Por Aldo Padilla
El título del balance alude a una de las grandes películas del festival Sobre las cosas que me han pasado, de José Luis Torres Leiva, un corto que sirve como espejo a los 25 años del festival de Valdivia: el cine pequeño y sensible que va dejando huella a partir de su fragilidad, en base a una poesía cotidiana. El programa de este año se definió por la celebración del cine nacional de los últimos años, desde la consolidación del Novísimo cine chileno hasta una última etapa que podemos definir como la Nueva mirada femenina, la cual ha ido marcando la última década en el cine local, ya que más allá del reconocimiento a gran escala que han obtenido Lelio y Larraín, las obras que han ido definiendo una identidad en Chile han sido dirigidas por mujeres como Maite Alberdi, Lorena Giachino, Marcela Said, Claudia Huaiquimilla, Tizziana Panizza, Camila Donoso, Pepa San Martin, Dominga Sotomayor, directoras que en su totalidad han estado presentes en las ediciones pasadas de Valdivia y que plasman perfectamente el papel del festival y sus diferentes competencias, de forma de dar el impulso inicial a un cine chileno en constante evolución y cuya mirada femenina muestra que es posible lanzar un cine más social, inclusivo, sensible y contingente a los constantes cambios a los cuales se enfrenta el país, tanto desde la ficción como desde el documental.
Competencia Internacional
Still recording, de Saaed Al Batal y Ghiath Ayoub, obtuvo el premio principal de la Competencia Internacional, lo cual tiene un mensaje fuertemente político y humanista de parte del jurado. Las 500 horas filmadas desde diferentes cámaras en distintas locaciones de Damasco logran resumirse en 2 horas a través de un montaje que deja ver las variaciones de animo de los habitantes que van discurriendo entre la esperanza y la resignación. Las consecuencias de la guerra en Siria en sus distintos estratos sociales muestran una unión del pueblo frente a la adversidad y donde el compañerismo se muestra como escape al sonido omnipresente de las balas contra la ciudad, todo esto visto desde el punto de vista de dos artistas quienes van enseñando la forma de registrar la realidad, a sus compañeros y amigos. En un animo similar está el ensayo Erased,_ Ascent of the Invisible, de Ghassan Halwani, aunque su registro se mueve un poco más entre la performance, la animación y la investigación fotográfica, la memoria de la guerra civil libanesa que se trata de recuperar en medio de las capas temporales de carteles que cubren los muros de la Beirut moderna y donde presentan al arte como forma de enfrentar las mentiras oficialistas y que los que gobiernen el presente no puedan tener el poder de reescribir o borrar el pasado.
Competencia Chilena
La victoria en la competencia chilena de Los sueños del Castillo de René Ballesteros es un gran acierto, a partir de una mirada que se mueve entre el onirismo y un tono cercano al terror, visto desde los ojos de adolescentes que se encuentran en centros de retención de menores y cuyos sueños son contados en pantalla de forma de entender como la precariedad en la cual se encuentran se ve reflejado en sueños que los atormentan. La otra gran película de la competencia chilena fue Las cruces de Carlos Vásquez y Teresa Arredondo es un documento sobrio, cercano al estilo de Eric Baudelaire, sobre la complicidad de empresas y civiles en detenciones irregulares durante los primeros años de la dictadura. Dentro de esa sobriedad las imágenes adquieren una materialidad diferente y permiten mostrar las numerosas historias de la etapa de represión más dura y que aún están ocultas, donde parte de la población fue cómplice.
Pequeña e inesperada sorpresa fue Vivir allí no es el infierno, es el fuego del desierto. La plenitud de la vida quedó ahí como un árbol, de Javiera Véliz, cuya longitud del titulo se contrapone con el discurso mínimo y contemplativo del film, una mirada desde la distancia, de algún poblado perdido en el limite entre el árido norte y el centro agrícola de Chile, con ciertas similitudes al cine de Lois Patiño, donde la poesía visual se construye a partir de una mirada lejana, pero que permite entender a los habitantes unidos con su entorno.
Frente a la gran selección de las anteriores películas el documental Zurita de Alejandra Carmona, deja una sensación de decepción, ya que su protagonista el poeta Raúl Zurita es un personaje fascinante que logro establecer en Chile a la poesía como un arma de resistencia frente a los abusos del gobierno, aunque el film no logra captar de forma certera esa esencia y se desvía a una especie de melodramatismo cuyo lenguaje se acerca más a la performance que al cine como tal. Finalmente, Cielo de agua, de Margarita Poseck es la película más deficiente de la competencia nacional, una ficción con serios problemas técnicos y actorales y cuyo discurso sobre vivos y muertos apenas tiene consistencia.
Galas
El debut de Roberto Minervini en Chile marco la sección con los nombres más pesados del festival. What You Gonna Do When the World’s on Fire? definió finalmente el debut del italiano afincado en Estados Unidos, quien a pesar de su impacto en el panorama cinéfilo con su “Trilogía de Texas” + The other side (Louisiana), no había encontrado espacio en los festivales chilenos, a pesar de su radicalidad pocas veces vista en el cine americano independiente actual. Si su filmografía previa había estado definida por su mirada cruda sobre la pobreza de la población blanca del sur, su último film se orienta a la lucha política de la comunidad afroamericana en el mismo sur, encarnada en la ideología del partido Pantera Negra. El claro discurso político adquiere una fuerza arrolladora en una época tan convulsa como la actual y que dialoga con filmes como BlanKkKlansman en cuanto al ciclo de lucha de los derechos civiles que se repite constantemente. Aunque es inevitable pensar que en las anteriores películas de Minervini el planteamiento no era tan lineal como en este último film, lo que permitía generar cierta ambigüedad a la hora de formar una opinión sobre lo visto, además del hecho de una constante repetición de las ideas que no aporta mucho a un discurso que se encuentra bien definido.
Competencia juvenil
El debut de la sección Competencia juvenil de la mano de la directora y programadora Tiziana Panizza fue por demás promisorio, ya que una competencia de estas características permite una interacción más cercana del festival con la comunidad, en especial en la formación de nuevos públicos, además de haber contado con una programación cuyo eclecticismo para una primera edición se ve como bastante arriesgada, con una predominancia de no ficción y que se encuentra lejos de subestimar al publico joven.
La competencia presentó la ópera prima de Laura Bari, Primas, la cual venia precedida por su estreno en la competencia internacional de Mar de Plata, cuya protagonista lucha contra un gran trauma que puso en riesgo su vida y cuyas secuelas todavía le recuerdan el complejo momento, todo esto acompañado por el apoyo de amigas y primas, que muestran esa solidaridad que puede ser el resumen de un film que apuesta por la humanidad y la lucha compartida frente al horror del pasado. También destacable el documental Amal de Mohamed Siam, que repasa las distintas etapas de la revolución egipcia vista desde los ojos de una adolescente por un lapso de 6 años. El camino tanto de la protagonista como de una revolución que en algún momento muestra consecuencias impensadas, son la contracara de una primavera árabe, que si bien en algunos casos logro sacar a tiranos aferrados al poder por décadas dio paso a grupos religiosos radicales o militares que tomaron el poder, volviendo a un punto de partida casi tan complejo como el inicial.
También destacable es el film políglota The best thing you can do with your life de Zita Erffa, cuyo metraje deja mas dudas que certezas respecto a un personaje impenetrable y cuya sonrisa y diplomacia siempre dejan ver que hay algo oculto detrás, en el documental la directora va recorriendo el camino del sacerdocio de su hermano en una organización católica, que a pesar de aparentar cierta transparencia a la hora de mostrarse en el film, deja un halo de preguntas sin respuesta que la directora no logra contener.
Top 15 (Películas vistas por primera vez con motivo del festival)
- Naomi Campbel, de Nicolás Videla y Camila José Donoso (Chile, 2013, 83’)
- Sobre las cosas que me han pasado, de José Luis Torres Leiva (Chile, 2018, 13’)
- Los sueños del castillo, de René Ballesteros (Chile, 2018, 72’)
- Hotel by the river, de Hong Sang-soo (Corea del Sur. 2018. 96’)
- Ash is purest white, de Jia Zhang Ke (China. 2018. 150’)
- Words, planets, de Laida Lertxundi, (España, Estados Unidos, 2018, 11’)
- Esta película la hice pensando en ti, de Pepe Gutiérrez (México, 2018, 66’)
- Enigma, de Ignacio Juricic (Chile, 2018, 80’)
- The grand bizarre, de Jodie Mack (Estados Unidos, 2018, 60’)
- Ainhoa, yo no soy esa, de Carolina Astudillo (España, 2018. 98’)
- Vivir allí no es el infierno, es el fuego del desierto. La plenitud de la vida quedó ahí como un árbol, de Javiera Véliz (Chile, 2018, 58’)
- One cut of the dead, de Shin’ichirô Ueda (Japón. 2017. 96’)
- Familia sumergida, de María Alché (Argentina, 2018, 91’)
- Amal, de Mohamed Siam (Egipto, Líbano, Alemania, Francia,2017, 83’)
- Still recording, de Saaed Al Batal y Ghiath Ayoub (Siria, Líbano, 2018, 116’)