Por Mónica Delgado
Hay una sensación de déjà vu en Manto de gemas, primer largometraje de la cineasta y guionista mexicano-boliviana Natalia López Gallardo, en la medida que remite a un cine mexicano muy conocido en los ámbitos de los festivales de los últimos años. Presentada como parte de la competencia oficial de la edición 72º de la Berlinale, este debut propone una adhesión a un tipo de canon del cine mexicano reciente, no solo por sus decisiones formales, sino por la temática y tratamiento sobre un tópico también conocido, el de la violencia masculina del narcoestado y la percepción de esa situación encarnada en las mujeres.
López Gallardo, quien ha trabajado como editora de films como Stellet Licht (2007) y Post tenebras lux (2012) de Carlos Reygadas, Heli (2013) de Amat Escalante, o Jauja (2014) de Lisandro Alonso, muestra aquí una destreza para el eclecticismo, es decir, hay una intención de la cineasta por cuajar en este debut un universo particular desde una serie de opciones formales, que no eluden ralentis, planos fijos contemplativos o intercambios de puntos de vista desde tres personajes, tres mujeres que viven la opresión de la institucionalidad del narcotráfico en una zona rural del norte del país. La cineasta deja en claro sus referencias, pero también la ruta clara que tomará desde los primeros minutos.
Manto de gemas (2022) centra su trama en tres pequeñas historias que se van urdiendo: Una policía que quiere librar a su hijo del narcotráfico, una esposa de clase alta que se muda de la ciudad al campo con sus hijos, y una madre que busca a su hija de once años desaparecida. Estos tres personajes tejen sus historias en un mismo territorio afectado por las mafias, el machismo, los feminicidios, y por la corrupción. Pero más allá del entorno, todas estas mujeres parecen estar inmersas en un callejón sin salida, donde solo queda la vulnerabilidad y el horror.
Si bien, en Manto de gemas hay un cuidado trabajo fotográfico, que transmite la sequedad de las estepas, y se logra componer escenarios de violencia sin apelar a la usual crueldad de un tipo de cine mexicano (como en Heli o cualquiera de Michel Franco), se percibe una historia a medio camino, pero no por tener problemas de guion, sino porque el uso de la elipsis deja al aire algunas piezas sueltas. Por ello, los recursos de estilo en la película suelen contraer el rumbo dramático de los personajes, apelando a saltos de tiempo rebuscados, que dejan más que elucubración o sugerencia sobre cada historia, la sensación de estar ante un rompecabezas incompleto.
Competencia oficial Berlinale 2022
Dirección: Natalia Lopez Gallardo
Guion: Natalia Lopez
Música: Santiago Pedroncini
Fotografía: Adrián Durazo
Reparto: Nailea Norvind, Antonia Olivares, Aida Roa, Juan Daniel Garcia, Sherlyn Zavala Diaz, Balam Toledo
México, 118 min, 2022