Por Pablo Gamba
Unas preguntas (2018) es un modesto documental que, salvando las distancias, hace recordar una obra monumental del cine latinoamericano: La batalla de Chile (1975-1979) de Patricio Guzmán. Ambos son el resultado del exhaustivo seguimiento a un proceso político. En el caso del film de Kristina Konrad, realizado exclusivamente con material grabado en el pasado para la televisión suiza, se trata del referéndum de 1989 en Uruguay, con el que se intentó derogar la ley de amnistía a militares que cometieron violaciones derechos humanos durante la dictadura. En el film de Patricio Guzmán, son los hechos que tuvieron como desenlace el golpe de Estado contra el presidente socialista chileno democráticamente elegido Salvador Allende, en 1973. En ambos casos, además, lo que predomina es el interés por comprender de la mejor manera posible lo sucedido, sin pretender ser “objetivo” a la manera del periodismo.
Dos interrogantes guían el acercamiento de las tres documentalistas de Unas preguntas a la gente común en la calle, en una fórmula del cinéma vérité: ¿qué es para usted la paz? y ¿qué es la justicia? Se relacionan con los dos temas en torno a los cuales se desarrolló la campaña del referéndum: la conveniencia de dejar las cosas como estaban, por temor al posible retorno del pasado de insurrección política y el posterior golpe de Estado, y la necesidad de conocer la verdad de lo sucedido y establecer responsabilidades, para que no vuelvan a cometerse atrocidades como las que ocurrieron durante el régimen militar.
Las respuestas hacen que la película trascienda la crónica de lo sucedido, desde el recojo de firmas para convocar la consulta popular hasta algunas reacciones inmediatamente posteriores a la derrota de los partidarios de derogar la amnistía. Uno de los problemas que se plantean de esa manera es cómo la sombra de miedo de una dictadura puede continuar inhibiendo a una sociedad en la que se ha restablecido la democracia, lo cual se percibe en el balbuceo e incoherencia de las respuestas de los primeros consultados. Asimismo se registra cómo la marcha hacia el referéndum cambia esa situación: los entrevistados se van abriendo hasta llegar a defensas frontales de la lucha armada de los Tupamaros, por una parte, y de la dictadura militar, por otra.
Por lo que respecta al contexto, la realizadora tuvo la lucidez de considerar los contenidos que rodeaban los mensajes en el medio de comunicación por el que principalmente eran difundidos: la televisión. Su mirada al debate entre la gente tiene así como complemento el papel que la publicidad y la programación comercial desempeñan en el funcionamiento en una sociedad de consumo subdesarrollada, en la que el voto es una decisión análoga a las de compra y la política se diluye en un mercado tan de facto como lo fue el régimen militar. Son dos emociones las que en consecuencia se enfrentaron en las pantallas y en las urnas, no dos posiciones racionalmente sustentadas: la alegría y el miedo. La primera no logró infundir suficiente decisión para vencer a la segunda.
El documental se parece en eso a otra película chilena, en este caso de ficción: No (2012), sobre la campaña del referéndum de 1988 en Chile, en el que se votó mayoritariamente por el fin de la dictadura de Augusto Pinochet. También por el uso del formato U-Matic para el registro, algo que rescató de aquella época el director de No, Pablo Larraín. Ambas campañas, además, fueron similares por el tono y porque una de las partes de propuso “vender” alegría.
Unas preguntas también se asemeja a La batalla de Chile por la extensión que requiere la consideración de temas complejos con profundidad: cuatro horas y media en el caso de la película de Guzmán –que está dividida en tres partes independientes, cada una de la duración convencional de un largometraje–; casi cuatro horas exactas en el de Konrad, que se desarrolla sin interrupciones. Eso es lo que le da un aire de grandeza a Unas preguntas, que fue grabada por un pequeño equipo de mujeres. Quizás en ese momento no eran conscientes de que su material iba a servir para que el cine escribiera la historia del que pudo ser un acontecimiento trascendental para la democratización de América Latina.
Competencia de derechos humanos
Dirección, guion, producción y fotografía: Kristina Konrad
Sonido: Maria Barhoum, Graciela Salsamendi
Montaje: René Frölke
Duración: 237 minutos
Alemania-Uruguay, 2018