Por Aldo Padilla
Lentejuelas, 16 mm y una estética fuertemente queer definen parte de la obra de Marie Losier, caracterizada por sus cortos mudos esperpénticos posteriormente al retrato de personajes nocturnos que parecen ser sacados de un mundo liderado por Liberace. El primer contacto con la escena de la lucha libre se dio en el corto Bim, Bam, Boom, Las Luchas Morenas!, el seguimiento de una madre y dos hijas que son parte de un trio de luchadoras que se muestran en México y en Japón en su performance plagada de estridencia.
El último film de Losier Cassandro The Exotico! es un descubrimiento y un desafío a un deporte-performance que es la exaltación de lo que se entiende como lo varonil, ya que el protagonista explota su homosexualidad para llevar a su papel de luchador a otro plano, en el cual entiende totalmente que el éxito en su ámbito depende principalmente de la individualización del personaje. Convertirse en un icono sin descuidar la parte técnica como única forma de conseguir conquistar a las masas que en mayor o menor cantidad esperan a Cassandro, ya sea en los pequeños pueblos en la actualidad o en las arenas gigantes en su mayor momento de auge. Aunque Losier no se queda en la superficie de una idea clásica de una historia de auge y caída, recurre al montaje de archivos para entender culturalmente lo que representa la lucha libre en México y el sur de EE.UU., además de mostrar los pequeños ritos de Cassandro, desde su lucha contra sus adicciones hasta su vigencia como personaje frente a las lesiones y el paso del tiempo.
Las entrevistas y el seguimiento son solo una pequeña parte del retrato. Losier decide transformar el ambiente que rodea a Cassandro en un juego onírico con los recursos propios de la lucha libre, donde las largas capas, el látex, las máscaras, se transforman en un material perfecto para la construcción de aquellos mundos psicodélicos que tanto caracterizan a la directora y, ante todo, dejando que su protagonista brille y se inmortalice en 16 mm.
La elegancia inherente de L’amour debout del frances Michaël Dacheux complementa el exotismo de Losier, donde el amor toma extraños rumbos luego de la ruptura de Martin y Lea. Mientras Martin tiene una difusa relación con el mundo del cine, en algún momento del film busca de manera un tanto enrevesada tratar de definir la programación de películas, lo cual genera un efecto meta referencial de una profesión que no siempre es reivindicada. Este efecto se hace mucho más grande con la aparición de Françoise Lebrun, protagonista de La mama y la puta, que se convierte en una suerte de faro para las contradicciones de Martin. Aunque el mayor conflicto del protagonista se basa en una bisexualidad que lo confunde y lo lleva a buscar la respuesta en su entorno social, con el trasfondo de su incierto futuro en una ciudad que le es ajena.
El recorrido de Lea tiene un paralelismo considerable, ya que su problema se limita a la atracción hacia un hombre mayor, mientras busca reforzar su conocimiento interno recorriendo una ciudad que va redescubriendo en pequeños espacios como guía turística. Es en este punto donde llama la atención que este redescubrimiento de ambos personajes se dé por vías no convencionales. La arquitectura que mueve a Lea, y el cine y el electromagnetismo en el caso de Martin. Si bien las historias post rompimiento apenas se cruzan discurren a través de un discurso similar.
Además de las películas nombradas vimos dos películas más de la sección ACID, aunque bastante más convencionales en sus propuestas: Seule à mon mariage de la belga Marta Bergman, y We the coyotes de Hanna Ladoul y Marco La Via. El primero es un film que mantiene ciertos tópicos sobre las mujeres de Europa del Este, donde la única salida de la protagonista es la búsqueda de un esposo a través de una agencia de matrimonios, si bien hay cierto audacia a la hora de las decisiones que toma la mujer, tanto como madre y también en la forma de enfrentar a su pareja belga con problemas de sociabilidad, la película en conjunto no deja de ser otro film condescendiente más sobre Europa como única salvación.
We the coyotes plantea una estética y guion que tienden al lenguaje de la televisión, quedandosé en la superficie de los problemas laborales y la fuerte competencia que enfrenta la juventud en las grandes ciudades (Los Angeles) vista desde los ojos de una pareja que busca su primer empleo. La idea americana del eterno casting, no solo para los trabajos, sino también para la aceptación de la familia, se recalca hasta el cansancio acompañada de una serie de eventos desafortunados, acompañada de la idea de la masa citadina devorando a los peces nuevos. A pesar de pequeños instantes de lucidez relacionados con la denuncia laboral, la mayor parte se queda en la sensación de algo ya visto muchas veces.
Cassandro the Exotico! – ACID
Dirección, Fotografía: Marie Losier
Guion: Marie Losier, Antoine Barraud
Sonido: Marie Losier, Gilles Benardeau
Producción: Tamara Films
Francia, 2018, 73 minutos
L’amour debout – ACID
Dirección y guion: Michaël Dacheux
Producción: Perspective Films
Fotografía: Frédéric Hauss
Montaje: Clément Pinteaux
Sonido: Olivier Pelletier et Mikaël Barre
Reparto: Paul Delbreil, Adèle Csech, Samuel Fasse
Francia, 2018, 85 minutos