Por Mónica Delgado
Conocíamos el trabajo del francés Virgil Vernier desde la actuación y dirección de ficciones como la gran Mercuriales, así que su nuevo trabajo desde la reedición de material de archivo nos brinda una faceta distinta desde el documental. Vista en la sección de films franceses del reciente Cinéma du Réel, Kindertotenlieder es una reconstrucción de unos disturbios en Clichy-sous-Bois, cerca a París, en 2005, a partir de videos de noticieros de televisión. El reencuentro con este material, armado de manera cronológica y en respuesta a la construcción de un discurso televisivo y periodístico oficial, se propone como una manera de releer estos hechos históricos contemporáneos como una respuesta a un círculo vicioso de poder desde las instituciones oficiales.
Todo el peso del documental cae en la posición de Vernier desde el remontaje. Parte de los incidentes tras la muerte de Zyed Benna y Bouna Traoré, jóvenes de ascendencia migrante perseguidos por la policía en un suburbio, quienes murieron electrocutados al querer ocultarse en una zona de alta tensión. Este hecho despertó una ola de disturbios en respuesta a un sistema represor ya en marcha desde hace algunos meses por disposiciones del en ese entonces ministro del Interior, Nicolas Sarkozy. Lo que logra Vernier es reeditar todo este material de archivo para dar una versión de los hechos, libre de sensacionalismo, de frivolidad y de efectismo a favor del llamado al orden del poder estatal. Vernier editó las imágenes, pero también los sonidos, ya que despojó el material televisivo de la voz de los reporteros, de la música de acompañamiento o algunos ruidos que ampliaban lo dramático o que revictimizaba a algunos protagonistas de las noticias. De esta manera, el trabajo de Vernier es también una reforma del lenguaje televisivo, ya como crítica, recomposición o como negación. Y en esta idea del replantemiento de lo noticioso y de la transmisión de los hechos es que reside el interés de Kindertotenlieder.
La quema de carros (más de nueve mil en su momento), sobre todo a manos de adolescentes migrantes, es observado por los medios como un acto de advertencia y de terror, y que en Kindertotenlieder Vernier expone como una escala ritual, de un nuevo relacionamiento con códigos entre el pueblo enfurecido y el sistema policial o estatal hostil y racista. Este material de archivo, que luce limpio, como si fuera un registro de cine directo, es ordenado de acuerdo a algunos elementos, como el eje de los autos quemados por las noches a punta de bombas molotov, de la afectación a la propiedad privada o incluso escuelas, y del temor de los vecinos, para convertir los suburbios en un territorio de combate y de mensajes en clave.
Toques de queda, conferencias de prensa de Sarkozy donde habla despectivamente sobre los jóvenes africanos y musulmanes que protestan y el despliegue policial en los suburbios como mecanismos de control desde esta nueva perspectiva de Vernier. Sobre todo una mirada a la población de migrantes, en los barrios de edificios multifamiliares que lucen como espacios encarcelados o separados de la oficialidad. Por un lado, se muestra el temor ante los disturbios, y por otro lado, la expansión de estas protestas contra el accionar policial a nivel nacional. Lo que queda claro es que estos disturbios solo fueron el inicio de una ola de enfrentamientos en toda Francia, donde más allá del tópico de control de lo delincuencial, asomaron el clasismo, la xenofobia y el racismo, pero también las políticas públicas que prometieron un mundo mejor. Un pasado reciente que brinda otro tipo de respuestas a una realidad que puede estallar de manera similar.
Sección francesa
Director: Virgil Vernier
Producción : Petit Film (Jean des Forêts, Amélie Jacquis)
Edición: Charlotte Cherici
Edición y mezcla de sonido: Simon Apostolou
Francia, 29 min, 2021