Por Mónica Delgado
El inicio de Cidade Rabat promete un acento intimista, aunque ello sepa a fórmula de un determinado tipo de cine que opta por la primera persona como vía narrativa. La voice in over de un personaje femenino, Helena, de cuarenta años, va describiendo de manera afectuosa a las familias o personas que viven (o vivían) en su edificio, que se ubica en un calle que da título al film. La cámara va recorriendo las gradas, los dinteles, los ventanales que configuran los pasajes o pasadizos de este viejo edificio que habla de un pasado que se reencuentra. Sin embargo, conforme avanza la trama, esta decisión inicial queda solo como recurso introductorio, puesto que la cineasta portuguesa Susana Nobre opta por un relato ascético, ya sin este claro punto de vista, para narrar las vivencias e incertidumbres de su protagonista ante la muerte de su madre.
Helena (interpretada por la actriz Raquel Castro) trabaja como asistente de una producción audiovisual, que tiene como centro de operaciones un poblado marginal, de donde extraen extras y personal para las películas. Sin embargo, este perfil que enriquece al personaje, no es central en las vivencias de la protagonista, puesto que el relato es atravesado por la ausencia de la madre y por otras actividades que van permitiendo que los espectadores logremos un retrato más completo: es madre de una adolescente, tiene un mal que la aqueja y ocasionalmente tiene un amante.
En los primeros minutos del film, vemos a Helena acompañando a su madre, quien rompe las fotos familiares, como un modo simbólico de restar valor a una imagen impresa. Luego, en una siguiente escena, sabemos que la madre fallece, ya que Helena y su hermana están en una funeraria resolviendo detalles de su sepelio. Así, sabemos que lo que viene será el proceso de asimilación de Helena en torno a esta perdida. Sin embargo, el trazo que elige Susana Nobre es lánguido, seco, parco, a tono con el estado de aparente indiferencia o de resistencia al dolor que Helena demuestra. Es decir, esta sequedad del personaje, que en algún momento deberá aceptar la pérdida, podría percibirse como previsible.
Este reciente largometraje de Nobre es muy diferente a No táxi do Jack (que también se presentó en Berlinale Forum del año pasado), puesto que hay un manejo del humor más controlado, o en todo caso, se trata de un humor desangelado. Si bien el film es una mirada sobre el duelo de un personaje que parece vivir sin ningún drama pese a la pérdida, hay una intención de Nobre de hablar del entorno donde se ubica la protagonista, como dando cuenta de una Portugal de burocracias o situaciones sin sentido. Y quizás sean estas situaciones a través de una galería de personajes secundarios que el film se va enriqueciendo, sobre todo en una segunda hora, cuando Helena bebe, comete una infracción y debe cumplir con un servicio comunitario. Es allí que el film adquiere una dimensión más concentrada del personaje en su desconexión con la realidad y asoman posibilidades de interpretarlo. Aunque como espectadores percibamos que esa apertura del personaje llegue un poco tarde.
Sección Forum
Directora: Susana Nobre
Guion: Susana Nobre
Fotografía: Paulo Menezes
Edición: Martial Salomon
Diseño sonoro: Nuno Carvalho
Sonido: João Gazua
Productor: João Matos
Reparto: Raquel Castro, Paula Bárcia, Paula Só, Sara de Castro, Laura Afonso
Portugal, Francia, 101 min, 2023