Por Mónica Delgado
¿Qué tipo de metáfora o juego referencial utiliza Philippe Garrel para relacionar la reconstrucción de un amor de antaño, resucitarlo, con el proceso de registro y edición de un documental? Es como si emergiera la intención de hacer esa analogía, sobre lo imprevisible en el mismo acto de filmar, sobre su libertad pero también sobre su máscara o simulacro, de las brechas entre lo que se dice y de lo que se actúa, y que comparado con el mismo acto de amor, se vuelve casi en puro acto de militancia. Pero, ¿se trata de eso?
El filme es sobre varias cosas: los celos ante el amor que se cree perdido, sobre las idas y venidas en una relación de carencias, o de la manida lucha de los sexos, pero Garrel va más allá, al dotar a L’Ombres des Femmes de un sentido del humor que corta cualquier solemnidad a una historia de amor que intenta salir del desgaste. Si por ejemplo, en El nacimiento del amor, La Frontera del Alba o en La Jalousie, los personajes reflexionan sobre la misma naturaleza de la ruptura o la desesperanza, en este filme reciente se parte de la premisa de cómo despertar el amor oculto, atrapado o perdido en el pasado.
En L’Ombre des Femmes aparecen los motivos garrelianos, pero ahora el amor romántico, que terminara antes en la disolución, la locura o el sacrificio, aquí pareciera estar con una posibilidad de retorno, y precisamente Garrel ofrece el relato breve de la recuperación del amor, como si fuera al final de cuentas un dogma difícil de remediar. Por ello lo asocio a esa analogía implícita de esta pareja encarnada por los estupendos Stanislas Merhar y Clotilde Courau, como dos examantes que tienen que juntarse nuevamente por un tema laboral: terminar de registrar, editar y producir un documental sobre un personaje que también tiene algo de ellos, o del amor que se profesan.
No me parece azaroso que esta proyección que abre la Quincena de Realizadores, estuviera acompañada de Actua 1, el corto del cineasta del mayo de 1968 y que fue restaurado hace poco por la Cinemateca Francesa, porque la correspondencia tiene que ver con un tipo de convicción ciega, y que en el amor, parece perdida, tal como lo viven estos amantes regulares en pleno otoño.