BERLINALE 2018: MUSEO DE ALONSO RUIZPALACIOS

BERLINALE 2018: MUSEO DE ALONSO RUIZPALACIOS

Por Aldo Padilla

El documental chileno Robar a Rodin parte de la idea de la presencia-ausencia de una obra de arte, todo esto a partir del robo de una obra del escultor francés a cargo de un estudiante de arte y que generó una enorme cantidad de visitas al museo donde se llevaba a cabo la exposición. El ladrón planteó que su robo era parte de una performance que demostraba que la ausencia de esa obra también tenía una justificación artística, un efecto sobre la sociedad que la hacía moverse en masa para ir a ver la vitrina vacía. “No apreciamos algo hasta que lo perdemos”, aunque en el caso de la mexicana Museo se añade otra premisa: que no se aprecia algo que no se sabe que se pierde.

El proceso interno del protagonista de Museo es similar, ¿que es lo que tiene y que es lo que está a punto de perder?, ¿que es lo que lo define en su paso por este mundo? Trabajos pequeños y una carrera universitaria que parece no implicar vocación, una familia que lo mira con algo de condescendencia y un amigo cuya admiración permite que el protagonista lo maneje a su antojo, alejándose de la complicidad y acercándose más a la manipulación. El robo del museo en el cual el protagonista trabajó en algún momento se muestra solo como una excusa frente al inmovilismo, como una forma de despertar un pequeño bicho tanto en una familia disfuncional, como en un país al cual parece no importarle su legado hasta que este desaparece. Aunque todo este tratamiento está tratado con algo de cinismo de parte de Alonso Ruizpalacios, quien se empeña en resaltar las constantes contradicciones de su protagonista, desde su escepticismo contagiante por tradiciones impuestas frente a su extraña espiritualidad relacionadas con las cultura mexicana o desde su discurso sobre el saqueo de la cultura mientras él mismo busca beneficiarse de ella.

El film se sostiene en buena parte de sus dos horas gracias al humor físico del film, aunque esto se pierda a medida que uno se va distanciando del visionado. Sus cimientos son un poco débiles ya que ni la empatía, ni su poder visual son bases particularmente fuertes en la película, posiblemente su gran peso esté en su autoconciencia cinematográfica basada en las constantes referencias a cine clásico, que permite que el film respire cuando parece ahogarse por la desesperanza del protagonista o la ineptitud del Estado, que es excesivamente caricaturizante en sus cortas apariciones.

Museo busca su accesibilidad al gran público tanto por sus estrellas que se encuentran cómodas y naturales en sus roles, la ligereza de las situaciones, el efecto thriller y algún momento de intensa sensualidad que buscan recuperar la atención en momentos donde la historia parece estancarse. Esto precisamente define la película, pequeños salvavidas constantes que no tienen la suficiente consistencia para transformar a Museo en la gran película que se esperaba del director de Güeros, que si bien no es un film pretencioso, se alcanza a percibir una apuesta demasiado grande en contraposición a la sencillez y honestidad del anterior film.

Competencia oficial
Director: Alonso Ruizpalacios
Guion: Manuel Alcalá, Alonso Ruizpalacios
Director de fotografía: Damian Garcia
Edición: Yibran Asuad
Música: Tomas Barreiro
Diseño de sonido: Javier Umpierrez
Sonido: Isabel Muñoz Cota
Diseño de producción: Sandra Cabriada
Vestuario: Malena De La Riva
Maquillaje: Iñaki Legaspi
Asistente de dirección: Pablo Giles
Casting: Bernardo Velasco
Jefa de producción: Mariana Rodriguez
Productores: Gerardo Gatica, Alberto Müffelmann, Ramiro Ruiz, Manuel Alcalá
Productores ejecutivos: Moisés Cosío, Gael García Bernal, Anant Singh, Brian Cox, Robert Lantos
México, 2018.