Por Mónica Delgado
Más allá de la frase “basada en hechos reales” que aparece al inicio, Canción sin nombre de Melina León es un film que crea atmósferas nebulosas y entristecidas de una Lima en medio del caos de un país políticamente en crisis en los años ochenta. Hecha en formato 4:3, esta visión casi cuadrada, es aprovechada desde la intro, una suerte de presentación que da la sensación de que estamos dentro de una pantalla de TV con las texturas que imitan al 8 mm, y que muestran recortes de diarios con noticias de la época o con escenas, por ejemplo, del suicida Alan García Pérez, ex presidente de la República y uno de los responsables de la hiperinflación y del drama social y moral que viven los personajes.
Filmada en un maravilloso blanco y negro, a cargo de Inti Briones, Canción sin nombre, busca bajo este influjo de los días nublados, recuperar el espíritu de orfandad y decadencia de esta época de toque de quedas y bombas. Y más que la investigación periodística en la cual se inspira, de bebés robados al nacer a madres pobres, es una mirada desde la perspectiva de dos personajes que sufren las consecuencias de una sociedad en anomia, fruto del caos político, la inflación económica y la barbarie de Sendero Luminoso. Dos historias, la de mujer (Pamela Mendoza) con una hija recién nacida raptada, y la de un periodista (Tommy Párraga), que se cruzan en un drama que no tiene la intención de ser una indagación policial, sino más bien transmitir esas sensaciones de imposibilidad en un entorno hostil. Y quizás este sea el mayor logro del film, que se concentra más en este modo en que se presentan los escenarios de una Lima mórbida, vieja y olvidada, o de un Iquitos abstraído de su usual anatomía, para ser mostrado como un espacio de acumulación y pobreza extrema (y quizás en ese sentido también ofrezca una cuota de exotización de la pobreza que recuerda a algunos melodramas del filipino Brillante Mendoza).
Menciono que es más un film de climas, propiciados por este blanco y negro de neblinas y sequedad, pese a que se escucha siempre el mar cerca a los arenales, ya que las subtramas que aparecen, la del esposo de Georgina (la prescindible escena del ataque terrorista por ejemplo) y la del cubano amigo del periodista, parecen desviar el vínculo entre la madre que busca justicia y el periodista que indaga, y quizás por ello queda la sensación de que no se cierren bien algunos móviles de los personajes.
Por otro lado, tampoco es casual que el film se denomine “canción”, ya que las atmósferas musicales compuestas por Pauchi Sasaki, quien estuvo incluso en vivo tocando en los previos de la presentación en Cannes, le dan el clima más bien de réquiem, mezclado también con danzas de tijeras y huaynos que aparecen en algunas escenas. Y aquí entra otro aspecto de valor que conjuga junto a la muy lograda fotografía, y que suman a este debut, que de todas maneras luce auspicioso para la carrera de Melina León. Que el film haya sido seleccionado y presentado en la Quincena de Realizadores es un logro a celebrar, más aún en un contexto en que el fujimorismo cuestiona el otorgamiento de recursos del tesoro público para el cine peruano.
También hay un aspecto moral del film que hace ruido, y que proviene del diálogo del periodista Pedro con un senador, quien dice que no podrá hacer mucho por el caso de la denuncia de una red de tráfico de bebés, ya que estos estarán mucho mejor cuidados antes que volver al seno materno pobre. “¿Qué les espera a estos niños si regresan al Perú, si vuelven con esas madres que no tienen qué ofrecerles?”, y quizás por eso la resolución sea Georgina cantando en quechua su desolación, extrañando a su hija sin poder hacer nada.
Quincena de Realizadores
Directora: Melina León
Reparto: Pamela Mendoza, Tommy Párraga, Lucio Rojas, Maykol Hernández, Lidia Quispe
Guionistas: Melina Leon, Michael J. White
Fotógrafo: Inti Briones
Editores: Melina León, Manuel Bauer, Antolín Prieto
Música: Pauchi Sasaki
Diseño de sonido: Pablo Rivas
Productores: Inti Briones, Melina Leon, Michael J. White
Perú, España, EE.UU., Chile, 97 minutos