Por Mónica Delgado
La historia que relata Vazante no es nada nueva. Más bien está llena de tópicos recreados hasta el hartazgo en diferentes films, e incluso telenovelas, sobre los tiempos de la esclavitud y las pequeñas rebeliones en haciendas y plantaciones en el siglo XIX: relaciones de poder y romances soterrados entre negros y blancos. Y menciono “pequeñas rebeliones” porque de lo que trata Vazante es precisamente sobre un preciso acto de resistencia. Una púber es casada con un colono a la fuerza (lo usual en la época en que se ambienta el film, 1821), y durante los viajes del hacendado, ella se vincula con un adolescente esclavo. Sin embargo, el film cobra interés, pese al deja vu de la trama, en los recursos que emplea Thomas para su puesta en escena.
Presentada como parte de la sección Panorama Special de la Berlinale, Vazante se luce en un impecable blanco y negro, a cargo de Inti Briones; lo que permite establecer mejor las caraterísticas de los personajes, como el de la púber casada, Beatriz (Luana Nastas), que asoma como entidad fantasmagórica ante los ojos del desconcertado Antonio (Adriano Carvalho), el dueño de las tierras, y tío, que acaba de perder a su esposa en un parto. Y de la mano de este uso de la textura fotográfica es que Daniela Thomas opta por un encuadre que sugiere, que oscila entre panorámicos y fuera de campo, para representar un territorio que sirve de cobijo tanto para los amantes como para los esclavos que sueñan con ser libres.
Si bien en la sinopsis del film se habla de Vazantes como una apuesta por desnudar una etapa histórica desde el género, lo que vemos más bien es un acercamiento a un retrato particular de un hombre de poder en oscilación, atrapado en su deseo de ser padre y de extender la fortuna lograda. Esta representación de la hacienda como microcosmos de castas, excluídos, encadenados, renegados y mártires aparece débil al mostrar estos vínculos sociales, ya que como crítica o como exploración a ese universo de sumisión no es del todo lograda, pero sí gana más desde los detalles de las relaciones íntimas entre hermanos, los ausentes, o la madre enloquecida, sobre todo debido a una cuidada dirección de arte.
Hay una secuencia lograda trabajada precisamente a partir de esta cuidada dirección de arte que menciono y que ayuda a definir mejor el perfil de los personajes en esta historia de atracciones que se sugieren: el hacendado va a un convite a casa de su hermano, y la niña que lo atrae juega a esconderle los zapatos. El hacendado perdido, totalmente sumiso, cae rendido ante esta nueva sensibilidad que lo seduce, espacio del sentimiento donde los esclavos, capataces y criadas siguen permaneciendo ajenos o invisibles.
Panorama Special
Directora: Daniela Thomas
Guión: Daniela Thomas, Beto Amaral
Fotografía: Inti Briones
Editor:Estevan Schilling, Tiago Marinho
Sonido: Vasco Pimentel
Diseño de producción: Valdy Lopes JN
Vestuario: Cassio Brasil
Make-up: Rosemary Paiva
Casting: Patrícia Faria, Cida Reis, Sofia de Portugal, Toumani Kouyaté
Asistente de Director: Luiz Felipe Fernandes
Productores: Beto Amaral, Maria Ionescu, Sara Silveira
Co-productores: Pandora da Cunha Teles, Pablo Iraola
Co-producción: Ukbar Filmes, Lissabon
Brasil / Portugal, 2017