Por José Sarmiento Hinojosa
La construcción de la ficción, del docu-ficción, del fake documentary juega un rol primordial en esta construcción extraña de Bruno Risas. Ideada como un diario fílmico de ciencia ficción (sic), Ontem Havia Coisas Estranhas no Ceú, declara muy tempranamente sus intenciones: es el seguimiento de la misma familia de Risas, en su quehacer cotidiano, en medio de una crisis económica que afecta la región. Cada uno de los personajes del cineasta, no solo participa en su rol de parte de la familia cuya vida está siendo registrada por Risas, sino también como actores (pagados) del cineasta que construyen ciertas escenas o momentos particulares del filme, que el documentalista ficciona con ciertos propósitos, todos dirigidos a complementar el panorama de convivencia en su propio hogar.
Lo particularmente sobresaliente en este filme del director de fotografía de A Rosa Azul de Novalis, es la capacidad de dejarnos suspendidos en un estado de incertidumbre con respecto a qué porcentaje del filme que estamos viendo es una construcción ficcional o un verdadero retrato de la familia del cineasta. Y Risas es lo suficientemente inteligente para arrojarnos guiños, o a veces verdades obvias sobre su intención: en un plano distendido de la madre mirando al horizonte, que parece ser un verdadero registro del universo interno de la misma, la madre (como actriz), rompe la cuarta pared y estalla en risas, incapaz de mantenerse seria durante la escena. Esto provoca el enojo del director, quien le llama la atención enfáticamente, y le menciona que él “le está pagando” y que “debería actuar profesionalmente”. Esto ocasiona el enojo de la madre, quien se ve claramente afectada por esta reacción un tanto mezquina del hijo (Bruno Risas no teme también evidenciar esto) y luego de una discusión, parece llegar a las lágrimas. Parece que en ese momento, la verdad asoma durante unos segundos. Pero de nuevo la pregunta: ¿fue todo esto también una construcción del director?.
Miles de discusiones se han formado a partir de cuánta interferencia puede tener el documentalista dentro del filme que realiza, y en Ontem Havia Coisas Estranhas no Ceú, este “problema” se convierte en un recurso útil para los propósitos de cineasta (acentuado inclusive con el extraño final del filme). Si, lo que estamos viendo es un documental, y si, lo que estamos viendo también es una ficción, pero el choque tangencial de ambas corrientes es lo que ocasiona esta reflexión sobre los papeles de cada uno de los miembros de la familia del cineasta. Una ficción completa hubiera alienado quizá al espectador como una más de esas “ficciones realistas” de los problemas sociales en Brazil y su particular afección dentro de las familias de la región, y una observación documental con mínima intervención quizá no hubiese tenido el potencial dramático y ciertamente potente que Risas le da al filme. Mezclando dos tipos de registro, Bruno Risas ha conseguido un retrato sólido y bastante entretenido de lo que significa vivir en medio de la crisis y de los afectos personales del cineasta con cada miembro de su familia.
Director, guionista: Bruno Risas
Productores: Julia Alves, Michael Wahrmann
2019, Brasil, 117 min