BAFICI 2017: BALANCE (PREMIOS Y RESCATES)

BAFICI 2017: BALANCE (PREMIOS Y RESCATES)

Por Mónica Delgado

Definitivamente esta edición del BAFICI estuvo marcada por el foco dedicado a António Reis y Margarida Cordeiro, cuyo influjo visual me permitió tener más claras algunas influencias del cine portugués actual, que a pesar de todas las afrentas estéticas mantiene una tradición basada en la virtuosidad de los diálogos y en una atmósfera fantástica híbrida. Films de extrema belleza lírica, en la medida que se percibe una delicadeza ya poco usada para plasmar la vida rural, en medio de campos frondosos, de frutos vívidos y provocativos, pero también de seres perdidos en el tiempo, en un limbo que parece evocar el lado bucólico y refinado de la Edad Moderna y su mitología popular. Trás-Os-Montes, Rosa de Areia, Jaime y Ana, algunas en DCP y otras en 35 mm, mostraron de manera contundente, a la luz de los años, el trabajo de esta pareja, donde quizás Reis se llevó la mayor atención, por tratarse de un colaborador en algunos films de Manoel de Oliveira.

Mudar de Vida (1966)de Paulo Rocha, cineasta también portugués e incluida dentro del foco dedicado a António Reis, mostró también el trabajo en el guión del cineasta reivindicado, y sobre todo, una obra maestra inspirada en el neorrealismo italiano y que abre trocha en el llamado registro etnográfico o antropológico ya sello de marca del trabajo de Reis, diez años después con Trás-Os-Montes y sus cortometrajes previos.

Pareciera que esta valoración final del BAFICI estuviera marcada por una visión de que “todo tiempo pasado fue mejor”, y es probable que lo sea ante algunos films muy decepcionantes vistos en las diversas selecciones de competencia (donde quizás la latinoamericana haya sido la más floja, pero donde paradójicamente surgió la mejor película de estreno del festival: La vendedora de fósforos de Alejo Moguillansky).

Ante algunos films vistos dentro de la programación, la pregunta que elabora Ignacio Agüero, en su Como me da la gana 2, vista también en el BAFICI, sobre ¿qué es lo cinematográfico? fue un leit motiv que aplicaba con algo de ludismo tras ver algunos films que aparecían inexplicablemente programados o premiados, sin embargo, sabemos que los festivales son espacios para la sorpresa, el descubrimiento y el reencuentro, de afirmar algunas filias y defenestrar otras.

Resultó un gran momento de cine ver en la sección Vanguardia y Género, Toublanc de Ivan Fund, film nada convencional, que quizás por primera vez dentro del panorama del cine latinoamericano plantea desde la literatura relaciones complejas sobre la creación, las figuras y fugas literarias, las intervenciones azarosas de la ficción, en un trabajo que realiza un homenaje al escritor santafecino Juan José Saer. Otro punto alto fue el pase de Cínicos, al margen de su evidente inspiración en Hard to be a God de Aleksei German, Perrone entregó su film más elaborado en todo sentido, una suerte de epopeya crítica sobre la muerte de la poesía, y su posible resurreccion.

Lo que sí queda claro, y lo sabemos con certeza más aún cuando hemos lidiado con los avatares de ser parte del jurado en algún festival, es la vigencia del statement o incluso lo políticamente correcto cuando se trata de otorgar premios y reconocimientos. Al ver Niñato de Adrián Orr me quedé con la impresión de que todo el valor creativo de ese film se había quedado notablemente en los minutos que dura Buenos días, Resistencia, trabajo previo del cineasta y que inspira e inicia esta ópera prima, y que el premio respondía más a resaltar el modo de hacer cine de bajo presupuesto, de estética cercana al cine directo en algunos momentos y que permite resaltar este tipo de acercamiento a los personajes de la vida real a medio camino con la no ficción. Sin embargo, Árabia o Viejo Calavera hubieran sido excelentes ganadoras como mejor película de esta competencia, afirmando el gran nivel creativo y profesional del cine latinoamericano.

Lo mismo me sucede con Tonsler Park, ganadora en la competencia de Derechos Humanos (?), que ubico en una corriente de opinión que sublima inevitablemente el tema afroamericano dentro de la crisis social en EEUU, viéndolo como eterna minoría en reclamos y objeto de observación y extrañeza; una película que sufre quizás el mismo sentido común que alaba y premia a films con Moonlight o Get Out.

A fin de cuentas, esta edición del BAFICI supuso afirmar al BAFICI como espacio para medir el pulso del cine argentino y de recuperar en la región algunos films de visión imprescindible.

A continuación mi lista cinéfila de lo mejor que vi, considerando solo los rescates y los estrenos:

Trás-os-Montes/Ana de António Reis y Margarida Cordeiro
La vendedora de fósforos de Alejo Moguillansky
Toublanc de Ivan Fund
Cínicos, de Raúl Perrone
Las cinéphilas de Maria Álvarez
La película de Manuel, de Lucas Damino y Sebastián Menegaz
Dhogs de Andrés Goteira
Des autres terres souples de Marc Hurtado
Mudar de Vida de Pablo Rocha
Shellshock Rock de John T. Davis
Io sono un autarchico de Nanni Moretti
El gran silencio de Sergio Corbucci