CANNES 2016: SIERANEVADA DE CRISTI PUIU

CANNES 2016: SIERANEVADA DE CRISTI PUIU

Por Mónica Delgado

Este año Cannes arrancó con un film ya de por sí imprescindible, no solo por tratarse de una proeza que se sostiene por casi tres horas en un ambiente cerrado y por un estilo de cámara que marca un nuevo giro dentro de la filmografía del cineasta, sino porque pareciera que por fin se apostara por un cine absolutamente de riesgo: personajes entablando diálogos plenos de un humor entre político y cuestionador muy a lo Cristi Puiu. El dominio del verbo.

En Trois exercices d’interprétation, Cristi Puiu condensaba su puesta en escena en planos fijos que permitían poner atención a los diálogos casi rohmerianos, basados libremente en tres conversaciones del filósofo ruso Vladimir Solovyov, que derivaban sobre diversos temas de índole político y social de un grupo de personajes/actores, y que al final terminaban en una sesión de espiritismo, a modo de catarsis. En su cortometraje para el film ómnibus Les ponts de Sarajevo, que se pudo ver hacer un par de años en Cannes, una pareja mantiene una conversación en la cama antes de dormir, y mencionan sus opiniones sobre la crisis económica y migratoria de Europa, mostrando con ironía un panorama de mixtura que rozaba el pesimismo. En ambos trabajos, los diálogos controlan la atención, y se vuelven en el motor de las imágenes. Sin embargo, y lejos también de La muerte del señor LazarescuSieranevada (Rumania, 2016) vemos la plenitud de un cineasta con una propuesta distinta, que literalmente «pivotea» la cámara, y que somete a un grupo de personajes a un juego a lo El Ángel Exterminador, sin la huella surrealista, pero sí con la intención de retrasar un rito una y otra vez.

En Sieranevada está el fantasma del ataque a los redactores de Charlie Hebdo y la desconfianza ante sucesos como el 9/11, pero eso apenas es un telón político de fondo, para hurgar en la sensibilidad de una historia familiar, y que Puiu logra poner en marcha desde un detonante argumental: un rito de despedida tras la muerte del padre. La cita es un almuerzo familiar que por diversas razones se va retrasando. Puiu elige un pequeño departamento en un suburbio de Bucarest, y elige un punto de vista que evita adentrarse por completo en este espacio, sino más bien hay una intención de observarlo todo casi desde el pequeño hall. Así, la cámara advierte espacios reducidos, creando un ambiente de presión pero evitando la claustrofobia, para una docena de invitados, entre madres, hermanas, hijos, nietos y parientes políticos. El protagonista Lary, Branescu Mimi, es un médico en retiro que se convierte a la vez en el observador crítico de los avatares de este rito de despedida, que propone ser un resumen de la sentimentalidad pos comunista y la fe dentro de los parámetros de la religión ortodoxa y sus rituales sacros.

La peculiaridad de Sieranevada se plasma desde el inicio, en la manera en que la cámara observa desde una esquina el breve comportamiento cotidiano de una pareja, en sus idas y venidas antes de acudir a la cita familiar. La llegada a la casa materna es el comienzo para el seguimiento de una serie de ritos que parecen no tener forma: se habla de la espera de un cura que debe bendecir las ropas del difunto, de la información que circula en redes sociales y en google, de la sobrina que frecuenta discotecas o de las infidelidades del esposo de la tía que no para de llorar. Y como en otros trabajos de Puiu el humor sutil y sugerente se vuelve el discurso que da forma a la puesta en escena en sí: personajes que cierran puertas, que hablan de las mentiras de Disney sobre los cuentos de hadas, que fuman todo el tiempo solo en la cocina, que sirven alimentos que nunca se van a comer, que escuchan canciones anacrónicas, desde un tema de Ace of Base hasta una versión de Maldita Primavera, pero para horadar en versiones y antagonismos de patriarcados supervivientes ante una preponderancia materna y desestimada. Mujeres versus hombres, pero también esposos contra esposas, pareciera ser la clave de todo este encierro.

Nada se dice abiertamente en Sieranevada, pero está allí en la superficie todo un proceso de desmitificación, o de reinvención de ritos, como lo que suele hacer Disney con los cuentos de los hermanos Grimm, por ejemplo, pero esta vez a través de hijos que ocupan el lugar del Padre, esa enorme figura que desde su ausencia logra cubrirlo todo.

Competencia Oficial

Director: Cristi Puiu
Guión: Cristi Puiu
Fotografía: Cristina Barbu
Montage: Christophe Vingtrinier, Jean Paul Bernard, Filip Muresan
Actores: Branescu Mimi, Dana Dogaru, Marin Grigore, Rolando Matsangos, Tatiana Eikel
Rumania, 2016