Por Mónica Delgado
Como otras instituciones dependientes de fondos públicos y debido a políticas de estado en Alemania, la Berlinale se mostró reticente a canalizar las demandas realizadas por los mismos trabajadores, programadores, activistas y cineastas sobre el cese al fuego en Gaza. Más bien su posición fue absurdamente “conciliadora” al referirse al genocidio en Gaza como un guerra, o al generar espacios donde diversos participantes pudieran dialogar en un ambiente de paz, como si el horror se hubiera detenido. Sin embargo, en los mismos espacios de la Berlinale, como las presentaciones y Q&A de secciones como Encounters, Forum y Forum Expanded, se dio oportunidad para manifiestos, para pedidos sentidos, y para hacer visible que el cine es político y que puede aportar a hacer frente a esta problemática que ha cobrado la vida de miles de personas. Allí estuvieron los actos de cineastas como Travis Wilkerson, Gala Hernández López o Matías Piñeiro. Y la presentación de Barrunto, largometraje experimental de la sección Forum Expanded (en el programa 8), no fue la excepción.
La presentación de Barrunto estuvo marcada por la relación entre dos realidades: el genocidio en Gaza y el control de EE.UU. sobre Puerto Rico. La comparación, que por el impacto del horror del primer territorio podría sonar antojadiza, fue situada por la artista puertorriqueña radicada en Glasgow, Emilia Beatriz, como un acto de empatía ante dos tipos de ocupación. En esta presentación la artista Emilia Beatriz indicó que cineastas exhiben obras en tiempos en el que “la extrema derecha está aumentando y generando políticas activas que buscan presionar y separar la expresión artística de la expresión política. Ello implica el deber de asumir riesgos y rechazar el silencio”. La joven realizadora, graduada del Glasgow School of Art’s Fine Art Photography y con diversos trabajos artísticos presentados en Londres, San Juan de Puerto Rico o Nueva York, sostuvo que ella es una puertorriqueña de la diáspora. “Y para aquellos que no lo saben, Puerto Rico es una colonia de los Estados Unidos de América. Nuestro pueblo y nuestra tierra están sujetos a infraestructuras en ruinas, a contaminación por parte de la industria y al poder del ejército estadounidense, así como a desplazamientos por la actual ocupación de los colonos, entre otras violencias. Entonces, como cineasta y como puertorriqueña, no puedo permanecer en silencio y no puedo ignorar el actual desplazamiento y genocidio del pueblo, la tierra y la cultura palestinos”.
En la presentación, Emilia Beatriz indicó que esta película fue grabada y filmada “en territorios reclamados por EE.UU. y el Reino Unido, en sitios utilizados por la Marina o Ministerio de Defensa del Reino Unido y la OTAN para probar bombas. Así que esos mismos países, cuyos gobiernos se han beneficiado a través de siglos de violencia colonial, son actualmente cómplices de la violencia actual contra los palestinos, incluso al vetar la resolución de alto el fuego y al suministrar armas al Estado de Israel, que ha arrojado más de 45.000 bombas sobre Gaza desde octubre”. Y en coherencia con este discurso, precisamente Barrunto es un ensayo sobre la destrucción de las fronteras, sobre estos territorios abiertos, libres, vivos, desde una relación cercana con sus habitantes lejos de ideales geopolíticos, y sobre la permeabilidad de estos entornos en clave sentimental y personal desde la voz de varios personajes entre UK y Puerto Rico.
Barrunto evoca en su título a una canción de salsa de Willie Colón y Héctor Lavoe, dos cantantes de origen puertorriqueño, y que habla de una anticipación de emociones, ante reencuentros y el desamor. Sin embargo, a modo de homenaje a este sensibilidad popular, la artista asume también la palabra barrunto, en español, como presentimiento, como un presagio de la unión, de todos los desplazados o en diáspora, que desbarata la normalidad, que irrumpe en una realidad para desestabilizar. Barrunto como un anticipo de cambio. “Como película, Barrunto aborda cuestiones sobre cómo ser testigo presente a la distancia, sobre cómo hablar, conectar y reunirnos en un contexto que se beneficiaría de nuestro silencio o de nuestra ausencia. La finalidad de esta obra habla de cómo conectar a nivel sensorial todo el cuerpo con los tiempos y espacios”, sostuvo la cineasta en la presentación. Así, no solo Barrunto explora un lado performativo, al trazar un montaje atonal, lúdico, de sobreimpresiones abstractas, de registros de paisajes o de textos sino también propone un acercamiento más político desde diversas voces in over entre inglés y español que leen y cantan poemas, como los versos o canciones combativos de la compositora y música Shanti Lalita, cuyos pasajes son lo mejor del largometraje.
La mezcla de performances, 16 mm, tomas digitales, imágenes extraídas de redes sociales, el uso del texto, relatos orales o de estilo spoken word, construyen un imaginario de la opacidad (incluso hay una cita a Édouard Glisant, por ejemplo), que va dando forma diversa a un nuevo territorio de memorias ante la colonización u ocupación, sobre todo con agregados de las protestas en Puerto Rico de hace algunos años. Si bien se percibe esta ebullición de formatos, de tratamientos variados desde el cine experimental o videoarte, como un torrente irregular de imágenes, el discurso de relación de tierra y cuerpos, sobre todo desde mujeres y disidencias, desde algunos motivos expresivos específicos, van trazando la ruta conceptual de la obra. Y así va asomando una idea visual de este barrunto, como una reverberación que se engrana con la utopía de un territorio también afectivo sin divisiones y sin colonos en pleno siglo XXI.
Forum expanded: programa 8
Barrunto
Directora: Emilia Beatriz
Música: Shanti Lalita
Diseño sonoro: Claude Nouk
Traducción: Nicole Cecilia Delgado
Archivos: Andrés Nieves, Archivo Histórico de Vieques
Reparto: Shanti Lalita, Harry Josephine Giles, Alicia Matthews,Ángela Ginorio
Puerto Rico, UK, 2024, 70 min