CANNES 2022: PACIFICTION DE ALBERT SERRA

CANNES 2022: PACIFICTION DE ALBERT SERRA

Por Mónica Delgado

Al menos los primeros minutos de Pacifiction (Tourment sur les îles, 2022) nos indican que no se trata de un usual film de Albert Serra. Este sexto largometraje de ficción del cineasta catalán abre con un travelling lateral de unos containers en alguna ciudad portuaria francesa, y ese movimiento produce un símbolo fuente de la economía mundial -quizás con algún eco colonial aún vigente- como preludio a unas escenas iniciales que tienen unos tintes narrativos poco usados en obras anteriores, de la mano de la presentación de un grupo de personajes secundarios. La impresión de este inicio muy “narrativo” en un tono cuasi convencional poco a poco se va diluyendo, ya que Serra logra dispersar esta estructura con contrapuntos expresivos, que anulan la lógica lineal del devenir de los relatos. Como dijera el cineasta en una entrevista de la página del Festival de Cannes*, es un film basado en la dispersión de la percepción del espacio y tiempo.

Pacifiction describe la llegada a Tahití de un alto comisario de la república francesa, De Roller (encarnado por Benoît Magimel), quien emplea algunos modos de la diplomacia para realizar algunas acciones y reuniones en ese alejado y paradisíaco lugar, de la mano de una escritora francesa y de algunos personajes locales, como el que encarna la actriz trans Pahoa Mahagafanau. Por un lado, parece que viene a realizar algunas gestiones en torno a una extensión de una hegemonía territorial (un casino de lujo), y por otro, a intentar calmar los rumores entre los habitantes del lugar sobre el regreso a algunas experimentaciones de bombas atómicas como las vividas en el atolón Mururoa. Este breve resumen de la trama cobra vida en espacios específicos: un bar de mala muerte, la playa, sala de reuniones, una cancha deportiva o alguna oficina de algún local.

Pacifiction es el tercer film de Serra en el Festival de Cannes, junto a Liberté (2019), que estuvo en Un Certain Regard, y La muerte de Louis XIV (2016), presentada fuera de concurso. Por otro lado, Honor de caballería (2006) estuvo en la Semana de la Crítica. Esta obra del director en la competencia oficial devino en la apuesta expresiva más arriesgada de esta edición; y afortunadamente se convirtió en una isla creativa y provocadora en medio de una programación deslucida. Lástima que no tuviera reconocimiento alguno en el palmarés.

Lo más valioso de una obra como Pacifiction es precisamente su imperfección. Su valor está en ser un film ondulante, dubitativo, desde esta percepción dispersa que hacia al final se va afirmando hacia la certeza del desvarío. Lo único cierto es el clima de la ensoñación. Por otro lado, es una película donde se tiene la sensación de estar ante imágenes nunca antes filmadas, como aquellas que logra mar adentro el fotógrafo Artur Tort, y eso ya es un privilegio en la vejez del cine. Uno de estos momentos de epifanía aparece cuando De Roller se sube a una moto acuática para unirse a un grupo de espectadores en altamar para disfrutar de las hazañas de unos surfistas. O los últimos treinta minutos que componen una poética sobre la observación que deviene luego en puro ritmo, con citas inevitables a un tipo de cine queer y de vanguardia.

Como en otros films de Serra, estamos dentro de las mecánicas internas del poder, desde los ámbitos de lo intimista, doméstico o cotidiano, y no visto como procesos planificados y organizados desde su institucionalidad, sino de unos procedimientos frívolos o fuera del campo de la Historia que se basan en el desborde, la improvisación y, quizás, la megalomanía. Serra plantea una retórica oscilante de la diplomacia, como si dentro del discurso de los poderosos no hiciera falta lo orgánico, lo estratégico, la claridad, sino solo existir per se, solo enunciar, desde sus mediadores y héroes.

Por otro lado, Pacifiction es un film sobre los rezagos coloniales de Francia en pleno siglo XXI, o mejor dicho, sobre su vigente potencia desde el deseo de esta sutil reinserción. Para la extensión colonial solo parece ser útil un verbo efectivo. Como indicó Aimé Césaire en 1954: “…el colonialismo no ha muerto. Destaca en renovar sus formas para perpetuarse; tras los tiempos brutales de la política de dominación se han visto los tiempos más hipócritas, aunque no menos nefastos, de la llamada política de asociación o de unión”, y dentro de esta paradoja de lo unificador para evitar el independentismo u otras formas de autonomía, el film de Serra se abre a esta discusión de manera feroz, aunque haya sido producida con capitales franceses y haya sido parte de la selección del festival más caro y más francés del mundo.

Notas
*Entrevista de Charlotte Pavard a Albert Serra.
** Tomado de Bounama, S. (2019) El colonialismo francés es una realidad viva.
Competencia oficial
Dirección: Albert Serra
Guion: Albert Serra
Fotografía: Artur Tort
Reparto: Benoît Magimel, Pahoa Mahagafanau, Marc Susini, Matahi Pambrun, Alexandre Mello, Sergi López, Cécile Guilbert, Montse Triola, Lluís Serrat, Mareva Wong, Baptiste Pinteaux, Michael Vautor, Cyrus Arai, Laurent Brissonnaud, Mike Landscape
Productora: Idéale Audience Group, Andergraun Films, arte France Cinéma, Rosa Filmes, Radiotelevisão Portuguesa, Tamtam Film GmbH, Archipel Production
Francia-España-Alemania-Portugal, 164 min, 2022