CANNES 2016: MA ROSA DE BRILLANTE MENDOZA

CANNES 2016: MA ROSA DE BRILLANTE MENDOZA

Por Mónica Delgado

Ma Rosa no escapa al miserabilismo y pornomiseria de films anteriores de Brillante Mendoza. Presentada como parte de la competencia oficial en Cannes, este opus número 22 del cineasta hurga nuevamente en una Manila de barrios populares, como usurpando el modo de representar las barriadas y personajes de lo lúmpen como suele hacer determinado cine brasileño mainstream. En Ma Rosa, a diferencia de otros trabajos del filipino, una mujer es la protagonista (en la línea de de Talub, suerte de docudrama que estuvo el año pasado en Un Certain Regard, y que habla también del miserabilismo pero luego de un desastre natural) y es el pilar de una familia que sobrevive gracias a la venta de drogas duras. Y así Ma Rosa cumple un papel doble, como parte del sostén económico pero también como afirmación de un icono materno que todo lo sacrifica y da, pero claro, aquí mostrado con aura fresh.

Pareciera que persiste la necesidad de Mendoza de seguir en los mismos universos de Masahista o Tirador, a través de personajes que de alguna manera siguen aflorando en el imaginario de esta Manila de podredumbre moral, carcomida por un sentido de lo solidario extraño o más bien subvertido, donde la ley apenas es algo que se puede respetar o violar, porque las fronteras entre el bien y el mal parecen estar demasiado rotas. Está sí el espíritu de la tradición de Lino Brocka, que apela a lo popular desde el folletín y melodrama, mostrando una Manila distinta bajo un sentido cinematográfico que buscó renovar, pero que en Mendoza se exotiza y empaqueta.

Ma Rosa debe librarse de una extorsión de la policía, quien le pide una suma alta para que ella pueda salir de la cárcel, detenida allí por vender drogas en su casa. Sus hijos son los encargados de conseguir el dinero solicitado, y lo hacen ya sea prostituyéndose, vendiendo objetos de la casa o extorsionando. Como si el peor Ripstein hubiera asomado, para ser deformado o imitado, ya que en Ma Rosa se apela a un miserabilismo pero desde lo dramático, ya que para la madre presa sí lo que hace ella está mal y para eso Brillante Mendoza coloca algunas tomas de familias trabajando duro en la calle, lo que a su protagonista le conmueve y la hace llorar. La oposición de su mundo corrupto. De esa manera, Mendoza nos mete en su propuesta moralista: mostrando un «debería ser» que extrae algunas lágrimas.

Ma Rosa está narrada desde una cámara en mano que funciona como dispositivo de registro documental, que entra junto con la policía, que va recorriendo las calles nocturnas de modo frenético, que sigue a los personajes en esta ciudad de barrios y mercados, donde se difuminan incluso los espacios institucionales: ropa colgada en la comisaría, niños sentados en las computadoras de los investigadores, o cenas al paso mientras hay presos en las celdas. Y sí, este pulso es lo que se destaca de un film cuyo afán es vender una idea de pobreza exotizada, pobreza y desesperación que puede obtener espectacularidad, mientras exista un mea culpa, que buscará sacar de la miseria buenas intenciones.

Competencia Oficial

Director: Brillante Mendoza
Guión: Troy Espiritu
Reparto: Jaclyn Jose, Julio Diaz, Felix Roco, Beron Geisler, Jomari Angeles, Neil Ryan Sese, Mercedes Cabral, Andi Eigenmann, Mark Anthony Fernandez, Mon Confiado, María Isabel López
Filipinas, 2016