Por Mónica Delgado
La sección Diálogos del 8° Festival Internacional de Cine Lima Independiente es una de nuestras favoritas porque a lo largo de estos años ha propuesto relaciones o correspondencias, incluso impensables, entres films diversos, tanto largos como mediometrajes. Este año la programación del festival incluyó la asociación de Casting de Nicolas Wackerbarth con la uruguaya Las olas de Adrián Biniez, o también reunió a la bosnia Winter Sun de Pilar Palomero con Self-Portrait; Sphinx in 47 Km, de la china Zang Mengqi. Y esta vez nos detenemos en la conjunción de la belga Outpost de Wim Catrysse y la cubana El Proyecto de Alejandro Alonso, que parecen haber estado unidas a un principio de uso del espacio y los lugares. Hablaremos por separado de ellas para luego comentar la propuesta de su diálogo en la programación.
Outpost recupera el imaginario geopolítico del artista visual belga Wim Catrysse, y que ya había explorado en diversas instalaciones. En este mediometraje la cámara se instala, incluso con algunos recursos distantes del cine etnográfico, en una mina detenida en el tiempo, al norte de Rusia. Lo que pudiera ser parte de un emporio industrial es ante los ojos de Catrysse una isla de nieve, oculta y perdida, donde apenas un grupo de hombres, y sus máquinas, lo sostienen en medio de un invierno brutal.
La comunidad minera de Barentsburg, en Svalbard, adquiere la calidad de una arcadia, de hombres atrapados, y condenados, a seguir manteniendo el ritmo de un sistema laboral e industrial caduco. Como si un ente superior los mantuviera calientes gracias al esfuerzo de las máquinas y de una mano obra automatizada. Planos blancos donde descubrimos acciones de trabajos difuminadas, o los interiores de una mina de rieles y vagones llenos de minerales que apenas tendrán un uso fuera de allí. En este contexto material e invernal, Wim Catrysse propone un fuera de campo poco clemente, que hace mantener activo este rubro como ejemplo de un poderío económico que necsita mantener este polo económico para evitar que toda una comunidad desaparezca. El lugar poco a poco parece deshumanizarse, donde los trabajos de los hombres, quizás, consisten en apretar botones y verificar que todo esté bien. La ilusión del mundo industrializado o su inminente decadencia.
Por su parte, la cubana El Proyecto de Alejandro Alonso apela a usar dos estilos narrativos. Primero, la introspección y voz en off, que comparte con imágenes de animación de estructuras en un espacio etéreo, y segundo, el registro documental y poético de los alrededores, como si se tratara de los restos de un pasado postapocalíptico.
El título del film responde a una idea inicial del cineasta, de hacer un documental más convencional sobre las escuelas preuniversitarias en zonas rurales que propusiera Fidel Castro y que quedaron truncas. Pero también quedó trunco este proyecto debido a que no obtuvo los permisos, al parecer por un tema de censura estatal. El registro de las obras inconclusas y el abandono le sirvió al cineasta como materia inicial para cambiar el abordaje del film y transformarlo en un ensayo más personal y político, desde otra perspectiva, sobre Cuba, pero desde un yo íntimo que todo lo va modelando.
El Proyecto habla de un virus, el Citrus Tristeza, que todo lo va contaminando. Así, los paisajes y lugares lucen despoblados, azotados por desaparición. Esta cuota sci-fi le permite a Alonso crear una fábula oscura sobre una Cuba irreal, o a la inversa, quizás la más real de todas. En ella, diversas personas como fantasmas se va cruzando en este camino de visita a estas escuelas abandonadas, promesa de un futuro que jamás llegó.
Ambos films parecen ofrecer una mirada de la distopía, del futuro pesimista rumbo a la decadencia, que es mucho más clara o evidente en el film de Alonso, que funciona con sus reminiscencias a las crisis políticas y sociales consecuencias de un socialismo que aisla, y que también se comprueba en otro extremo poético en el trabajo de Catrysse, donde logra abstraer este universo mecanizado de las minas en un lugar invivible. La imposibilidad del Mundo Feliz.
Diálogos
El Proyecto
Director: Alejandro Alonso
Guion: Lisandra López Fabé
Reparto: Rubio Diego Pérez, Javier Varela Fleitas, Manuel Rojas
Montaje: Emmanuel Peña
Música: Rafaél Ramírez, Gennis Bárzaga
Fotografía: Alejandro Alonso
Cuba, 2017
Outpost
Director, cámara, edición, edición de sonido: Wim Catrysse
Sonido: Jan Van Look
Producción: Escautville
Coproducción: Muziektheater Transparant con apoyo de Vlaams Audiovisueel Fonds (VAF)
Bélgica, 2018, 31 minutos