Por Pablo Gamba
Júlio Bressane es un cineasta que no parece recibir todavía el reconocimiento que su obra merece. Fue junto con Ozualdo Candeias y Rogério Sganzerla una de las figuras más importantes del cinema marginal o undigrundi de Brasil, y es el único sobreviviente de los tres. Algunos críticos llamaron “cine suicida” al movimiento que surgió a finales de los años sesenta en ese país, como reacción frente al “aburguesamiento” y el “paternalismo” del cinema novo. “En esas películas, héroes desesperados del lumpen se embarcan en una búsqueda demente de la liberación personal y colectiva, y el sexo y la droga se convierten en metáforas de la libertad”, escribió Robert Stam en Brazilian Cinema.
Una retrospectiva del Festival de Turín en 2002 puede ser considerada el comienzo del rescate de la obra de Bressane, cuyas tres películas más recientes fueron estrenadas en Locarno: Educaçao sentimental (2013), Garoto (2015) y Beduino (2016). El Bafici se hizo parte de la revaloración con una retrospectiva y un libro en 2013, y la programación de Garoto el año pasado. Antes Bressane había recibido el premio a la mejor película del Festival de Brasilia –dedicado al cine nacional– por Miramar (1997), Filme de amor (2003) y Cleópatra (2007).
Dos momentos de la obra del cineasta se confrontan en Beduino. Por una parte están fragmentos que se han conservado de la espontaneidad salvaje de Memorias de um estrangulador de louras (1971) y también de A fada do Oriente (1971), que según el cineasta no llegaron nunca a exhibirse; por otra, el intimismo de sus películas más recientes sobre parejas, con la participación de Alessandra Negrini, actriz de Cleópatra y A erva do rato (2008), y Fernando Eiras, de Filme de amor, Dias de Nitzsche em Turin (2001) y O mandarim (1995). Los dos tienen, además, una destacada trayectoria en la televisión.
El contraste entre esas imágenes podría ser considerado un correlato estilístico del tema de la incomunicación. También la evocación que el título hace de los habitantes nómadas del desierto y el reiterado rechazo de Bressane a la manera de narrar que ha sido instaurada como omnicomprensible en el cine. El ámbito cinematográfico no es, en películas como Beduino, un mundo de personajes que parezcan análogos a las personas del público, y que puedan ser entendidos como tales –al comienzo hay una broma sobre la vida como vista a través del ojo de una cerradura–. Se trata de recuperar la linterna mágica: un teatro de los sueños y de los pensamientos, que cristalizan en la luz proyectada sobre la pantalla.
BAFICI 2017: TRAYECTORIAS
Dirección y música: Júlio Bressane
Guion: Júlio Bressane, Rosa Dias
Producción: Fernanda Romero
Fotografía: Felipe Schettino, Pablo Bailao
Dirección de arte: Moa Batsow
Edición: Rodrigo Lima
Sonido: Damiao Lopes
Reparto: Alessandra Negrini, Fernando Eiras
Brasil
2016