Por Pablo Gamba
Nova Dubai es una película que plantea un conflicto entre dos formas de vida. Por una parte, aquella de clase media acomodada para la que se construyen condominios en Sao José dos Campos, en el estado de Sao Paulo, en Brasil. La otra busca subvertir el avance de ese desarrollo urbanístico a través de la sexualidad. Para ilustrarlo bastaría decir que el filme comienza con un hombre lamiéndole el ano a otro y que las escenas de contenido homosexual, que incluso se desarrollan en lugares públicos, a plena luz del día, constituyen la mayor parte de este filme de 50 minutos de duración del brasileño Gustavo Vinagre. La historia que las justifica es la apropiación del espacio a través de los actos prohibidos, lo que incluye incursiones en el terreno donde van a construir el complejo residencial del título.
Pareciera haber mucho en esta película de Fassbinder y de Pasolini, y sobre todo de Dusan Makavejev. Por esa razón lo más interesante es cómo los tópicos de la pornografía, desde los planos detalle de las penetraciones hasta la vaga justificación para las relaciones sexuales, subvierten las expectativas acerca de un filme como los que se exhiben en festivales. El otro elemento clave de la ambigüedad es el documentalismo, que incluye escenas en las que personajes reflexionan ante la cámara. Es eso lo que permite contextualizar las escenas de sexo, que son como las que pueden verse en cualquier sitio gay de Internet, en la épica de la reapropiación del espacio comunitario invadido por las empresas inmobiliarias, una de ellas extranjera, porque esas imágenes por sí mismas podrían ser expresiones de otra invasión: la de la sexualidad por el mercado del porno. Suponer que existe un “afuera” del “sistema” en la actualidad es algo ingenuo, por decir lo menos. Nova Dubai puede ser un filme inquietante para el público por todo eso, y no es poco mérito obtener ese resultado hoy. Se supone que el Bafici se trata de eso, especialmente en la sección Vanguardia y Género.
La película de Gustavo Vinagre se exhibe acompañada de dos cortometrajes. Uno es Single Stream de Pawel Wojtasik, Toby Lee y Ernst Karel. Se trata de otra producción del Laboratorio de Etnografía Sensorial de la Universidad de Harvard, del que provino la ganadora de 2014 en Vanguardia y Género, Manakamana de Stephanie Spray y Pacho Vélez, y compite también este año con The Iron Ministry de J. P. Sniadecki.
Single Stream es otro filme ambiguo, en el que el tópico del modernismo crítico de la basura, síntoma de los excesos de la sociedad de consumo, se conjuga con el placer estético de la contemplación del funcionamiento de una planta procesadora a través de la mirada del cine. Es una película que hay que ver pensando en El desierto rojo (Il deserto rosso, 1964) de Michelangelo Antonioni, por ejemplo. El otro corto es World of Tomorrow de Don Hertzfeld, premiado en el Festival de Sundance. Es un filme sobre la posibilidad de vencer la muerte a través de la clonación y la transmisión electrónica de la memoria, que se destaca por el contraste gráfico entre los sencillos dibujos del realizador y el diseño de una amplia diversidad de fondos. El trazo de Hertzfeld puede ser allí un detalle casi tan perturbador, para los que gustan de la animación, como el sexo en lugares públicos de Nova Dubai.
Vanguardia y Género
Director: Gustavo Vinagre.
Guión: Gustavo Vinagre.
Fotografía: Matheus Rocha.
Edición: Rodrigo Carneiro
Reparto: Bruno D’Ugo, Hugo Guimaraes, Fernando Maia, Gustavo Vinagre.
Duración: 50 min.
País: Brasil.