Por Mónica Delgado
El programa 6 de la sección Forum Expanded me llamó particularmente la atención, y que no tiene que ver con la calidad de los films mostrados, sino con el criterio al seleccionarlos y agruparlos. Jíibie de Laura Huertas Millán, Jogos Dirigidos de Jonathas de Andrade y Apiyemiyekî? de Ana Vaz fueron proyectados en esta sesión, tres trabajos que tienen como común denominador ser solamente de Latinoamérica. Ya que más allá de las intenciones de cada cineasta, los motivos o estilos, pareciera que el tema de pertenencia a un país determinado de la región fue el factor primordial para agruparlos. Algo que no pasó por ejemplo, con el programa 9, que reunió los cortos Recovery, de Kevin Jerome Everson, Equinox de Margaret Honda, y The Phantom Menace de Graeme Arnfield (del cual hablaré en otro post), cuyo hilo articulador se detiene en algunas formas o tendencias desde el cine estructural, mostrando variedad de soportes (el digital, el analógico, 16 mm, el 70mm, etc.). Pero esto, no sucedió con la selección de marca latinoamericana.
Si bien los cortos latinoamericanos en este Forum Expanded abordan desde la antropología, la etnografía y la investigación histórica (Apiyemiyekî? y Jíibie), se trata de trabajos con abordajes visuales distintos, y donde un film como el de Jogos Dirigidos de Jonathas de Andrade, no solo desentona por estar en clave cómica o satírica, sino que ayuda a confirmar la idea del criterio geográfico por encima de cualquier otro, ya que luce como desconectado de los otros dos.
Jíibie (Colombia, Francia, 2019) de Laura Huertas Millán comienza con un aviso, que indica que el corto que veremos no trata sobre la cocaína, el white powder, sino sobre la coca como planta ancestral. Quizás la advertencia peca de moralista, o innecesaria, ya que lo que plantea la cineasta es la búsqueda de los usos ancentrales de la coca con fines curativos y mágicos, al final de cuentas, desde los tiempos de la colonia hasta la actualidad. Huertas Millán entrevista a un líder del pueblo originarío uitoto (de la frontera de Colombia con Perù), quien va narrando desde algunos mitos orales, el origen de la coca buena.
Lo interesante del corto de Huertas Millán es este rastreo del uso amazónico de la coca, ya que usualmente se vincula a los territorios andinos. Muestra un proceso de depuración, de actos concretos en planos muy cercanos (de manos que separan, muelen, prensan o de bocas que narran), que apunta al uso (inhalado), y de cómo las hojas van mutando hacia ese polvo verde, que ayuda a la reflexión y a la conexión con la naturaleza.
Por otro lado, Jogos Dirigidos de Jonathas de Andrade también apela al texto pero para cerrar su corto, anunciando que lo que hemos visto es parte de los avances de una comunidad de sordomudos en alguna zona rural de Brasil. Lo que empezaba como un registro muy físico de juegos tipo charada, las escondidas o con sillas, que permitía una lograda abstracción de los gestos (más allá de ser evidencia de una performance de este colectivo de personas, parece que la intención del cineasta y artista visual era captar con algo de ironía esta exhuberancia visual de los gestos), se volvió poco a poco en una compensación onegeísta en pro del desarrollo de estas familias con discapacidad que viven en los márgenes. De Andrade tiene un corto de 2016 muy bueno, O Peixe, y extrañé un poco ese tipo de trabajo.
Y para finalizar, compartimos un párrafo de Jessica McGoff sobre Apiyemiyekî? , desu reciente cobertura en Rotterdam para Desistfilm, indicando que “El proceso de excavación de Vaz está dirigido por la investigación y el interrogatorio. El corto adquiere un tono premonitorio y siniestro, donde Vaz no permite que la revelación de este archivo sea un descubrimiento directamente festivo, sino más bien, un llamado a la interpelación. El análisis de la violencia capturada en estos dibujos es esencial, ya que actúa como una herramienta para resistir la nostalgia de la era de la dictadura. El instinto principal detrás de estos dibujos no era uno de documentación sin consulta”.
Tres cortos, con temáticas distintas, y que quizás hubieran sido puestos en valor, en relación a otros cortos de los demás programas, o ¿es que el cine latinoamericano experimental se quedó atorado en la visión etnográfica y antropológica? Creemos que no, y ese es el reto.