Por Mónica Delgado
«La música antigua es aquella cuya tradición ha sido interrumpida«, dice Andrés Alberto Gómez, joven clavecinista que lidera un grupo de emsemble que recupera el valor de la música barroca, y que Daniel Villamediana describe a partir de partituras, elaboración de instrumentos o en murales de iglesias del siglo XVI, componiendo así la materialidad del contexto sonoro.
De Occulta Philosophia (España, 2012) toma su nombre de un tratado medieval de Heinrich Cornelius Agrippa, pero sobre todo de la obra de Bach, cuyas composiciones se escuchan junto a las de Tunder, Becker, Couperin o Monteverdi, interpretados por este grupo de músicos, quienes entre entrevistas, ensayos, reparaciones de instrumentos van a develar la naturaleza o pregunta central de este documental: los motivos del barroco, no solo como estética sino como sensibilidad fuera de cualquier tiempo. Si la música del barroco ahondaba en la muerte irremediable, en el cine de hoy, en esos fotogramas que se siguen en continuidad para construir un nuevo sentido, y su impedimento de registrar la fidelidad de lo real, este otro tipo de muerte es lo que Daniel Villamediana va a llevar adelante en su puesta en escena, al hacer una analogía crítica tanto sobre la perdida de la tradición y de su recuperación, como dialéctica posible.
Daniel Villamediana (el mismo director de El Brau Blau y La vida sublime) logra un filme espacios gobernados por las notas y ejecuciones, cuyas conclusiones o intenciones se producen a través del diálogo con los protagonistas, con aquellos que conforman La Reverencia, este grupo de músicos jóvenes y convencidos, maravillados, tercos, quienes como el luthier Titus Crijnen (hay una escena perfecta donde Alberto Gómez le da una palmada en la espalda como gesto por haber elaborado un estupendo clavecín) o un musicólogo, dan fe de los cambios de contextos de modo dramáticos y las posibilidades de un eterno retorno, desde el barroco. De occulta philosophia termina con unos planos fijos que sinceran la analogía, y propone una lectura para no interrumpir la tradición.