Por Mónica Delgado
Ndeup es una danza ritual de Senegal donde los cuerpos adquieren la dimensión absoluta de la libertad, catarsis y curación. Liderada por mujeres, el ndeup es una práctica usada entre los habitantes del pueblo Lebu, que viven en la zona de Cap-Vert, y que mayoritariamente viven de la pesca. El film de Manthia Diawara, director de Mali, de 53 años, también escritor, teórico cultural, historiador del arte y profesor universitario en la Universidad de Nueva York, se centra en describir los rituales, desde los movimientos de una cámara muy cercana, que fragmenta los cuerpos, que permite sobre todo ver gestos, desmayos, saltos, cantos. Pero, también es una mirada que optar por planos generales donde la danza se percibe como una experiencia comunitaria total. Esta dialéctica de los cuerpos y el espacio es lo que hace sumamente interesante a AI: African Intelligence, aunque hay un tipo de reflexión académica o teórica (que incluye entrevistas a visitantes occidentales) que arrastra el aspecto hipnótico de la propuesta física hacia una interpretación que desinfla el éxtasis.
Presentada en la sección Forum Expanded de la 73° Berlinale, AI: African Intelligence se propone como un film de análisis o ensayo sobre lo performativo. Según los danzantes del pueblo Lebu, el Ndeup sirve para aplacar la depresión, para conciliar la existencia con una extrañeza que parece emerger de las profundidades del inconsciente marcadas por los ritmos de tambores y otros instrumentos cultuales. Así, a través de las casi dos horas de duración del film, vemos los ritos durante una semana de celebración, y que se realiza una vez cada año. Y todos estos trances, encuentros de cuerpos y ritmo, van de la mano de la mujer más longeva del pueblo, quien transmite vitalidad, conocimiento y sobre todo un saber ancestral, y que el cineasta busca interpretar -o confrontar-con opiniones de científicos sociales, a través de entrevistas. Esta decisión, y que se sostiene en el título del film, propone una utopía, tal como señala la sinopsis del film en la página de la Berlinale: “¿cómo podríamos pasar de máquinas incorpóreas a un control más humano y espiritual de los algoritmos? ¿Podría África ser el contexto de aparición de algoritmos tan improbables?”. Sin embargo, esta formulación, que en todo momento es enunciativa, solo es sostenida por la reflexión de las personas que el cineasta invita a comentar, un físico y un sociólogo europeos, a quienes al final vemos como espectadores de los rituales en Senegal. Es como si la respuesta no estuviera dentro de los márgenes del rito, sino desde esta exploración externa y desde la Academia.
Desde el inicio del film, la voice in over de Manthia Diawara aparece como ordenadora de la sensibilidad con la que se admira y busca deconstruir los elementos de este rito de sanación, y que algunos quieren ver como exorcismo (incluso hay momentos en que se le ve visitando al pueblo Lebu). Por un lado, Diawara incluye revelaciones sobre su familia, su lugar dentro de este tipo de expresiones culturales y artísticas, incluso asocia la figura de la matriarca que lidera el Ndeup, con los ecos de las mujeres de su propio clan, y por otro lado, las participaciones de los investigadores brindan la posibilidad de colisión (o de convivencia) entre dos mundos opuestos, el de la corporeidad, de la presencial real de los cuerpos, frente al mundo informatizado, de códigos y algoritmos, como ecos de racionalidad. Como afirma Diawara, citando a Edouard Glissant “la verdad siempre se pone a prueba y se transforma al entrar en confluencia con las experiencias”. Y es precisamente esta premisa que da forma a la identidad del film, que va potenciando esta parte parte física como otra manera de conocimiento.
Lo más interesante de AI: African Intelligence, más allá del didactismo de las explicaciones académicas o de esa interpelación de la mano de científicos, que analizan la danza, está en el modo en que se registran los ritos, en grandes o largas secuencias que pueden llegar hasta los 15 minutos, de puro movimiento y expresión de catarsis. Sobre todo porque se trata de bailes y ritmos donde las mujeres tienen un lugar determinante, frente también a esa racionalidad masculinizada que también Diawara encarna. Por ello, nos quedamos con la presencia poderosa de la matriarca del pueblo, quien lleva el alma de la sabiduría, y que con sus contorneos vitales logra transmitir un secreto de juventud.
Forum Expanded
Director: Manthia Diawara
Fotografía: James Newitt
Edición: Mohamed Al Mubarak
Sonido: Bernardo Theriaga
Productor: Jürgen Bock
Portugal, Senegal, Bélgica, 2022, 110 min