Por Mónica Delgado
Hay tres momentos que hacen de 20,000 days on Earth de Iain Forsyth y Jane Pollard una experiencia más allá de la melomanía. Es decir, pese a cierto tufillo a autobombo, que deja a Nick Cave como la estrella de la música que es, bajo un aura mítica y de revelación, los cineastas optaron por presentar al músico en estado de gracia, subyugado por el miedo a la perdida de la memoria, al olvido de sí mismo, y por extensión, al olvido del mundo de alguien como él. Por ello, mostrar a Cave hurgando en el archivo que ha creado sobre su vida (el deseo del Nick Cave Memorial Museum), a partir de objetos tan fútiles como recortes, libros que leyó, postales, u hojas de servilleta como hallazgos de un tiempo de goce ya perdido, de la mano de especialistas en archivo que ha contratado, muestra su fragilidad y sus miedos de modo sutil.
Momento 1. Nick Cave abre el filme con algunas palabras sobre la relación con su esposa, de cómo llegaron a compenetrarse, mientras se le ve escapando de su rutina casera, tras dormir plácidamente. “Nosotros nos canibalizamos”, dice, al graficar de manera sincera y breve esa relación amorosa de años, estable, y que de alguna manera marca la pauta del estilo de revelaciones, comentarios y confidencias que Cave hará a lo largo del documental como si se tratara de una cita con el psicoanalista. Cave es el personaje, el dueño del film, y va a construir su imagen acorde al universo sonoro que ha creado, lleno de referencias, de guiños, y bajo el influjo del uso lúdico del lenguaje hermanado a los ritmos y acordes de los Bad Seeds.
Momento 2. Aparece Kylie Minogue como contraparte al recuerdo que Cave ha monopolizado a lo largo de una hora de metraje. Ella va narrar cómo se conocieron (“eras como un gran árbol en el escenario”), cómo era Michael Hutchence, otro icono del rock australiano y exnovio, y cómo el tiempo ha ido pasándolos por encima, evitando que dejen de brillar. Nick Cave está manejando un auto, mientras Kylie, su exnovia, está en el asiento posterior confesándose como uno suele hacer en determinados momentos mientras viaja en taxi ante un chofer interesado. Y nuevamente Cave tomando las riendas de la situación, dirigiendo la ruta, el sentido de la conversación, que logra transmitirse en la puesta en escena de los cineastas como un momento de ensoñación.
Momento 3. Jubilee Street se convierte en el himno del paso del tiempo, donde los cineastas logran la catarsis del filme pero también reconstruir a partir de esa materialidad del músico, en sus movimientos, modos de cantar, de transitar por el escenario, en un marca definitiva pese al curso de los años. Nick Cave es revelado como esa fiebre de la composición, oscura y sensible, y como un músico, actor, guionista, compositor cumpliendo su misión en este mundo, algo que le ha tomado algo más de veinte mil días, a modo de peregrinación y viaje interior.
Competencia internacional
Directores: Iain Forsyth, Jane Pollard
Producrores: James Wilson, Dan Bowen
Productores ejecutivos: Anna Higgs, Tabitha Jackson, Hani Farsi, Thomas Benski, Phoebe Greenberg, Paul Goldin, Lucas Ochoa, Penny Mancuso
Cinematografía: Erik Wilson
Editor: Jonathan Amos
Compositores: Nick Cave, Warren Ellis
Reparto: Nick Cave, Kylie Minogue.