Por Mónica Delgado
El título lo dice todo. En Adieu au Langage Jean-Luc Godard vuelve a las intenciones de su episodio para 3X3, pero ahora reafirmando su lado menos solemne y llevando hasta las posibilidades más sarcásticas su lectura de la percepción de lo tecnológico, la imposibilidad del pensamiento en cualquier tipo de lenguaje «compartible», y dejando espacio para una burla escatológica en medio de divagaciones filosóficas de Levinas, Husserl o Merleau – Ponty.
La idea de narratividad en Adieu au Langage queda totalmente desmantelada, y se desglosa en fragmentos, en el típico collage que el cineasta ya nos ha acostumbrado con sus recientes películas. En este nuevo filme de setenta minutos, lo que tenemos es una reflexión entre sensorial y racional, que de alguna manera deconstruye la finalidad del mismo lenguaje cinematográfico, en su caducidad y repetición. Por ejemplo, Adieu au Langage no existe la idea de reparto como tal, solo paradigmas o arquetipos de uno o todos (todos los hombres somos iguales cuando defecamos, dice uno de esos personajes en plena deyección y frente a una mujer desnuda), propuesta que esta tarde resultó paradójica frente al grupo de actores y actrices que fungieron de «reparto» en la proyección de hoy en la tarde, ante una sala abarrotada como si se tratara de un blockbuster. Detalle extracinematográfico que completa ese todo de Godard dentro y fuera de la pantalla, en su sorna de la congruencia, como la carta que se proyectó al final de la función donde ofrecía disculpas al presidente del festival (detalle diplomático, cuando debió dirigirla a todos aquellos que lo extrañamos en esa tarde).
Volviendo a la película, Adieu au Langage utiliza el artificio del 3D en confrontación de ese 2D agotado, pero necesario e inevitable, como en aquella escena de desdoblamiento de un personaje que crea un fantasma en tercera dimensión, desde la yuxtaposición y la sorpresa, creando un efecto sin antecedentes bajo este dispositivo/estética. Porque de alguna manera lo que Godard termina proponiendo es que con el 3D hay todavía una posibilidad, como ese perro que habla/piensa, ser insólito dentro de su filmografía, y que grafica esos estallidos de ilusión que permanece desde la invención del cine, que al final de cuentas no parece muerto.
Como lo viene señalando en diversos ensayos fílmicos, Godard nuevamente participa de ese concepto que indica que el hombre configura su modo de entender el mundo a través de signos y palabras que le dan sentido y nombra incluso a niveles de enrarecimiento tecnológico, y que en confrontación a esa construcción aparece el perro como figura de esa apropiación (el ejemplo del perro que habla lo expresa de modo perfecto en su humanización y adopción del lenguaje al que no se le puede decir «adios» al final de cuentas). Nuestra humanidad no nos permite alcanzar los niveles de captación de lo sensorial como lo hace un perro, y el cine es también incapaz de expresar, no cuestiones olfativas o degustativas, sino que siguiendo el ritmo de su «metáfora», hasta el dispositivo del cine, en su 3D incluso, ya no puede asir eso que está más allá de su medida.
Adieu au Langage completa las disquisiones en cuanto al dispositivo y filosóficas propuestas desde Filme socialisme, y más allá de sus disquisiciones, mantiene un halo poco esperanzador sobre el futuro del cine, y presenta a Godard bajo otro tono, más lúdico, menos solemne, como si quisiera recobrar una faceta perdida en el tiempo.
Competencia oficial
Director: Jean-Luc Godard
Guión: Jean-Luc Godard
Fotografía:Fabrice Aragno
Reparto: Héloise Godet, Zoe Bruneau, Kamel Abdelli, Richard Chevalier, Jessica Erickson, Alexandre Païta, Dimitri Basil
Productora: Wild Bunch
Año: 2014
Duración: 70 min.
País: Suiza