CANNES 2014: TIMBUKTU DE ABDERAHMANE SISSAKO

CANNES 2014: TIMBUKTU DE ABDERAHMANE SISSAKO

Por Mónica Delgado

Alejándose un poco de la vertiente del cine africano en la onda Ousmane Sembene, para apelar menos a la cuestión ritual o de relación social entre jerarquías en una misma comunidad, Timbuktu explora la invasión de la policía islámica en un pequeño pueblo en los desiertos de Mauritania, en un choque cultural abrupto y de carácter moral que es contado con ojo certero y denunciante. Esta ficción de Abderrahmane Sissako tiene un propósito claro: mostrar las limitaciones bajo el yugo del fundamentalismo, que deja de modo violento, sin canciones ni bailes, casi sin identidad a una parte de África en crisis permanente, sin resistencia. Y el cineasta mauritano lo hace a través de varios personajes en el desierto de Timbuktu, entre islámicos y africanos, bajo la sonoridad del inglés, francés y árabe, y desde las barreras culturales que, paradójicamente, van difuminando las fronteras de este continente.

Sissako arranca el filme con una suerte de metonimia sobre la cacería, que es al final de cuentas lo que alimenta al islamismo, que está a la caza permanente de las mínimas acciones que delaten una traición al «sistema», y así castigar o matar. Pero también se detiene en una escena paradigmática, la muerte de lo cultual, a partir de disparos sobre un grupo de ídolos de madera, que van a evidenciar incluso el fin de la imaginación y la distracción. Luego, Sissako nos acerca a la intimidad de una familia que vive en la periferia del pueblo, que vive del ganado, y que tiene un buey con nombre: GPS. Este nombre se convierte en motivo de la relación inherente que han establecido con la tecnología pese a la sequedad del desierto, tanto fundamentalistas como pobladores sometidos, como si se tratara de un nuevo dios que hace a todos iguales.

Así Timbuktu desarrolla una suerte de pequeñas historias con cuidado en los detalles, con niños, madres, hijas, vecinos, y que se van enlazando según los «delitos» que cometen, donde incluso por momentos pareciera que el cineasta prodiga una suerte de compasión hacia los personajes «malos» (como cuando se ve a uno de los islamistas bailar), para también para mostrar una serie de castigos, como la lapidación o los latigazos, a modo de teatro del horror, y también afirmando esa noción de maniqueísmo que gobierna todas las religiones.

Si bien hay cierto énfasis en una banda sonora que busca sublimar de modo bucólico ese espacio de arena y dunas, Sissako realiza un filme de distancias y de panorámicos para darle un espíritu tenue y tranquilo, precisamente marcado por la inmensidad del desierto, que hace aún más clara el pesar y la certeza de lo irremediable, donde los terrores quedan silenciados o apenas advertidos.

Competencia oficial 

Director: Abderrahmane Sissako
Guión: Abderrahmane Sissako, Kessen Tall
Fotografía: Sofian El Fani
Reparto: Abel Jafri, Hichem Yacoubi, Kettly Noël, Pino Desperado, Toulou Kiki
Año: 2014
Duración: 100 min.
País: Francia Francia