CANNES 2022: R.M.N. DE CRISTIAN MUNGIU

CANNES 2022: R.M.N. DE CRISTIAN MUNGIU

Por Mónica Delgado

Luego de Graduation (Bacalaureat, 2016), Cristi Mungiu regresa a las pantallas en R.M.N. con una historia que funciona como alegoría social sobre racismo, clasismo y fascismo, que se ambienta en una comuna transilvánica. Describir las características de la semilla del fascismo, o es más, la naturaleza misma de esa tara social y política, es la materia emocional con la que el cineasta va construyendo la sensibilidad de una sociedad racializada -y que racializa- desde dentro de Europa y también como parte de la periferia. Más que hablar del origen de un tipo de fascismo, Mungiu se aproxima a una tesis sociológica, al mostrar una radiografía de un pueblo multiétnico y diverso, que ha sufrido a lo largo de la historia de Europa una exclusión, y que es capaz, también, de ejercer violencia sobre otros. En la ficción de Mungiu, no hay clemencia en el acto del desprecio étnico.

El argumento del film parte con el seguimiento a Matthias (Marin Grigore), un obrero quien huye del trabajo en un matadero en Alemania, tras atacar a un compañero que lo trata de gitano. Regresa a su pueblo en  Transilvania, para volver al hogar, junto a su ex esposa e hijo, y cerca a su padre Otto. Allí retoma una relación con Csilla, su exnovia. Si bien el film empieza centrado en el foco Matthias, poco a poco va virando hacia el foco Csilla, ya que ella es una jefa de personal en una fábrica de panes, y que deviene en la mala de la película ya que el pueblo rechaza a los trabajadores de Sri Lanka que ha contratado.

La situación del pueblo cambia desde dos perspectivas según Mungiu: desde la llegada de Matthias, que encarna todo un gesto de masculinidad tóxica (quiere que su hijo pequeño no sea educado por su madre y lo alienta a enfrentar de manera tosca sus miedos, además de su afán acosador contra Csilla), y desde la contratación de los tres empleados extranjeros, a quienes se ve como entes pertubardores: “no vamos a comer un pan hecho por esas manos”, es una de las frases que prima como reclamo para excluirlos de esa zona en medio de los Cárpatos. Estos dos acercamientos temáticos (el del machismo y la xenofobia) van a permitir al cineasta explorar la ideología de esta comunidad, sobre todo en un notable plano secuencia, que da a conocer las dinámicas democráticas del pueblo, pero sometidas a los discursos de un nacionalismo exacerbado y demagógico.

En este momento emblemático del film, en que los habitantes del pueblo discuten de manera colectiva las medidas -como toda democracia- marca la analogía contemporánea, de cómo los fascismos emplean los mecanismos del consenso y los ecos de la esfera pública para la legitimidad de sus propuestas. Pese a este momento cumbre y logrado de R.M.N., el curso dilatado del eje principal sobre la xenofobia parece pender de lo reiterativo y de algunas metáforas sobre la animalidad humana ya manidas (basada en las escenas iniciales del matadero, o en la figura del oso, como símbolo de ataque y ferocidad).

R.M.N. es un film con altibajos, pero con interés, ya que se muestra como eco de una temática en el cine europeo actual, en torno a la crítica social y política en contextos de surgimientos de ultras derechas.

Competencia oficial
Dirección: Cristian Mungiu
Guion: Cristian Mungiu
Fotografía: Tudor Vladimir Panduru
Reparto: Marin Grigore, Judith State, Macrina Barladeanu, Orsolya Moldován, Rácz Endre, József Bíró, Ovidiu Crisan, Zoltán Deák, Cerasela Iosifescu, Andrei Finti, Bacs Miklos, Alin Panc, Victor Benderra
Productora: Les Films du Fleuve, Mobra Films Productions, Why Not Productions, Filmgate Films, Film I Väst, France 3 Cinéma
Rumania, 125 min, 2022