Por Mónica Delgado
O que arde vuelve a una preocupación temática que aparece en gran parte de llamado nuevo cine gallego: la resistencia a la distorsión de la vida natural o rural, el temor de la perdida de ritos y tradiciones y la visión desde personajes que habitan estos espacios liminales ante la modernidad de las urbes y su amenaza. En esta primera presentación del cine gallego en Un Certain Regard del Festival de Cannes (Laxe ya ha estado por Cannes dos veces con Mimosas y Todos vós sodes capitáns), lo primero que ha asomado con una intro metafórica es precisamente la concreción de esta disquisición: un árbol centenario que se resiste a ser talado.
La salida de un pirómano de la cárcel y el regreso al hogar materno en Vilela, en los Ancares de Lugo, plantea la posibilidad permanente de que todo estalle. El pirómano suelto, en sus silencios, ligeros movimientos y paseos por el pueblo, lo convierten en amenaza permanente. Sin embargo, Laxe parece más concentrado en describir la relación con la madre anciana que vive sola, criando ganado y cosechando. Esta mujer va a pasar también a ser una figura de resistencia, como el árbol del inicio ante la posibilidad de que el fuego aparezca.
Este tercer film de Oliver Laxe tiene una narrativa menos emparentada con sus trabajos anteriores, es decir, es más “lineal”, y desde el inicio también deja en claro de que estos personajes de la madre y el hijo se conectan con la idea de preservar la vida en el campo ante la posible llegada de turistas, debido a que un vecino intenta abrir un nuevo negocio. Por eso, a Laxe le interesa más elaborar una tesis sobre la dicotomía campo con una modernidad fuera de campo, antes que ofrecer un relato con final cerrado, como pasa con el diseño de los personajes ya que parece no querer adentrarse en ellos. La defensa de un orden es la idea que prima, y el fuego controlado es lo que resignificará esta vuelta a la normalidad de la vida rural.
El trabajo en la fotografía del también cineasta Mauro Herce, sobre todo en las escenas de fuego, o del bosque bajo el clima lluvioso, es primordial, además de estupenda, para brindar al escenario de una belleza melancólica. Y a diferencia de otros films gallegos (porque es inevitable incluir este film en una lista junto a Arraianos, o incluso Trinta Lumes), Laxe coloca algunos elementos para atraer la atención del público, como un uso más pop de la banda sonora (más allá de música clásica aparece la archiconocida Suzanne de Leonard Cohen, por ejemplo), lo cual no es un defecto pero develaría lo primero que pudo prescindir, una intención por enganchar con un espectador dispuesto a entregarse a esta historia de miedo al otro y de defensa de una vida tradicional de un modo más fácil.
Un certain regard
Dirección: Oliver Laxe
Guion: Santiago Fillol, Oliver Laxe
Fotografía: Mauro Herce
Reparto: Amador Arias, Benedicta Sánchez
Productora: 4A4 Productions / Miramemira / Tarantula
España-Francia-Luxemburgo, 89 minutos, 2019