CANNES 2016: PERSONAL SHOPPER DE OLIVIER ASSAYAS

CANNES 2016: PERSONAL SHOPPER DE OLIVIER ASSAYAS

Por Anne Wakefield Hoyt

Es indudable que al talentoso director francés Olivier Assayas le sobran las ideas. De hecho, en Personal Shopper hay suficiente para tres películas—lamentablemente, ninguna de ellas bien desarrollada-. En el clima de la primera se avizoran nubes provenientes de la cinta anterior de Assayas, la estupenda The Clouds of Sils Maria(2014). La dinámica entre estrella y asistente que funcionó tan bien entre Kristen Stewart y Juliette Binoche (como la actriz en decadencia), merecía explorarse mas en otro filme. En Personal Shopper, Stewart interpreta a la asistente de una celebridad del mundo de la moda.  Hay entre Maureen y su jefa una relación teñida por la envidia y el resentimiento—por ahí se asoman atisbos de “Las Criadas” de Jean Genet. Sin embargo, el fantasma de otra idea se le apareció a Assayas y también lo echó a la mezcla.

En esta segunda vertiente argumental, Maureen, es a la vez una médium que está tratando de comunicarse con el espíritu de su hermano gemelo recientemente fallecido. Una tercera vereda se insinúa con el duelo no resuelto de Maureen y su miedo a correr con la misma suerte de su hermano quien murió de una enfermedad congénita del corazón.  La muerte es una posibilidad real también para ella como le dice un médico al que visita, quien le confirma que sufre de la misma condición.

La película arranca cuando la viuda de su hermano la deja en la casa donde vivía con él en las afueras de París. La idea es que Maureen se asegure de que el espíritu de Lewis no ande merodeando por ahí (la cuñada quiere venderle la propiedad a unos amigos, pero no con fantasma incluido). Maureen pone su psique a trabajar y efectivamente, una presencia se hace notar. Assayas no cae en el recurso barato de tantas cintas de horror y solo sugiere con ráfagas de viento y portazos—por lo menos al principio. Ya entrado en confianza, el espíritu (que Maureen no sabe si es, o no, su hermano), se aparece como un efecto de computadora con forma definitivamente humana y hasta vomitando “ectoplasma”, según lo describe Maureen después. Al mismo tiempo, Maureen sigue atendiendo el closet de su jefa, Kyra, una espectacular modelo y diseñadora (Nora von Waldstätten). El trabajo de Maureen es comprar ropa y accesorios para Kyra en tiendas de alta costura. A pesar de que en las tiendas los dependientes le ofrecen que se pruebe la ropa antes de llevársela, ella se resiste pues Kyra se lo ha prohibido. De cualquier manera, Maureen no da la impresión de que la moda le interese. Detesta su trabajo y resiente a la caprichosa y exigente Kyra. La mente de Maureen está en otra parte. Además de la pérdida de su hermano, la joven vive atormentada por la posibilidad de comunicarse con su espíritu.

Como si ya todo esto no fuera suficiente, Personal Shopper introduce un elemento de misterio. En un viaje a Londres en tren comienza a recibir mensajes de texto en su teléfono de un interlocutor desconocido. Los textos revelen claramente que quien los envía la está siguiendo y sabe perfectamente donde está. Assayas dedica veinte minutos a este intercambio de mensajes. Al regresar a París, la muchacha se ve involucrada en un crimen que Assayas resuelve en menos de cinco minutos. Maureen da la impresión de que además de estar deprimida, se siente muy sola, pero en realidad no lo está tanto; su cuñada está al pendiente de ella y también un novio que, a pesar de estar de viaje, se comunica con ella a través de Skype. El tema de la comunicación y las nuevas tecnologías que siempre ha fascinado a Assayas subyace como el único hilo argumental del fragmentado guión. Kyra y Maureen apenas si coinciden en el mismo espacio, pues la primera, como buena jet-setter, se la pasa viajando. La comunicación entre ellas se da principalmente a través de mensajes escritos.

La introducción del tema de espiritismo se debe a lo que el director calificó en Cannes como una “fascinación con el auge del espiritismo en Europa a finales del siglo XIX”. El surgimiento de nuevos inventos como el telégrafo, la fotografía y el cine, abrió para algunos la posibilidad de lograr la última comunicación a distancia: la de los vivos con los muertos. Si una cinta de película o cámara fotográfica podía captar la realidad, ¿Por qué no la presencia de espíritus? En Francia, Víctor Hugo dejó detallado registro escrito de sus escarceos con el espiritismo y en Personal Shopper se hace alusión a eso.  Además del escritor francés, la cinta está salpicada de referencias eruditas, como la fotografía abstracta.

Pero más que nada, el único y verdadero hilo conductor de estos disparatados elementos en el guión, es la actriz estadounidense. Por lo visto, Assayas confió en que la sola presencia física de Stewart—etérea y misteriosa; intensa y atormentada—narraría su propia historia. Y si, Stewart ciertamente tiene un aire vampiresco que nos traslada de inmediato a un terreno sobrenatural, no deja de ser un frágil cimiento para sostener una película.  Para poner en perspectiva lo que esto significa habría que compararla con un experimento similar: Catherine Denevue en Repulsión (Roman Polanski, 1965). A diferencia de Deneuve, que se va transformando de una inocente jovencita a una mujer desquiciada, Stewart mantiene de principio a fin el mismo registro actoral. No hay tensión que vaya impactando acumulativamente su conducta; una falla de guión, principalmente. En Personal Shopper se nota la mano de un maestro como Assayas y esto la salva de ser un completo fracaso, pero dado el potencial de varias vetas de la historia, se siente más como el ensayo de un filme.

Competencia Oficial (ganadora al premio a mejor director, compartido con Cristian Mungiu)

Director: Olivier Assayas
Guión: Olivier Assayas
Fotografía: Yorick Lesaux
Reparto:Kristen Stewart, Lars Eidinger, Nora von Waldstätten, Anders Danielsen Lie, Pamela Betsy Cooper, Sigrid Bouaziz , David Bowles, Ty Olwin, Leo Haidar, Benoit Peverelli, Fabrice Reeves, Abigail Millar
Productora:Arte France Cinéma / CG Cinéma / Poisson Rouge Pictures
Francia, 2016