CANNES 2017: YOU WERE NEVER REALLY HERE DE LYNNE RAMSAY

CANNES 2017: YOU WERE NEVER REALLY HERE DE LYNNE RAMSAY

Por Anne Wakefield Hoyt

Hay una escena sublime a la mitad de You Were Never Really Here que explica metafóricamente el sentido de la película entera. Con la música de fondo de Jonny Greenwood, el brutal asesino a sueldo Joe (Joaquín Phoenix), se avienta al río. Joe lleva cargando el peso de lo único bueno que tuvo en su horripilante vida. La intención es morir, pero el recuerdo de Nina, una niña secuestrada a la que falló en rescatar en su última misión, lo lleva a cambiar de opinión y se empuja hacia arriba en el agua; hacia la luz, hacia su última esperanza de redención. Joe sale determinado a salvar a Nina (Ekaterina Samsonov).

Basada en una novela corta  de Jonathan Ames, la película de la escocesa Lynne Ramsay es un complemento perfecto de We Need to Talk About Kevin que la diera a conocer en 2014: Si la maldad en Kevin se explicaba implícitamente en una maternidad fallida, en You Were Never Really Here abarca el círculo mucho más amplio de la sociedad entera, donde lo ocurrido en el ambito familiar ni siquiera importa demasiado. De hecho, el terrible mensaje final es que ni siquiera el amor maternal sería suficiente para salvarte en un mundo tan podrido.

La primera vez que lo vemos, Joe esta trabajando. Es decir, asesinando despiadadamente a martillazos a un hombre al que le han pagado por eliminar.  Al tiempo que realiza su encomienda, Joe es asaltado por recuerdos de un pasado lleno de violencia. En pequeñas dosis y repartidos a lo largo de la historia, varios flashbacks nos dan un atisbo de lo sufrido por el niño Joe a manos de un padre sádico. Terminada su misión, Joe regresa a casa, una modesta casa de clase media en la que lo espera su anciana madre (Judith Roberts) viendo la televisión en la sala. En la pantalla se proyecta nada menos que Psicosis de Alfred Hitchcock.

Por  un momento Ramsey juega con nuestras expectativas de que la relación de Joe con su madre tendrá el sello de Norman Bates, pero la mujer es dulce y amorosa. Este es solo uno de los muchos toques de humor que se permite Ramsay. A pesar de lo anormal de que a su edad, siga viviendo con su madre, no hay nada patológico en la relación de Joe con ella.  Al contrario, Joe la trata con respeto y con cariño. De hecho, en un flashback descubrimos que la mamá era también víctima del abusivo padre y que trataba de proteger al niño como podía.

En flashbacks descubrimos también que Joe es un veterano de guerra, pero ahora trabaja en la clandestinidad como asesino a sueldo. Joe es contratado para rescatar a la hija de un senador de Nueva York que ha sido secuestrada por una red de tratantes de menores. Como todo un profesional, Joe sigue la pista de los criminales y los localiza en un prostíbulo de los barrios bajos de Manhattan. Ahí descubrirá a la púber que es la imagen misma de la inocencia con su cabello rubio y camisón blanco. Nina esta obviamente traumatizada, pero aun así, pregunta a Joe su nombre y lo abraza, despertando algo insospechado en él. A partir de ese momento la motivación para hacer su trabajo esta cargada de un ánimo justiciero. Más que simplemente salvar  a la niña, parece haber en la determinación del sicario un deseo más profundo de rescatar lo único bueno que puede quedar en su propia alma.

A pesar de la violencia grafica y sordidez del tema, You Were Never Really Here tiene un tono ligero que la eleva por encima de la historia y que Ramsay expresa con lirismo y humor negro. You Were Never Really Here prueba lo que ya apuntaba desde We Need to Talk About Kevin, que Ramsay es la cineasta europea más talentosa del momento.