Por José Sarmiento Hinojosa
Hay que reconocer el trabajo del ruso Tverdovsky para “insertar” el elemento central por el cual se decanta la inusual Zoology. Los primeros minutos de metraje, para el no enterado, discurren entre la estructura narrativa usual de un drama de alienación, en donde Natasha, empleada del zoológico, lleva una vida convencional y vacía, con compañeras de trabajo que parecen divertirse a sus espaldas y una madre religiosa obsesionada con leyendas urbanas de criaturas que habitan la ciudad..
Luego de entrados varios minutos, y en el momento que Natasha se desnuda para realizarse un examen médico, descubrimos que esta mujer posee una cola. Pero el hecho otrora fantástico en otras circunstancias se convierte en un detalle que se pierde entre los trámites burocráticos de un hospital. Es cierto, Natasha posee una cola, pero el sistema médico parece más preocupado en sostener su aparato de procesos que no conducen a ninguna parte que preocuparse de tamaña malformación.
La segunda parte del film está manejada con un pulso excepcional. La cola, esta gran analogía, luego del encuentro de Natasha con el que parece ser su verdadero amor, se va desnudando, y cuando parece que puede finalmente aparecer para formar parte verdadera de una sociedad que parece lista para aceptarla, es rechazada inmediatamente. La cola, que representa la libertad erótica y social de Natasha, pasa a convertirla en un monstruo absoluto, un paria, la leyenda del pueblo hecha carne, el demonio en vida.
Zoology es una comedia devastadora sobre lo alienante de un ambiente donde lo social es el infierno, donde ser distinto, ser el otro, está prohibido.
Director: Ivan Tverdovsky
Guion: Ivan Tverdovsky
Productores: Natalya Mokritskaya, Mila Rozanova
Rusia, Alemania
2016