BAFICI 2022: HISTORIA UNIVERSAL DE ERNESTO BACA

BAFICI 2022: HISTORIA UNIVERSAL DE ERNESTO BACA

Por Pablo Gamba

En Historia universal, que se estrena en la competencia Vanguardia y Género del BAFICI, Ernesto Baca no continúa el camino hacia un cine experimental en el que domina la narración de Israel (2021), que fue parte el año pasado de la competencia americana. El realizador argentino, que se distingue entre los que hacen este tipo de cine por su producción de largometrajes, presenta una obra más fragmentaria. Está compuesta de segmentos expositivos, introducidos con intertítulos, a los que dan unidad los personajes y sus voces. También motivos como el viaje por vías de tren en una zorra –posible cita de Stalker (1979), de Andrei Tarkovski– y otros tomados de la ciencia ficción; el tema de la colonización del mundo de la vida por la mecanización que impulsa el Capitalismo, y el principio formal de la tríada, que representa la “síntesis espiritual” y la “resolución del conflicto planteado por el dualismo”, según el Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot.

La síntesis comprende un desarrollo de la integración digital de lo registrado y manipulado fílmica y electrónicamente. Había cristalizado en Israel y ha sido la respuesta a la crisis que planteó para Ernesto Baca la discontinuación de la película Super 8, a lo que dedicó el largometraje Réquiem para un film olvidado (2019). Dio relieve también, en su cine, al tema del poder que las corporaciones privadas ejercen sobre la sociedad, los deseos y la vida, al que podría referirse lo “universal” de la historia del título. En esa otra película se trataba en particular del fabricante de películas Kodak, llamado allí “el gigante amarillo”, mientras que en Historia universal la cuestión se argentiniza con una referencia a las empresas Di Tella.

Pero hay una permanente tensión en la síntesis, como se expresa en la simbología de la tríada. Se usa el prisma para hacer lo contrario a la integración fílmica-electrónica de las imágenes, por ejemplo: descomponer la luz en los colores del arcoíris. A pesar de los dispositivos que dan unidad a la película, la diversidad de recursos expresivos parece hacerla estallar. Van desde la intervención química del soporte fílmico hasta el performance y el circo, incluyendo un tipo de animación abstracta en la que pueden reconocerse esbozos de figuración, de una manera que recuerda a Norman McLaren. También está presente un montaje en contrapunto característico de los largometrajes de Baca, en el que las partes narrativas o expositivas se alternan con otras que crean espacios abiertos al asombro y el placer que producen por sí mismas las imágenes. Otra tensión material relevante es la que hay entre el origen experimental del cine de Baca, en exhibiciones que muchas veces son la experiencia única de un performance, con improvisación en el uso de varios proyectores y música interpretada en vivo, y la creación de películas destinadas a tener algún tipo de circulación de la manera habitual en salas del “cine de arte”, inscritas en el modo de producción que da sustentabilidad a las cinematografías nacionales subsidiadas con fondos públicos.

Pero, aunque en el tipo de obra que es Historia universal el público no es partícipe del acontecimiento irrepetible de una proyección experimental – “no busco espectadores, busco testigos”, frase de Réquiem para un film olvidado–, sí lo es por el trabajo de construir cada uno su propia película que le exige la interpretación de lo simbólico, abierta siempre a múltiples posibilidades, para lo cual le dan tiempo los “intermedios” de animación, además. Esto representa la continuidad de una tradición de creación poética de mitos, emblemática del cine experimental estadounidense de las vanguardias de la segunda mitad del siglo pasado, que en Historia universal trasciende lo psicodramático –es decir, lo personal o familiar– e incluye una pluralidad de personajes y voces que podrían aspirar a conformar un “nosotros”. Sobre esta base hay que recalcar que Historia universal no es una obra esotérica ni difícil por el trabajo de interpretación que plantea. Por el contrario, invita a participar al público no familiarizado con el cine de expresión simbólica mediante la intervención de voces narradoras cuyo registro no es “literario”, en un sentido elitesco, sino el propio de una poesía como la de las letras del rock, por ejemplo, así como los motivos fácilmente reconocibles de la ciencia ficción, con lo que podría identificarse un número más amplio de espectadores. Es una apropiación análoga a las imágenes de la cultura pop en las películas de Kenneth Anger, una de las figuras más importantes del cine experimental, aunque el sentido tenga siempre otras  capas más profundas, que en Anger llevan al ocultista Aleister Crowley, y en Baca al pensamiento político de los situacionistas. Son las instituciones las que hacen “elitesco” el cine experimental, no necesariamente las películas, y con relación a esto hay que ver también la opción de llevarlo a los cines y no a las galerías de arte.

Vanguardia y Género
Historia universal
Dirección, guion y dirección de arte: Ernesto Baca
Producción: Cecilia Fiel
Fotografía: Sebastián Tolosa, Julio Fermepín
Montaje: Amado Casal
Sonido: Luciana Foglio
Música: Pablo Ramas
Interpretación: Pilar Boyle, Julieta Tramanzoli, Dulce Huilen Azul, Osvaldo Vigna
Argentina-México, 2022, 66 min.