Por Morella Moret
El documental La bestia Sigue Viva (The Beast is Still Alive, 2016) relata casi setenta años de Bulgaria a partir de una historia particular: la de Mina Mileva. Ella se adentra en su pasado comunista a través de una extensa conversación con su difunto abuelo. Él, un ex sacerdote, decidió dejar la religión para afiliarse al partido comunista cuando este empezaba a tomar importancia en el país, al darse cuenta que los objetivos que este partido buscaba se alejaban de la realidad de su país decidió formar parte de los Goryani, grupo revolucionario de resistencia que luchaba activamente contra el régimen comunista desde 1944.
La película nos muestra dos paralelos: uno visual que nos retrata la Bulgaria actual, gobernada por el partido socialista, y otro auditivo que nos narra una interacción entre Mina y su abuelo. Mientras transcurre la película estos dos universos se van uniendo mediante animaciones realizadas con óleos y dibujos que retratan no solo a su abuelo sino al vacío existencial que Mina siente al enterarse de distintos detalles del pasado familiar que se involucra con el presente político del país.
Su abuelo después de haber sido preso y perseguido político se convirtió en informante comunista, revelando distintas informaciones secretas y realizando distintas operaciones encubiertas. Vemos a Mina sufrir, entonces, repentinamente, el documental deja de hablarnos de historia, política y revoluciones para hablarnos de ella. La vemos llorar, la vemos caminar, leer. Una pequeña desazón se siente aquí, la historia que nos contaba Mina es similar a la de muchas familias búlgaras, pero conforme avanza se siente ajena, como si estuviera tratando de hacer una catarsis personal entre ella y su abuelo. Si bien todo el relato está correctamente construido, deja la sensación de forzarnos a establecer una relación entre su pasado y el futuro en el que se adentra su país.
La Bestia Sigue Viva nos habla de aquellas bestias del siglo pasado que lucharon con la fuerza para eliminar regímenes dictatoriales. Estas bestias se han convertido ahora en gusanos que luchan desde sus pensamientos, de sus redes sociales, desde sus marchas pacíficas. Estos gusanos se denominan como más fuertes y preparados para derrotar a este nuevo comunismo que se hace llamar socialismo. Así como Mina representa y lucha en nombre de su abuelo, los hijos de los antiguos líderes comunistas ahora representan y controlan el gobierno y la política búlgara.
Finalmente, el exceso de efectos visuales, información y dramas familiares hacen que lo que pretendía explicar la complicada historia de un país termine relatándonos una conversación entre Mina y su abuelo.
Dirección: Mina Mileva, Vesela Kazakova
Música: Emilian Gatsov
Cast: Vesela Kazakova, Rousy Chanev
Script: Vesela Kazakova, Mina Mileva
Productores: Vesela Kazakova, Mina Mileva
Fotografía: Vesela Kazakova, Mina Mileva, Alie Crawford, Dimitar Kostov, Plamen Gelinov
91 min
2016
Bulgaria