CANNES 2017: THE SQUARE DE RUBEN ÖSTLUND

CANNES 2017: THE SQUARE DE RUBEN ÖSTLUND

Por Mónica Delgado

En un pasaje de Visages Villages, se ve a Agnés Varda y a JR visitando y jugando en el museo de Louvre, afirmando con esta visita una necesidad del arte como inspiración y motor de vida. Varda se detiene en los rostros miméticos pintados por Archimboldo como acto de contemplación y celebración, de un registro que quizás ella y JR recuperan con sus retratos a lo largo de Francia. Menciono esta escena porque el sentido y uso del arte en The Square de Ruben Östlund, presentada dentro de la competencia oficial de Cannes 2017, también tiene una intención transformadora, pero que el cineasta sueco plantea de un modo más conceptual, por momentos concreto o preciso, y en otros, ambiguo o difuso. The Square plantea una relación especial entre el arte y los hombres. ¿Sirve el arte a estas alturas del siglo para transformar a las personas y a la sociedad, el sueño de las viejas vanguardias?

La “posmodernidad” en el mundo del arte, aquello que se desvanece en el aire de los museos y galerías y que ha transformado las obras en mercancia y en objeto maleable, es la unidad de medida con la que Östlund realiza una radiografía del ciudadano sueco de clase alta, ante las realidades sociales de la migración e inequidades diversas desde un motivo particular: la desconfianza en el otro. A partir de esta premisa Östlund se agarra de su protagonista, un artista y director de un museo, que se vuelve el hilo que va entrelazando diversas situaciones, a partir de su afán de lanzar una nueva “instalación”, denominada The Square, obra de una artista argentina, Lola Arias, para lo cual contrata los servicios de una agencia de publicidad “creativa”. Esta obra de arte, que no es más que un cuadrado dibujado en el suelo de una plaza, contiene una placa que señala que este espacio garantiza derechos y la exigencia de deberes para una convivencia en armonía, que tiene como elemento esencial la confianza en el otro. Así, el cineasta sueco, a partir de este concepto de burbuja, va construyendo un imaginario de la lucha entre confianza/desconfianza, evidente en algunas escenas y más soterrada en otras. Confianza tras un acto sexual, confianza en las relaciones laborales, confianza ante los hechos inesperados, por ejemplo. El tránsito de la desconfianza, de la perdida de un sentido humanista y el viraje hacia su recuperación es de lo que trata en el fondo The Square; aunque el modo elegido por Östlund no sea del todo cerrado: mucho cabo suelto (de estilo, de personajes, de salidas argumentales).

En The Square, como en Force Majeure, Östlund recurre a un humor sardónico, aunque aquí por momentos grotesco, que interpela, y que hace pensar en la marca lúdica de un Roy Andersson, pero la comparación se vuelve pequeña ante el diseño de las situaciones hilarantes, que el cineasta sueco elabora en torno a esta burguesía culta y letrada que en tiempos de diversidad cultural y redes sociales aún sigue enclaustrada en una visión elitista de lo social y el arte. Lo que sí es notable es el modo en que Östlund va describiendo el entorno de galeristas, críticos de arte, gestores culturales, burlándose de las peripecias conceptuales, del canon del arte actual, y de la frivolización de lo curatorial. Pero todo este mundo del arte (graficado de modo excepcional a través de una escena donde se luce una perfomance violenta en medio de una cena benéfica con millonarios) es en suma el artificio con el que el cineasta va a lanzar su moraleja de la confianza/desconfianza, ya que todo el film se va estructurando ante situaciones donde este mensaje se luzca claramente, incluso de modo muy elocuente.

Hay una analogía animal que cruza diversos momentos del film: el del simio ante los hombres y mujeres, de lo salvaje ante lo que pretende no serlo, o de la simple contención o represión de ese lado humano más libre. Y es quizás lo que permite, con su extrañeza o lado pulsional, las partes más logradas del film.

Al final de cuentas, The Square deja en claro, que a pesar del vacío del arte actual, hay la posibilidad de que pueda transformar a la gente. La instalación que da título al film logrará su propósito, al menos permitirá cambiar la perspectiva de algunos personajes y de meterlos en la ruta de la confianza, en un país de apariencia segura, pero solo de la condición estable que dan los privilegios en algunas clases sociales.

Competencia Internacional
Director: Ruben Östlund
Guión: Ruben Östlund
Reparto: Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary, Claes Bang, Emelie Beckius,Linda Anborg, Sarah Giercksky, Jan Lindwall, Christopher Læssø, Peter Diaz, John Nordling, Annica Liljeblad, Henric Wassberg, Denise Wessman, Marina Schiptjenko.
Productora: Plattform Produktion / ARTE France Cinéma / Coproduction Office.
Suecia, 2017