Publicamos una selección de algunos films que conforman la Competencia Oficial Internacional del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires – Bafici 2017, sección que este año reune trabajos de Bolivia, Serbia, Brasil, Estados Unidos, Japón, Nigeria, entre otros. Algunos textos pertenecen a nuestro archivo.
WIND (VETAR) DE TAMARA DRAKULIC
Por Mónica Delgado
Tercer largometraje de la cineasta serbia Tamara Drakulic, Wind explora la mirada de una adolescente en su primer enamoramiento y desde la relación ambivalente con su padre, en un film con visos rohmerianos. En Wind, el verano es descrito desde la afición al kitesurfing en un balneario en Montenegro, en el río Bojana. Y a través del personaje protagonista vamos descubriendo dicotomías sociales, la calidad del ocio de los habitantes esporádicos del balneario y, sobre todo, el escepticismo de una muchacha, Mina, que se denomina “burguesa” y que odia a los surfistas.
Tamara Drakulic elige la cámara al ras del suelo en algunos casos o en panorámicos para contemplar a sus personajes en sus días de verano, con aires mediterráneos, donde el seguimiento a algunas acciones de Mina será lo esencial. La cineasta busca mostrar la sutil rebeldía de su protagonista, que hace todo lo que nadie hace verano: estudiar. Mina se va mostrando como disidente de todo aquello que la rodea: reniega de los bañistas, trata de mostrarse indiferente ante asuntos amorosos de su padre, o aparece apática ante el acercamiento de vecinos. Solo su atracción por Saša, un surfista hippie y nudista, ya mayor y que tiene novia, logra hacer pequeñas transformaciones a su modo arisco de contemplar al mundo, siempre como una resistencia.
Wind (Serbia, 2016) destaca por la atmósfera de un verano de descubrimiento, a partir de diversos elementos del coming-of-age, y que como en su anterior trabajo, Ocean, Drakulic va optando por sacarle el jugo a los espacios de reláx, en este entorno de verano que muestra otra visión de Los Balcanes.
ARÁBIA DE AFFONSO UCHOA Y JOAO DUMANS
Por Aldo Padilla
Uchoa y Dumas retratan con gran sensibilidad ese gran silencio de un hombre sencillo en un viaje que parece interminable, un hombre con una introspección poética en base a todas las desventuras que atraviesa. Cristiano sobrevive mediante el nomadismo, moviéndose de un lado a otro, como si cada día habría que comenzar de nuevo pero con una nueva cicatriz del día anterior.
Uchoa ya había mostrado una gran sensibilidad en su anterior película A Vizinhança do Tigre, al retratar algunos barrios de Belo Horizonte, donde niños y adolescentes parecían pasar el día en medio de juegos, aunque con un trasfondo fuertemente oscuro, ya que las drogas y la violencia reinaban en esas zonas. Precisamente como contexto de la realización de su segunda película, uno de los actores de su ópera prima (Aristides de Sousa), es el protagonista del nuevo film de Uchoa, y la ficción que se muestra en Arábia tiene mucho de verdad, ya que Aristides salió de la cárcel solo unos días antes del rodaje, elemento que también se usa en el film.
Arábia retrata la vida como un viaje, el cual no nos da oportunidad de detenernos y quedarnos a ver nuestro alrededor, ni de pensar en todo lo que se ha dejado en el camino, incluyendo pequeñas oportunidades de felicidad que han pasado desapercibidas.
NO INTENSO AGORA DE JOAO MOREIRA SALLES
Por Mónica Delgado
Una de las mejores películas de la competencia internacional del Bafici. A partir de material encontrado es que João Moreira Salles construye un ensayo desde lo íntimo y familiar sobre la naturaleza de los hombres y mujeres que hacen las revoluciones. Presentada en la sección Panorama de la Berlinale, No Intenso Agora comienza con imágenes del registro que hiciera su madre en unos de sus viajes a China en plena revolución maoísta en los años sesenta. La sublimación de la mirada de la madre es colocada como parte de la primacía de la sorpresa y fascinación por una realidad diferente, lo que se vuelve motivo del film, para hablar de las personas que hicieron posible el afán revolucionario tanto en la llamada Primavera de Praga o en Mayo del 68.
No Intenso Agora está narrada en primera persona por el mismo Moreira Salles, quien va asociando estas imágenes de archivo (que incluye extractos de films, grabaciones televisivas y audios radiales) a su infancia y al modo en que su madre vivió estos momentos históricos. Sin embargo, pese a este lado intimista, lo que el cineasta brasileño logra es una reflexión lúcida sobre los personajes que sirvieron de motor a estos procesos de transformación social dentro de los partidos de izquierda, y que, como señala alguna parte del fim, estuvieron inspirados más en los preceptos surrealistas que en el mismo Karl Marx. Me parece que esta es una observación esencial porque de lo que trata No Intenso Agora es sobre el entusiasmo, la efervescencia, la vehemencia y la visión liberadora para el logro del “hombre nuevo”, y sobre el costo del fracaso de esta fascinación.
VIEJO CALAVERA DE KIRO RUSSO
Por Mónica Delgado
A través de la mirada del cineasta boliviano Kiro Russo, el mundo de las minas y socavones adquiere un ángulo distinto, ya no desde lo social sino desde el retrato. Se aleja de lo mítico, supersticioso, la denuncia ambientalista o la intención etnográfica para mostrar el perfil de un outsider en un contexto real pero a la vez simbólico, donde la noche se difumina con la oscuridad propia del socavón. Hay una problemática que observamos a partir del personaje de Elder Mamani, quien en necesidad de trabajo tras la muerte de su padre, es llevado a una mina, donde precisamente no es el trabajador más popular.
Elder es un marginal en todo sentido: una carga familiar, un pésimo minero, borracho y sin amigos. Desde los primeros planos, Kiro Russo lo describe, en una secuencia antológica a ritmo de música electrónica, dentro de los elementos de su entorno natural: la marihuana, el alcohol, la discoteca, el robo. Y tras la muerte de su padre, que según lo que cuentan otros personajes, fue un ser opuesto a él, Elder queda bajo el apoyo de un familiar, quien lo lleva a trabajar a una mina de la comunidad. Los avatares de un outsider dentro de una colectividad es el gran eje de Viejo Calavera.
PORTO DE GABE KLINGER
Por José Sarmiento
Gabe Klinger regresa para realizar su primera ficción después del documental Double Play, su tributo a James Benning y Richard Linklater. Y es precisamente en sus primeros minutos, que Porto parece remitir al tríptico romántico de Linklater, especialmente a Before Sunrise. Klinger apuesta por la ruta narrativa de los amantes encontrándose a la deriva en una ciudad extraña, utilizando distintos formatos de película (35, 16, 8mm) para reforzar diversos puntos de partida del relato; una apuesta que parece no del todo extraña de la mano del brasileño, sumergido por años en el mundo del cine como crítico cinematográfico.
Sin embargo, lo que podría verse como una bienvenida forma de narración, parece quedar suspendida en su plástica debido a la levedad del guión de Klinger y Larry Gross (guionista de 48 Horas, Chinese Box, entre otras). El fallecido Anton Yelchin y la francesa Lucie Lucas trabajan sin poder sortear los puntos comunes del texto de Gross, que por momentos colapsa bajo el propio peso de su afectación. De la misma forma, la construcción de lo que debieron ser los pilares por los cuales la estructura narrativa del filme aguantara su corta duración (los personajes) termina por generar arquetipos un poco incómodos: la mujer libertina fuera de si, presa de sus emociones y locura y el hombre desbocadamente obseso en su fantasía erótica. Hay momentos acertados en Porto, muchos de ellos relacionados a su estética, pero finalmente el filme no pasa de ser una promesa de mejores cosas por venir.