Por Nicolás Carrasco
Signal 8 (Simon Liu, 2019)
Con imágenes en 16mm que parecen condensadas en el tiempo, Signal 8 es una “sinfonía urbana” misteriosa y fascinante del Hong Kong actual, así como un retrato de la alienación contemporánea formado de pequeños instantes, impresiones, de la vida en la ciudad, durante el día y la noche. La película muestra personas en momentos y lugares de transición, de paso, entre destinos finales: la calle, las estaciones de metro, escaleras mecánicas, cruces peatonales. Simon Liu quiere reconstruir, mediante sus imágenes, el ritmo de esta ciudad.
Simon Liu parece siempre haberse inclinado por el city symphony como género, ya que en sus otras películas se nota su gusto por lo urbano, por las grandes ciudades, por la velocidad. El film está estructurado entre momentos de éxtasis y movimientos frenéticos, entre imágenes que pasan a la velocidad de la luz, luces de neón en la noche y el ruido blanco de unas vallas LED malogradas, y observaciones quietas de lugares de remembranzas personales, como personas observando la orilla del mar o viendo cómo cae el agua por la ventana de un restaurante. La cámara de Liu intenta capturar, en sus imágenes, estos momentos aparentemente desprovistos de trascendencia, pero importantes para su autor en cuanto momentos placenteros.
Como en muchas de sus anteriores películas, Signal 8 es un catálogo de cosas que su autor disfruta, de esos instantes que su percepción atenta rescata del olvido: los taxis parados en el semáforo, los peatones cruzando la pista, los juegos mecánicos en un parque de diversiones, las estaciones de tren subterráneas, los ascensores, la gente subiendo y bajando las escaleras mecánicas, las chispas que saltan de los sopletes de unos obreros trabajando, los fuegos artificiales. El cover de “Be My Baby” de The Ronettes, que empieza a sonar durante estos pirotécnicos, casi al final, hace referencia directa a otros cineastas líricos que en los 60s también usaban música pop en sus cortometrajes, como Marie Menken o Jonas Mekas, padres adoptivos de Liu, tan fascinados como él por las cosas pequeñas y hermosas. Cineastas en éxtasis que viven por lo bello.
We Still Have to Close our Eyes (John Torres, 2019)
La última película del filipino John Torres está compuesta por una serie de imágenes rodadas durante la noche en varios sets de filmación alrededor de Manila, locaciones de recientes películas filipinas. El cortometraje re-contextualiza estas imágenes para darles nuevos significados, haciéndolas parecer parte de una obra de ficción que narra situaciones absurdas y extravagantes, como el hackeo de una app diseñada para aprender a manejar motocicletas o una bomba camuflada dentro de un sapo y plantada en un karaoke de policías. A través de un blanco y negro digital y austero que recuerda a otros autores filipinos, las imágenes registradas por Torres parodian los géneros a los que hacen referencia (principalmente el policial negro y el carcelario), con el humor que desde luego caracteriza al autor de People Power Bombshell (sentido del humor que Torres comparte con varios cineastas filipinos de su generación, y con veteranos, como Roxlee).
Esta opción desde la fotografía también responde a la atmosfera del país, en la que trágicamente la realidad es más extraña que las ficciones más inverosímiles. Estas escenas de presos, policías y motos que se pierden en la noche no hacen más que recordarnos la triste realidad política y social del archipiélago, donde el presidente Rodrigo Duterte se enorgullece públicamente de sus crímenes y se compara con Hitler, donde una brutal guerra contra las drogas ha ocasionado hasta el momento miles de muertos y es la justificación para otros miles de abusos contra los derechos humanos, donde la policía tiene carta libre para matar.
Todavía tenemos que cerrar los ojos.
International Selection
Signal 8
Dirigido por Simon Liu
Hong Kong, China, USA, UK, 14 min
International Selection
We Still Have to Close our Eyes
Dirigido por John Torres
Filipinas, 13 min