Por Mónica Delgado
Como sucede con algunos recientes trabajos de Hong Sang-soo, las mujeres son el centro de una serie de relatos, donde los usuales motivos estilísticos del cineasta coreano permanecen. Pero a diferencia de los demás films de su autoría, aquí, en este film de la competencia oficial de la Berlinale, los hombres están demás.
Viendo The woman who ran, recordé una película de Claire Denis, Un bello sol interior, donde el personaje de Juliette Binoche ve afectado su estilo de vida de mujer de cuarenta y pico de años, libre y fresca, debido a la aparición de una galería de personajes masculinos histéricos, como un reverso justiciero frente a las cientos de representaciones sobre las mujeres neuróticas que nos ha dado la historia del cine. En esa película vemos a Binoche lidiando con hombres quejosos, aniñados, reprimidos, y que son vistos por ella como trabas hacia la felicidad. Algo de eso hay en el reciente film de Sang-soo, donde Gamhee (encarnado siempre por una sublime Kim Minhee) conversa en tres situaciones distintas con tres amigas que visita luego de tiempo, y donde los hombres se perciben como interferencias en un mundo femenino tranquilo, reflexivo y solidario.
Hong Sang-soo, en su aparente estilo sencillo y desnudo, propone un relato lineal, marcado una vez más por sus usuales zooms, que se detienen aquí en rostros de gatos o en paisajes que lucen lejanos. Gamhee llega a visitar a las sus amigas, y a las tres les dice que este viaje ha implicado dejar solo a su esposo por primera vez, tras cinco años de relación, ya que él considera que las parejas no deben separarse nunca. La figura de la mujer casada de Gamhee, es distinta a la de sus amigas, artistas, escritoras o gestoras que casi no dependen de alguna relación de ese tipo con los hombres. Y esta distancia o malestar, es mostrado por el cineasta coreano a partir de la llegada de un hombre histérico, en cada una de las escenas. En una, un vecino que pide que dejen de alimentar a gatos callejeros, en otra, un joven amante que se resiste al término de una relación, y finalmente, la llegada de una ex pareja que parece no importarle rendir cuentas.
Todos estos hombres agresivos e insistentes, aparecen fuera de los espacios que las mismas mujeres han construido. Por ello, el detalle que menciona cada una de ellas, al afirmar que adquirieron sus propios departamentos es gravitante, en la medida que tras el divorcio o la elección de vida en soltería, es indispensable ese tipo de independencia.
Hay elementos en la The woman who ran que se repiten en los tres “episodios”, más allá de la irrupción de los hombres histéricos: hay animales, hay manzanas que se pelan, una vieja canción que parece sonar desde algún reproductor de vinilos, y hay cámaras de vigilancia que registran sucesos cotidianos que se vuelven extraordinarios.
Quizás el plano final, de Gamhee en una sala de cine, logra condensar la búsqueda de las mujeres en el film, de mirada interior, solitaria, e independiente, donde un plano del film que la protagonista ve en la sala logra concretizar esa calma que es lo que más ansían los personajes de este film. Hong Sang-soo, sin ambages, nos brinda una lectura sobre las mujeres y las relaciones entre ellas acorde a los nuevos tiempos.
Competencia oficial
Dirección y guion: Hong Sang-soo
Música: Hong Sang-soo
Fotografía: Kim Sumin
Reparto: Kim Min-hee, Seo Young-hwa, Song Seon-mi
Productora: Jeonwonsa Film
Corea del Sur, 2020, 77 min