BERLINALE 2016: BALANCE

BERLINALE 2016: BALANCE

Por Juan Carlos Lemus

La fiebre de sábado en la noche, lamentablemente no por dármelas de Travolta, no me dejó alientos sino hasta ahora de finiquitar esta cobertura del festival berlinés. El resumen para mí no pasa por Fuocoammare, que aún teniendo todas las credenciales para ser el gran ganador de la noche del sábado pasado es un premio que me resulta evidente tanto por el momento histórico, como por el discurso político al que la Berlinale normalmente fija sus términos. Así que no es debido a la sobrevaloración de obras de segunda línea que trato de explicar alguna finura que pueda llegar a tener, parafraseando a Julian Barnes en El loro de Flaubert, en cuanto una cosa es ser claros y otra, es pasar a la obviedad.¿Dónde está el truco de esta Berlinale, cuáles son las gemas? Eliminando a la ganadora del Oso dorado, mis preferidas son United States of love, Kollektivet, Muerte en Sarajevo, Cartas da Guerra, Sand Storm, Crusscurrent, War on everyone, A quiet passion y Chi-raq. Todas tienen elementos suficientes para hacer valer su presencia en Potsdamer Platz pero sin lugar a dudas ha sido Smrt u Sarajevu (Muerte en Sarajevo), donde se condensan todas las pretensiones artísticas y políticas que sostienen a la Berlinale. Tanovi?, el director de este filme bosnio, nos pone como protagonista un ser inanimado pero que está lleno de vida. Un hotel cuyo nombre da fe de su importancia: Europa.

El guión se basa en el libro Hotel Europa de Bernard-Henri Lévy, y comienza en la terraza soleada donde una periodista dialoga con analistas de diversos pelambres sobre el acontecimiento que ha puesto los ojos otra vez después de 100 años en Sarajevo: el asesinado de Franz Ferdinand. Allá arriba ellos no oyen el ruido de la calle, están repitiendo lo que quieren oír y cuando no fracasa el diálogo debido a que aún no están de acuerdo en lo mínimo. ¿Cuáles son los buenos y los malos? Sumadas otras más, las fallas de origen del proyecto europeo llenan de miedo al no encontrarse respuestas. Porque aunque el proyecto europeo tal vez sea la aspiración más grande en el que está metida la humanidad cuando miremos al pasado, hoy Europa se ve como este hotel por el que han pasado grandes invitados, mas hoy hace aguas y no paga salarios.

El manejo de los contrastes que nos indica la iluminación y manejo de cámaras por parte del cinematógrafo Zubcevic nos muestra con sutileza cierta esperanza, desde la terraza donde se dialoga y se espera que llegar a conclusiones importantes, hasta el hastío de los dos submundos en los bajos de este hotel. La clase trabajadora camina por pasillos faltos de luces mientras sostiene el funcionamiento del hotel y a su vez planea dar un golpe de astucia aprovechando el momentum de atención que trae el festejo. La madre de la conserje está jugada en contra del querer de su joven hija la conserje. En el otro extremo, la luz roja cansina esa parte ha dejado a los que en la mala hora el gerente solicitó ayuda para salir de la crisis como los patrones reales de la situación.

Y entre esos dos mundos internos está los invitados: un representante de Europa, que acá nadie sabe bien qué significa, qué es ni quiénes la conforman, y que llega con falsa superioridad y afanado por detalles ínfimos. Su brega pasa, por sobretodo, en cuidar las palabras que empleará debido a que no hay que decir nada que pueda ser mal interpretado. La Unión debe traducir todo a 23 idiomas oficiales, ya nos damos cuenta lo tardo que es el elefante. Y la dirigencia local, la conserje y el gerente que ponen su sacrificio y empeño en sacar el proyecto adelante mientras otros no son capaces siquiera de moverse.

Y el desenlace que se precipita de buena forma y no como truco de mago de pueblo. En el último momento todo se decide, lo más inesperado lleva a que lo planeado desde largo tiempo quede en el tintero. Los juegos de poder que ya no van más, madre e hija que lloran juntas, el gerente adormilado por el alcohol, el europeo en su discurso, la policía que ha fallado su misión, la reportera que no puede decir palabra… porque como siempre, es aún muy temprano para sacar conclusiones al estar en medio de la espuma de los acontecimientos.