CANNES 2018: LE LIVRE D’IMAGE DE JEAN-LUC GODARD

CANNES 2018: LE LIVRE D’IMAGE DE JEAN-LUC GODARD

Por Mónica Delgado

Jean-Luc Godard es el único cineasta del mundo que logra meter a más de tres mil personas a una sala para hacerlos ver (u obligarlos a ver) cine experimental. Por ello, resulta interesante la inclusión de un film como Le Livre d’Image (The Image Book) en la competencia oficial de la 71° edición de Cannes, tanto en el aspecto extracinematográfico que menciono, de convocar a críticos y periodistas que extrañan al cineasta de Al final de la escapada, Week-end o Pierrot Le Fou (la película del afiche oficial de este año), como en el aspecto del ensayo experimental en sí, la de Godard convirtiendo la sala Lumiére en una gran instalación o espacio de experimentación.

A diferencia de su anterior film Adiós al Lenguaje -que también estuvo en competencia canina y que fue ganador junto a Mommy de Dolan de un premio del jurado, y que retó al público en el festival, en Le Livre d’Image, Godard vuelve los recursos de su Histoire(s) du Cinéma, para reflexionar sobre el cine, pero también para atacar aquí con diversas ideas, citas, frames, clips, canciones y su propia voz en off, a un panorama político de la imagen, de sus usos, apropiaciones y sentidos, aludiendo a la relación de occidente con los países árabes, el orientalismo, el poder de Rusia y los resultados de los conflictos y terrorismo actuales.

Este libro de la imagen que Godard reelabora se divide en cuatro partes. En la primera, la más cercana a Histoire(s) du Cinéma, se centra en su auscultación de tiempo y memoria desde diversos episodios o momentos del cine, y de cómo los remakes, ya no son solo materia del cine en sí, en un plano cerrado de significantes, un objeto que copia dentro de un mismo sistema o lenguaje, sino que su símil o simulacros, se replican en lo real. Sus versiones de remakes aparecen ya más allá de esas ficciones, ahora convertidas en constructos asumidos per se y que definen lo real.

Luego, en las siguientes partes de este libro, se detiene en la figura de los trenes como los otros tipos de “remake”, pero ahora ya no de la historia, de la memoria o de la simulación, sino que también es replicable el sentido del movimiento. Luego, la tesis conceptuales de las dos primeras, sobre el tiempo y el movimiento, se van afirmando en los discursos políticos que imperan y crean nuevas concepciones del mundo, en temas capitales de la política actual, incluso con una mirada sobre las representaciones de las mujeres a la luz de los nuevos movimientos feministas. Godard en Le Livre d’Image dispara a todo.

El arranque de Le Livre d’Image, define la psique del film. Las manos como definitorias de las acciones de los hombres, como reflejo de sus almas. Es a partir de este inicio que Godard va componiendo un ensayo atonal, arrítmico, con escenas o pequeños clips, intervenidos en color, formato o duración, tanto de Cocteau, Epstein, Jacques Perconte, Nicholas Ray, Pasolini, como de Van Sant, Hitchcock o Browning, Spielberg. Y sobre todo, emplea diversas capas sonoras, o mejor dicho, utiliza un panning sonoro que permite apoderarse de toda la sala, como si se tratara de un ente que quiere penetrar conciencias o al menos insertar algunas reflexiones, extraidas de Rimbaud, Baudelaire o Malraux.

En Le Livre d’Image, Godard, no solo elabora un ensayo sobre la imagen y las palabras, sobre la inevitable repetición (como concepto clave) y el papel de la memoria en ello, sino también una ofrenda notable sobre la materialidad del cine desde el digital, que lo dilata o exorciza.