Por Mónica Delgado
Agrupé estos dos films, uno de la sección Encounters y otros de la competencia oficial del 72º edición de la Berlinale, ya que abordan desde diferentes perspectivas y modalidades (uno es un documental, el otro una ficción) el tópico de la sexualidad, y ambos interpelan o problematizan -conscientemente o no- la mirada del realizador o realizadora sobre este objeto de estudio. En Mutzenbacher (2022) de la documentalista austriaca Ruth Beckermann, se realiza un casting donde un grupo de hombres, entre 16 y 90 años son entrevistados en torno a una novela escrita en 1906 y censurada por décadas, que ausculta (a la manera de las Once mil vergas de Apollinaire) el universo carnal de una trabajadora sexual. Mientras, Un été comme ça (2022), la ficción del canadiense Denis Côté explora el encuentro de tres mujeres hipersexualizadas en una estancia campestre con fines investigativos.
En Mutzenbacher, un grupo de hombres sentados en un sofá rosa son interpelados a partir de lecturas y comentarios de una obra clásica pornográfica en lengua alemana, Josephine Mutzenbacher – La historia de la vida de una prostituta vienesa, escrita por Felix Salten, el autor de Bambi. A lo largo del metraje, se van presentando los postulantes a la audición, convocados con el simple de aviso de participar en la adaptación fílmica de esta narración. Algunos reconocen a la cineasta, otros, se dejan llevar por la mecánica para optar a un nuevo trabajo: leer algunos fragmentos, opinar sobre qué les produce lo leído, o en otros casos, recrear algunos momentos de verbalidad erótica.
Siguiendo la pauta de films como Jogo de cena, de Eduardo Coutinho, Beckermann va haciendo preguntas o repreguntas y tratando de confrontar a los personajes -o incluso lograr que empaticen con lo leído- para hablar sobre el punto de vista, la mujer/niña/púber/adolescente desde un supuesto lugar de enunciación en la narración, y sobre sus propias experiencias sexuales. Surge en el camino reflexiones sobre el abuso sexual infantil (el personaje de la novela se convierte en prostituta a los trece años), el falso empoderamiento femenino, la libertad sexual, el deseo sexual infantil, el despertar sexual, pero también, aunque muy pocos, comentarios sobre la naturaleza de la ficción y sobre la fantasía del autor, Salten, al construir este relato desde una protagonista femenina (a diferencia de otras obras controversiales de la época hechas con el mismo fin folletinesco y erótico popular y desde un punto de vista masculino).
Por un lado, sin prejuicios y con la intención de romper tabués, el film de Beckermann explora el poder de la narración desde lo que se indica en la novela y se lee en voz alta, y por otro lado, desde la fascinación por la ilimitada capacidad para generar fantasías sexuales. El personaje de Mutzenbacher es comprendido desde sus expresiones de satisfacción de encuentros sexuales con adultos sacerdotes, su propio padre, hermano, vecinos, amigos, y donde la justificación del consentimiento parece deleitar a los lectores (no a todos, claro). Algunos denominan a la novela como procaz, grotesca, pobre en su calidad literaria, mientras otros se regodearán en sus textos erotizantes y estimulantes. Lo interesante del film es también el acercamiento generacional, de la empatía por este tipo de personajes de los adultos más mayores, y el poco interés de los más jóvenes. Así, los contextos de las fantasías sexuales esbozadas en este tipo de fábulas eróticas también se pueden analizar desde este aspecto social y cultural, no solo desde las experiencias privadas y particulares.
Si bien Mutzenbacher se extiende en algunos pasajes reiterativos, precisamente en esta dilatación es que Beckermann va asegurando que aparezcan todos los matices posibles desde esta visión masculina (o en algunos casos desde lo no heternormativo) del goce. Y donde ella aparece como la única mujer que escucha atentamente las lecturas y las disquisiciones, de todo tipo, y la que orienta y controla este juego de lecturas y de posiciones en torno a la sexualidad.
En un polo opuesto aparece Un été comme ça de Denis Côté, una ficción más “convencional” si la miramos dentro de la filmografía del autor, entre obras que están plenas de diversos tonos expresivos y de experimentación, pero nunca tan llena de lugares comunes sobre la hipersexualidad como pasa aquí. Si en el film de Beckermann se muestra a un variopinto universo de lecturas sobre el placer, el goce y el deseo sexual, en este largometraje de Côté se esboza todo un imaginario sexual aunque no se busca escapar del cliché de la ninfomanía, a pesar de todo el intento enunciativo de no hacerlo. Si bien en Un été comme ça se emplea el término hipersexual para designar el problema de tres jóvenes mujeres, hay un juicio moral que asoma en varios momentos sobre esta condición, que se ve como una esclavitud, o como dijera uno de los personajes, “mujeres que viven solo para complacer el deseo de los hombres”. O en todo caso, cuando se percibe un eco de liberación, al cineasta no se le ocurre mayor idea que mostrar esta agencia de un modo poco gratificante.
Un été comme ça describe una temporada en un centro de investigación, financiando por una universidad, de tres mujeres voluntarias. Pasan 26 días en conversaciones con una asistenta social y una terapista, aunque el film se centra en sus salidas en sus días libres y lo que realizan para saciar sus deseos con hombres de todo tipo en parques, camiones o campos. Si bien se menciona también en varios pasajes del film que la hipersexualidad no es una enfermedad, lo que vemos parece contradecir esa intención, sobre todo por el punto de vista que se asume cuando se describen estas situaciones de exploración sexual. Es como si auscultar la hipersexualidad de estas mujeres (algunos de estos personajes muy estereotipados además, algunos rozando la caricatura) pasara por el ojo de un espectador/cineasta voyerista: como en las escenas de masturbación o de sadomasoquismo.
En la sección Panorama se estrenó el documental Brainwashed: Sex-Camera-Power (2022) de Nina Menkes sobre la male gaze en la historia del cine. Fácilmente encajaría este film de Côté allí.