Por Mónica Delgado
La reciente edición del (S8) Mostra de Cinema Periférico, que se desarrolla cada año en La Coruña, España, le dedicó un foco a la artista y cineasta experimental Azucena Losana, que permitió ver en panorama sus cortometrajes y performances, y que tienen varios elementos en común, motivaciones de un universo pleno de lugares y personajes.
Nacida en México y residente en Buenas Aires, Losana estudió Artes Multimedia en Argentina, y participó en el taller de material de archivo con la Abigail Child Found y en el taller de cine experimental de Claudio Caldini. Y actualmente está a cargo del laboratorio mítico de la resistencia cinematográfica en América Latina: Arcoiris Super 8, y en la mejora de la colección de películas de la Embajada de México en Argentina. Sus trabajos además han sido vistos en Sao Paulo, Moscú, Oberhausen, Zurich, Curitiba, Olomuc, entre otros.
A raiz del foco en el (S8), Desistfilm conversó con ella para ahondar en su trabajo de experimentación en celuloide y el video.
Desistfilm: Es motivo en tus trabajos los retratos de ciudades, quizás inspirados en las sinfonías de las ciudades de los años 20 del siglo pasado, que por un lado muestran la fascinación hacia las urbes y su modernidad, y por otro, están atentos a algunos momentos que describan la cotidianidad desde una musicalidad o montaje visual rítmico. Así asoman tus cortos Karl-Marx-Allee, At your heels, o SP (incluso en Gardel) para mencionar algunos. ¿Cómo vas materializando esta cartografía, este interés por lugares sobre todo?
Azucena Losana: Nací y crecí en la Ciudad de México y creo que de ahí surgió mi fascinación por el movimiento interno de las urbes, particularmente por las que tienen muchas capas de historia. Algunos de mis films están construidos con recortes de la cotidianidad de estos lugares desde una mirada externa. Creo que jugando de visitante es más sencillo percibir los tiempos de cada lugar. Casi siempre trabajo con montaje en cámara, por lo que la unidad de disparo y lo sonoro acompañan ese tempo. Tengo un interés particular en los lugares que tienen cierta resistencia al tiempo, como si fueran restos arqueológicos que persisten y nos hablan de lo que solían ser, como la arquitectura de Berlín Oriental o el metro de Praga.
Desistfilm: ¿Cómo decides el registro de estos lugares, si es más fruto del azar y de los viajes, o planificas ir de antemano a estos sitios?
Azucena Losana: Retrato los lugares a los que viajo y en los que tengo tiempo para observar, planear y filmar. Y también, si es posible, grabar algunos sonidos.
Desistfilm: Así como tienes interés en urbes, también te interesan los retratos de personas, como pasa con El Guaraches o en Neón. Ambas muestran de alguna manera procesos productivos, de trabajo manual, artesanal. ¿Cómo fue tu acercamiento a estos personajes y capturarlos en el film?
Azucena Losana: Elena Duque, programadora del festival (S8), tuvo la brillante idea de llamar al programa que curó con mis films: “Arqueología y Antropología” porque, además de las urbes, suelo retratar muy de cerca a personajes que tienen algún oficio, casi siempre heredado pero sin discípulos. Sus herramientas, procesos y lugares de trabajo son anacrónicos y, por lo tanto, muy frágiles. No me interesa la visión nostálgica o apocalíptica, sino la carga política y filosófica de este estilo de vida a contracorriente, que es muy cercano al de filmar en soportes analógicos.
Desistfilm: También observamos que tus inicios en el experimental fueron más “abstractos” y si vemos Lands of the sea, tu más reciente corto, podemos confirmar que hay una tránsito hacia “lo documental” más claro, de registro de intervenciones, o simplemente de “crónicas” de viajes. ¿Cómo ves a lo largo de los años este proceso de trabajo?
Azucena Losana: Siempre en mis trabajos aparece algo de lo que aprendí haciendo documentales o cine expandido, pero sobre todo me interesa el trabajo interdisciplinario con la luz en el cine cuando se fusiona con la plástica, la música o la performance. De esta manera, es siempre posible probar cosas nuevas a partir de lo nuevo y de lo ya conocido.
Desistfilm: En Lands of the sea o Gardel el sonido óptico o la revelación de las perforaciones del super 8 por ejemplo van mostrando la materialidad misma del celuloide o película, y a la par trabajas un sonido digital, que insertas y sincronizas de alguna manera. ¿Cómo desarrollas esta relación entre lo analógico y lo digital a través del sonido?
Azucena Losana: Pertenezco a una generación que nos tocó trabajar con el film de una forma híbrida. Usamos el fílmico como soporte a la par de las tecnologías digitales. Siempre digo que me gusta ser “ambidiestra”. Ya no alcanzamos a filmar con super 8 sonoro pero cuando proyectamos disparamos una pista digital, o positivamos digitalmente la película negativa para quizás después volver a pasarla a film. Me gusta poner en evidencia estos híbridos. En Gardel, el scan permite ver la banda sonora y como fue intervenida, esto no es posible en un proyector analógico a menos que se recorte la ventanilla. Lands of the Sea es un híbrido de regular 8 y super 8. El scan no sólo permite que la película sea proyectada como un solo film, sino que además, se puede ver la diferencia de perforaciones de ambos formatos.
Desistfilm: En Gardel noté más allá de este recurso del material encontrado, de su reutilización, una resignificación de la figura de Gardel desde una posible lectura homoerótica, ¿es así?
Azucena Losana: ¡Tal cual! Me regalaron una copia incompleta de Cuesta Abajo de Louis J. Gasnier en 16mm. Cuando vi esta escena de Gardel y el capitán del barco me llamó mucho la atención la teatralidad y la rigidez de sus poses. Me di cuenta de que con una pequeña intervención podía recortar esos encuadres que, sin la intención dramática original, adquieren nuevas lecturas. Puede ser polémico para algunos pero me animé a jugar un poco con este material.
Desistfilm: ¿Cómo percibes el reciente crecimiento de cineastas y artistas en el uso del analógico, por ejem desde Latinoamérica, o la misma Argentina o México?
Azucena Losana: Cuando comencé a trabajar con el colectivo “La Trinchera Ensamble” en la Ciudad de México en 2004, nos sentíamos bastante aislados a pesar de que se trataba de un proyecto colaborativo con muchos artistas de diferentes nacionalidades y disciplinas. Cuando llegué a Buenos Aires en 2007 ya se estaba gestando una movida entre los realizadores que cursábamos el taller de Claudio Caldini y con los que venían trabajando de manera independiente. El internet y el interés de algunos programadores en festivales internacionales lograron que el intercambio se volviera más fluido con el resto del mundo. Tuve la suerte de trabajar durante cinco años como laboratorista en Arcoiris Super 8, el único sobreviviente a los cierres masivos de laboratorios de revelado fotoquímico en la región. Ahí tuve acceso a muchísimo material de archivo y a todo lo que se venía produciendo en Sudamérica. Fue así que me animé a programar ciclos en un espacio independiente llamado “Cinema CiN!Co” para hacer mas visible todo este trabajo local.
Creo que hoy en Iberoamérica hay una comunidad de cineastas, archivistas, programadores, laboratoristas, críticos e historiadores que se está vinculando permanentemente. Todavía nos falta organizarnos mejor para llevar a cabo más proyectos de cooperación, pero a pesar de la falta de apoyos estatales, seguimos produciendo, intercambiando conocimientos y mostrando nuestros films, que creo es lo fundamental.