CROSSROADS 2022. PROGRAMA 9: RECUERDO AQUELLOS DÍAS (PUDO HABER SIDO DIFERENTE)

CROSSROADS 2022. PROGRAMA 9: RECUERDO AQUELLOS DÍAS (PUDO HABER SIDO DIFERENTE)

Time Crystals: Abinadi Meza (2021)

Por Pablo Gamba

El programa 9 del Festival Crossroads de la Cinemateca de San Francisco, que se titula “Recuerdo aquellos días (pudo haber sido diferente)” (I Remember Those Days [It Could Have Been Different]), reúne siete piezas en torno a problemas de la imagen, el pensamiento y la memoria, relacionados con construcciones posibles del tiempo y el espacio, y la materialidad del cine. Entre ellas está Microcosmos, que es estreno mundial. Es obra de Makino Takashi, destacado artista japonés que cuenta con una extensa filmografía desde 2001, ganador del Premio Tigre en Rotterdam, por el cortometarje Generator (2011), y galardonado en Ann Arbor, por 2012 (2013). La más representativa del concepto, sin embargo, es Time Crystals, de Abinadi Meza.

Microcosmos expresa los intereses característicos de Makino por los sueños, y por ende en el surrealismo, y por la relación del cine con las demás artes. Consta de una serie de 100 collages que son imágenes fijas dispuestas en el orden cronológico de su realización, según las notas del programa, pero organizados en partes numeradas que podrían interpretarse como capítulos de un relato onírico. En contrapunto con ellos están el transcurrir del tiempo que hace palpable la banda sonora de ruidos nocturnos, y un “prólogo” y un “epílogo” de movimiento perceptible en el espacio que son tópicos del cine de las primeras vanguardias: los reflejos de la luz en la superficie, al comienzo, y burbujas bajo el agua al final, clara metáfora de la inmersión en el sueño.

Más significativo es, sin embargo, el juego que hay entre la imagen fija y los tiempos que se construyen con su sucesión, como posibles fragmentos de episodios de una historia, y en cada una de ellas por el uso de la imagen fotográfica, que posee un tiempo propio, aunque congelado, y que es pasado. Lo soñado podría ser, por tanto, recuerdo, o quizás recuerdo de lo soñado. Pero cabría preguntarse de quién, puesto que en las imágenes se presentan lugares comunes “universales”, no identificables como de un pasado japonés, como quizás cabría esperar, por ejemplo. Incluso la época a la que corresponderían tiene un aspecto indeterminado. Esto podría atribuirse al internacionalismo de las vanguardias y a su vigencia imperecedera, pero hay que ponerlo en relación también con Time Crystals, como se verá más adelante.

Se juega en los collages de Makino con el espacio, además. Si bien por la fotografía hay imágenes de personas, animales u objetos identificables, y a los que se atribuye, por tanto, volumen, no se construye en ellos lugares “habitables”, como el que es lo clásico en el cine. La impresión dominante es la de espacio plano, no tridimensional.

Microcosmos, en síntesis –y como quizás el título lo sugiere sutilmente– puede ser vista como una continuación del surrealismo en tiempos de escepticismo con respecto a su programa originario de un arte nuevo para transformar la vida y cambiar la sociedad. Lo que sí puede hacer por si misma una obra, como esta pequeña película, es abrir posibilidades a la intelección del tiempo y el espacio, el sueño y la memoria.

Microcosmos: Makino Takashi (2022)

De esto se pasa a la especulación acerca de la analogía del cine con el pensamiento y la cuestión del tiempo en el breve ensayo fílmico Time Crystals. El título hace referencia a una expresión que Gilles Deleuze toma de Félix Guattari en La imagen-tiempo (1985). El filósofo francés considera que los “recuerdos puros” existen de manera virtual, no como estados psicológicos sino fuera de la consciencia, en un tiempo que es como el espacio en el que existen los objetos que no se perciben. De allí el vínculo de esta pieza con la impersonalidad “universal” de Microcosmos.

Deleuze sostiene, además, que hay “imágenes-cristal” donde son indistinguibles “la imagen actual del presente que pasa y la imagen virtual del pasado que se conserva”. “La imagen-cristal no es el tiempo, pero se ve al tiempo en el cristal”, agrega.

Pasando por alto los problemas que esto plantea, podría decirse que la película de Meza parte de estas premisas para jugar con la idea de la imagen fílmica como “imagen-cristal” y la posibilidad de ver en ella el tiempo. Lo hace con una “memoria” conformada por filmaciones reunidas como si fueran metraje encontrado y una voz narradora impersonal, sintética. Con relación a esto hay que considerar lo que afirma el filósofo acerca de los “recuerdos puros”: que existen aunque nadie los recuerde.

Más importante aquí, sin embargo, es la relación imagen-sonido. Según las convenciones que Time Crystals parece seguir con su narración, la voz sería dominante por sobre las imágenes. Pero este es un tópico de lo clásico en el documentalismo, y es cuando conexiones como esta se rompen que surgen nuevas posibilidades que definen lo moderno en el cine: …“descripciones ópticas y sonoras puras, cristalinas, y […] narraciones falsificantes, puramente crónicas”, según Deleuze. Lo que se ve y se escucha en estas “imágenes-tiempo” no son historias creadas por el movimiento de personajes y cosas sino el tiempo mismo, como en el cristal. Son cristales de tiempo, partículas de un universo de imágenes, cristalino, que se presenta como tal al quebrarse, cuando se rompen las conexiones habituales.

Si la explicación no se entiende, se debe, sin duda, a falta de talento para el resumen, pero quizás también al propio Deleuze. Lo que cuenta aquí es que todo esto, aunque sea oscuro o lo parezca, de alguna manera se ve y se escucha con claridad en Time Crystals. Pero el corto no es un manual, es una lectura del filósofo o, quizás sería mejor decir, una “desescritura” de Deleuze que devuelve el texto a la imaginación. Para esto acude a la historia del arte, en particular al motivo del magma matérico del informalismo, que es ver el tiempo también mediante una metáfora de la materia de cuyo fondo son llamados los recuerdos puros para hacerse imágenes. La pieza, en síntesis, funciona como un dispositivo artístico que produce pensamiento filosófico y que también deja abierta la posibilidad del cambio, aunque no como el vanguardismo.

The Deep, de Gavin Hipkins, podría ser un lugar de encuentro entre el surrealismo de Makino y la memoria como exploración de las “capas” del tiempo de Deleuze y, por tanto, con lo que en el corto de Meza es el magma. La imaginación de posibilidades de la intelección se abren aquí a la inmersión en profundidades en las que el sueño o el éxtasis no son estados psicológicos, sino estratos más hondos de una “surrealidad”.

Hipkins recurre a fotografías distorsionadas, a las que se les pueden encontrar referentes en el pasado y en representaciones del futuro, en contrapunto con imágenes filmadas. En el contexto del corto, las últimas podrían corresponder a la capa de percepción habitual de lo real; las otras serían inmersiones en el espacio-tiempo magmático de los que salen “fuera de sí”. También hay una voz sintética, que parece la lectura automática del inglés por un programa hecho para otro idioma, de lo que resulta una pronunciación que requiere de subtítulos para entenderla. Esto incluye el narrar y el leer entre los hábitos que se rompen con el naufragio en el magma.

A pesar del título, sin embargo, lo que intenta Hipkins no alcanza la profundidad del juego conceptual de Time Crystals. Lo mismo podría decirse de otras tres piezas incluidas en el programa, Show Me Other Places, de Rajee Samarasinghe; That Was When I Thought I Could Hear You, de Matt Whitman, y High Heel Belowed, de Leslie Thornton, en la que la memoria es cuestión de puro afecto y melancolía. 

Cabría detenerse brevemente, en cambio, en Berlin Feuer. El corto de Pedro Maia fue realizado interviniendo un fragmento de película encontrada en la que un incendio consume un edificio en Berlín en los años cuarenta. Hay un aspecto obvio en esto, y es la analogía entre la destrucción registrada y la del soporte del registro, y por ende de la imagen, que también se consume en la pieza. Es algo que trae a colación consideraciones acerca de cómo el cine hace perceptible su materia propia, su magma, en este caso fílmico, y que añade otra dimensión a los problemas de la memoria. La perceptibilidad del soporte está también presente, aunque de manera más sutil, en Time Crystals, y establece un vínculo estimulante con la pieza de Maia. Conexiones como esta dan una reveladora coherencia al programa 9 de Crossroads.

Microcosmos
Realización: Makino Takashi
Japón, 2022, 12 min.

Time Crystals
Realización: Abinadi Meza
Pueblo wixárika (Estados Unidos), 2021, 6 min.

The Deep
Realización: Gavin Hipkins
Nueva Zelanda, 2022, 11 min.

Show Me Other Places
Realización: Rajee Samarasinghe
Sri Lanka, 2021, 12 min.

That Was When I Thought I Could Hear You
Realización: Matt Whitman
Estados Unidos, 2021, 9 min.

Berlin Feuer
Realización: Pedro Maia
Portugal-Alemania, 2021, 6 min.

High Heel Belowed
Realización: Leslie Thornton
Estados Unidos, 2021, 5 min.