BERLINALE 2024: PEPE DE NELSON CARLOS DE LOS SANTOS ARIAS Y LA ANALOGÍA ZOOLÓGICA

BERLINALE 2024: PEPE DE NELSON CARLOS DE LOS SANTOS ARIAS Y LA ANALOGÍA ZOOLÓGICA

Por Mónica Delgado

Como el ídolo de madera de Dahomey, y quizás una de las curiosas similitudes que suelen haber en festivales, el hipopótamo de Pepe también tiene voz. Los primeros minutos de Pepe, largometraje del director dominicano Nelson Carlos de los Santos Arias, nos presenta a un dibujo animado de Hanna-Barbera, Pepe Pótamo, un personaje que viaja libremente por diversos lados del mundo con un amigo mono, y también ligero antecedente visual del personaje que el cineasta tratará luego. La decisión del cineasta en este primer acercamiento -desde un dibujo animado de la televisión estadounidense- implica no solo abordar algún tipo de representación de animales en el audiovisual (que sería una decisión facilista), sino ampliar el reverso de la subjetividad de un espectador de un país subdesarrollado que ve en la pantalla de un viejo televisor al hipopótamo antropomorfizado desde una producción mainstream. En esta ficción animada, la habilidad de Pepe Pótamo es lanzar su “Grito Hipo-Huracanado”, un estertor que puede destruir casas o doblar palmeras, mientras que en la ficción dominicana, Pepe, ya convertido en un fantasma, producto de la tragedia, lidera un bestiario, artificial, fantasioso, fabulesco, que no evita imaginarse a sí mismo como un animal diseñado para convertirse en un triste objeto de entretenimiento.

El hipopótamo de Pepe tiene un referente histórico y que el film toma como punto de partida para ensayar una lectura crítica sobre la imposición y colonización: el narcotraficante Pablo Escobar compró cuatro hipopótamos a un traficante de animales de New Orleans, que estaban en un zoológico de California, y que habían sido traídos desde África. Una de las razones no solo fue para cumplir el sueño de tener un zoológico privado en la hacienda Nápoles, ubicada en el Doradal, en Antioquia, como capricho de multimillonario, sino que se le atribuyó a estos animales un rol dentro del sistema mafioso: sus excrementos distraían a los perros de la policía. Luego de la muerte de Escobar, los hipopótamos fueron dejados a su suerte, lo que provocó su reproducción desmedida. En el film de Nelson Carlos, este referente se difumina; el sistema mafioso se intuye, queda como la representación de la torpeza o de una variopinta división de roles entre lugareños al servicio del narcotraficante apenas mencionado, o es una nota radial o televisiva que se escucha fuera del campo visual; aunque el nombre del film toma el nombre de uno de los hipopótamos que se convirtió en cuasi una mascota de Doradal. Y la película se concentra más en una reflexión surgida de la sensibilidad, por así decirlo, del mismo hipopótamo como ente atrapado, colonizado, arrancado de su lugar natural, quien se vuelve un filósofo de los acontecimientos tras su muerte. Este desplazamiento del mundo reflexivo hacia una analogía zoológica es la materia capital de Pepe.

Pepe es un film híbrido, en la medida que el cineasta dominicado utiliza diversos recursos formales, expresivos y narrativos, va del film ensayo, el docudrama, la ficción, el documental al experimental, oscila entre el digital, la animación y el 16 mm, opta por el uso del drone y el material de archivo, del color al blanco y negro, o cambia de formato sin dificultad, para mostrar la misma naturaleza opaca de la realidad que intenta capturar. No en todo el metraje prima la voz del hipopótamo, quien habla en distintas lenguas, (además como en Dahomey, producto de un destacado trabajo de diseño sonoro) sino que se formulan diversos episodios de índole satírica, y por ello crítica, a lo largo de diversas recreaciones, entre ellas el documento de la vida de Candelario, un pescador que se insmicuye en la búsqueda de Pepe, o escenas de un safari poblado de alemanes en África que sintetiza el sentido de superioridad de los colonizadores o que permite una analogía entre los locales y los hipopótamos en su cosificación. Por ejemplo, el inicio del film propone un acercamiento sonoro, en la medida que se oyen audios sobre pantalla negra, de un grupo de soldados que teme asesinar a un hipopótamo que les multiplica en fuerza y tamaño. Y hacia el final, este audio se oye nuevamente pero para adquirir otro sentido, en torno a la inutilidad, torpeza o estupidez con la que los colonos suelen mirar a los locales, o también desde el halo de superioridad que despiden estos personajes viéndose como salvadores. Esta relación es primordial para acercar otras temáticas en juego, como la migración, las tragedias de las realidades latinoamericanas desde una lectura tercermundista, o incluso, en torno a lo real maravilloso como una categoría aún vigente para interpretar la inconmesurabilidad de la política en la región.

El cine ha mostrado innumerables veces parábolas existenciales desde la sensibilidad animal en contraposición a una deshumanización, no solo desde films tipo Al azar de Baltasar (1966) de Robert Bresson, sino también en la misma línea de Pepe, desde su antropoformización, aunque en su versión light suele ser un recurso usual sobre todo en obras para Disney o de obras orientadas a un público familiar. El habla en el animal como elemento necesario para lograr la empatía con los espectadores, en una suerte de humanización compasiva y solidaria, y que en la actualidad se podría congraciar con discursos incluso especistas. Sin embargo, la propuesta de Pepe va en otra perspectiva, quizás más cercana a las analogías sobre la sociedad humana desde la filosofía, como las que surgen de Hobbes a Derrida. Sin embargo, Pepe habla porque hay una necesidad de articular no solo un modo de pensar “animal” sino que debe trasladar la analogía a todo un aparato colonial que crea seres subyugados dentro de discursos hegemónicos. Así, Pepe ya no solo es un animal, sino un otro extranjero solitario en su propia Babel, obligado a ser un sobreviviente, también una víctima inmediata al llegar a este nuevo territorio esclavizado, a la fuerza. Por ello, su llegada ya implica una partida de defunción, pese a los lugareños y medios que lo quieren mostrar como una bestia del mal.

Este nuevo film de Nelson Carlos de los Santos Arias comparte con Cocote (2017) y con la narrativa de Santa Teresa y otras historias (2015) la libertad de las formas de la fábula como vía para reflexionar sobre la realidad sin aludir a su referente directo. Por ello, Pepe es un film sobre la imaginación como posibilidad para la interpretación de taras históricas, como si viviéramos en tiempos de dictaduras férreas donde las cosas y sucesos no se podían mencionar por su nombre. Otra manera de pensar, construir y reflexionar la historia en Latinoamérica.

Competencia Internacional
Pepe
Dirección y guion: Nelson Carlos De Los Santos Arias
Guion: Nelson Carlos De Los Santos Arias
Fotografía: Camilo Soratti, Roman Lechapelier, Nelson Carlos De Los Santos Arias
Edición: Nelson Carlos De Los Santos Arias
Música: Nelson Carlos De Los Santos Arias
Diseño sonoro: Nahuel Palenque, Nelson Carlos De Los Santos
Sonido: Nahuel Palenque
Dirección de arte: Daniel Rincón, Melania Freires
Vestuario: Laura Guerrero, Erik Paredes
Maquillaje: Mariana Correa, Nancy Rodriguez
Casting: Laura Cano, Sara Vergara, Kulan Ganes, Karel Solei
Animación: Erwin Jiménez, Manuel Barenboim
Productores: Pablo Lozano, Tanya Valette, Nelson Carlos De Los Santos Arias
Reparto: Jhon Narváez, Sor María Ríos, Fareed Matjila, Harmony Ahalwa, Jorge Puntillón García
República Dominicana, Namibia, Alemania, Francia, 2024, 122 min