BAFICI 2019: THE UNICORN DE ISABELLE DUPUIS Y TIM GERAGHTY

BAFICI 2019: THE UNICORN DE ISABELLE DUPUIS Y TIM GERAGHTY

Por Pablo Gamba

Peter Grudzien publicó en 1974 un disco pionero en la historia de la música country estadounidense, del cual toma el título el documental que Isabelle Dupuis y Tim Geraghty hicieron sobre él: The Unicorn. Fue el primer álbumabiertamente gay en la historia del género musical, publicado por el artista de manera independiente, y resultó un fracaso en ventas. El cantautor e ingeniero de sonido murió en 2013, luego de años en situación precaria, en particular por lo que respecta a la casa donde vivía y que era propiedad de su padre.

The Unicorn evita el relato habitual del ascenso y caída del artista. Tampoco es una historia de la vida de Grudzien como gay, desde el descubrimiento de su deseo de los hombres, el usual enfrentamiento con la familia –aunque se percibe en la película, en la relación con el padre– y, la decisión de salir del closet, que en su caso se dio publicando canciones de temática homosexual.

A un documental le toca contar y mostrar lo que no tiene cabida en esos otros relatos, y es lo que en cierto modo hace esta pequeña película. Los encuentros con Peter Grundzen, quien murió en 2013, comienzan en el relato con la llegada de alguien enviado para hablar con él del desalojo de la vivienda, que pertenecía a su padre, y es siempre desde el presente del rodaje, que se hizo entre 2005 y 2007, con un epílogo de grabaciones hechas por Grudzien cinco años después, que el artista cuenta y muestra cosas sobre su carrera y su vida.

La película pone en relación la manera de ser del personaje con su condición de hijo de una familia de clase obrera, en la que el padre comenzó a trabajar a los nueve años de edad en una mina de carbón y fue después obrero sindicalizado. Más afectada resultó la hermana, esquizofrénica desde niña y hasta su muerte. Hay un vínculo entre pobreza y locura lúcidamente establecido así en el documental. Los familiares mentalmente saludables son los primos, todos profesionales, y son la principal amenaza para los “locos”.

Sin embargo, The Unicorn se decanta por el drama familiar, en lugar de profundizar en las cuestiones sociales y en la observación del personaje. Aunque se aparta de los lugares comunes de las historias de artistas y gays, aún se inscribe en ese cine y esa televisión hechos sobre la base de la falsa premisa de que las películas no se entienden si no se aferran a tópicos como esos. Por eso, no se detiene tanto a ver y a escuchar como pudo y debió hacerlo. El tiempo del relato le roba el tiempo a eso otro, más importante.

No obstante, hay en ella un detalle iluminador sobre la manera cómo el cine documental puede ser solidario con sus personajes, además de explotarlos como tema. Grudzien grababa con una cámara de video casera a aquellos que lo visitaban para presionarlo con el tema de la venta, sabiendo que el registro de lo que pasaba podría ayudarlo frente a las autoridades judiciales, como quien hoy recurre al celular cuando es víctima o testigo de un crimen, o de un abuso. Hay algunas de esas imágenes en la película, y el resto del material se asimila en su aspecto a ellas por sus características técnicas, aunque la inseguridad de Grudzien con la cámara marque una diferencia. La película se hace así desde la autodefensa del músico, aunque en este caso sea ante la cada vez más pequeña parte de la sociedad que es el público del documental independiente.

Competencia internacional

Dirección: Isabelle Dupuis, Tim Geraghty
Producción: Isabelle Dupuis
Fotografía: Isabelle Dupuis, Scott Wallace
Montaje: Tim Geraghty
Sonido: Bill Colvin
Estados Unidos, 2018