

La gran Charlotte Pryce ha poblado esta décima edición del (S8) Mostra de Cinema Periférico con fibras, texturas y humedades provenientes de universos que parecen brotar de materias microscópicas. Artista y cineasta del experimental desde 1986, Pryce ha configurado a lo largo de casi cuarenta años de trabajo, una marca personal, basada en imaginarios que desconciertan hurgando la materia misma del mundo natural, con ojo de entomóloga o científica con derecho constante al asombro.

Con una cámara presta a detectar elementos primigenios del mundo, bajo el ojo de Pryce, el agua, sobre todo, se vuelve en alimento de un entorno ajeno a la premura de lo cotidiano. Es como si su mirada descendiera a universos invisibles para captar estados puros de vida. Gotas congeladas por miles de años, aleteos de mariposas convertidos en pequeños “flickers” naturales, líquidos hirviendo para dar cuenta del lado mágico de la vida. Pryce observa, sublima y transporta estos entornos reales en piezas magistrales de pasión por lo natural.

El (S8) le dedicó este año dos programas (que incluyeron dos performances) de la obra de Pryce, que dividen su trabajo no solo desde un plano temporal, sino desde dos filias, que remiten a dos motivos muy táctiles: la primera etapa marcada por la intervención de la luz como fenómeno en situaciones cotidianas (el acto de leer como un suceso único, por ejemplo) y la segunda, de superficies más físicas, de miniaturas de un mundo biológico, donde la cineasta otorga facultades mágicas a eventos desapercibidos. Y hay una tercera etapa, la de las performances con linterna mágica, cuya motivación remite a los primeros motivos de su obra, asociado a reminiscencias de un mundo onírico perdido, y que emergen de la infancia de la cineasta.

El primer programa constó de cinco proyecciones y una performance con la misma Charlotte Pryce, en escena, invitada principal de esta edición. En Pwdr Ser, the rot of stars (EE.UU., 2019), Pryce se mantiene fiel al uso del 16 mm, pero de la mano de algunas técnicas que evocan efectos de cámara Kirlian, para darle textura a la “gelatina estelar”, esa capa a modo de rocío luminoso que aparece en algunas plantas y hojas de árboles, de aspecto mohoso y que le sirve como analogía de una experiencia cinemática intensa. Pryce recurre no solo al imaginario de esta “jalea de estrellas” para condensar estados físicos en ebullición, sino para graficar un estado mismo del celuloide dispuesto a darle cuerpo a estas imágenes traídas a la luz.

En Prima Materia (EE.UU., 2015), Charlotte Pryce transforma un poema de Lucrecio, De Rerum Natura (De la naturaleza de las cosas), para imaginar versiones de los primeros acercamientos al lado físico de las fotografías (y, por ende, fotogramas), de mediados del siglo XIX. Como suele pasar en su filmografía, Pryce soporta sus imaginarios en teorías, invenciones, sensibilidades de tiempos pasados. Se percibe su fascinación por los procesos de laboratorio y alquimia, en las indagaciones que llevaron a los científicos de todas las épocas a certezas, y ella encuentra en estos estudios de luz (como pasa también con algunos trabajos de Els Van Rie), una vía de experimentación “ilustrada”. La clásica pregunta de qué estamos hechos adquiere aquí una versión visual fina, marcada por descomponer esos que somos en partículas, atomos, piezas diminutas que funcionan incluso como almas de una vida anterior.

Prima materia, 2015

Algo similar pasa con A Study in Natural Magic (EE.UU., 2013), la luz se vuelve en determinante para el origen del oro, es decir, aquí la cineasta emula los viejos ejercicios alquimistas para descubrir este metal preciado, y lo hace a través del registro de objetos, sobre todo líquenes o musgos como textutas dispuestas a la transformación. Una de las obras maestras de Pryce.

El cierre de este programa de proyecciones llegó con X, un trabajo también en 16mm, de 1988, que nos muestra una faceta anterior de Pryce, más en relación con lo que se agrupó en el programa 2 de esta muestra. Aquí a diferencia de los posteriores trabajos silentes, y de búsqueda más científica, Pryce propone superposiciones de fragmentos de rostros de mujeres de pinturas renacentistas, que se intercalan con escenas de bailes en blanco y negro, y todo bajo el influjo de una banda sonora de cantos que le dan un aire anacrónico.

La performance The Tears of a Mudlark (ideada en 2018), mostró a una Charlotte Pryce en un acercamiento distinto al recurso de la linterna mágica, dándole un toque íntimo vía una voz en off femenina que va narrando impresiones de infancia y adolescencia en un lugar añorado. La cineasta plantea la linterna mágica más allá del dispositivo óptico emblemático para la historia del cine, sino que le da calidad de diario, de vehículo para narrar historias y declaraciones, no solo como objeto óptico para mostrar el aspecto físico de unas diapositivas o pantallas, como pasó con las ferias o salones de entretenimiento a finales del siglo pasado. Con Pryce, la linterna mágica adquiere la potencia de la ficción, o en el dispositivo que también permite la presencia de una voz íntima que describe el mundo.

The Tears of a Mudlark

El segundo programa condensó la etapa anterior de Pryce. En Curious Light (EE.UU.,2011), la cineasta  realiza un ejercicio de exploración de la luz a partir del registro lúdico de un libro sobre Alicia a través del espejo, dotando de un universo especial al ambiente desde algunos elementos propios del relato de Lewis Carrol. Mientras que en Looking Glass Insects (EE.UU., 2012), recupera también el título del relato de Carrol pero para utilizar lupas o lentes de aumento y así sobredimensionar frgamentos del libro, de palabras, pero también de insectos, y asoma una intención que años más tarde Pryce retomaría de alguna manera en sus estudios de luz.

En Parable of the Tulip Painter and the Fly (EE.UU, 2008), la cineasta realiza un paralelo entre una pintura holandesa del siglo XVII con registros minuciosos y fragmentados de los dos elementos del título, que va deconstruyendo, y mostrando esa oposición de simulacro y realidad, de vida y resurección, entre un arte “estático” y el cine que revive y resignifica.

En Discoveries on the Forest Floor (2007), que también pudimos ver en una edición anterior del (S8), la cineasta propone una atmósfera más visceral de ese mundo en miniatura, de patrones y apariencias celulares, de microcosmos de perfección matemática, que vive y resiste. Y en este corto, donde utiliza el flicker y otros recursos del experimental más canónico, se muestra también un tópico que Pryce mantiene a lo largo de los años, el de mostrar ese mundo biológico como un gran elemento de movimientos y texturas circulares, moleculares, que se dispersan como bacterias, que estalla y se impone. Mientras que en Concerning Flight : Five Illuminations in Miniature (EE.UU, 2004), Pryce divide su corto en estas partes tituladas que van recuperando fauna y flora desde esta mirada de bióloga o entomóloga que atraviesa todo su cine.

Esta retrospectiva del (S8) ha permitido ver en panorama casi todo el trabajo de Charlotte Pryce, de la mano de sus acciones performáticas con la linterna mágica, que la confirma como creadora de un mundo único, con recursos propios de la observación científica y que se enriquece con saberes de tiempos perdidos y que ella se dispone a revivir para que puedan ser admirados nuevamente dentro de universos regidos por la magia y la vida en miniatura.