CUANDO BRAKHAGE CONOCIÓ A TARKOVSKI EN LA MIRADA DE ROSS LIPMAN

CUANDO BRAKHAGE CONOCIÓ A TARKOVSKI EN LA MIRADA DE ROSS LIPMAN

Por Mónica Delgado

Hace algunas semanas, en el marco del festival mexicano de cine y video experimental ULTRAcinema, se realizó una masterclass con Ross Lipman, cineasta y archivista estadounidense, en la cual habló de sus películas, su trabajo de restauración, pero sobre todo, sobre su visión del cine. Esta cita tuvo como preámbulo (o punto de partida para el diálogo) la transmisión de su película Between Two Cinemas (2018), que contiene reflexiones del cineasta a partir de una revisión a su propio trabajo restaurado (como las maravillosas Rhythm), sobre su encuentro con el indispensable Bruce Baillie (de su Dr. Bish Remedies de 1987), o el incidente entre Stan Brakhage y Andrei Tarkovski.

Between Two Cinemas está ensamblado como diario fílmico, ensayo visual o video ensayo, y muestra cómo aterrizar la idea del limbo, de lo liminal o del puente desde la perspectiva del ser cineasta. En este trabajo Lipman propone este espacio, este “estar entre dos cines”, no solo como el lugar donde él se ubica como espectador o como realizador, sino como un intersticio de tensión de tiempos, de generaciones, de políticas y de estéticas. La principal tensión, y con la cual inicia el film, muestra esta frontera clara entre el cine clásico, de modo de producción hollywoodense, y el cine de vanguardia y experimental; pero no para confrontarlos  sino para mostrar aquello que los ampara en la mirada del cinéfilo, en la ambivalencia, quizás culposa, de estar parado allí con miedo a la traición. Aquí no solo habla de cómo despertó al cine más arriesgado, sino que estando ya trabajando en el experimental, la mirada y apreciación hacia el otro cine es inevitable, para amarlo u odiarlo.

Otra variante de este vivir en el intersticio lo describe a partir del reencuentro con sus films restaurados. Pone en cuestión el hecho de si este acicalamiento transforma la intención inicial, si genera algún cambio en la película original, en sus texturas y colores, sobre todo despegándose de su rol de archivista y restaurador. Esta pregunta, que no está explícita, asoma como espejo, como el deseo de verse a sí mismo, desde esta posición de reeditor o espectador.

Otro punto que agrega Lipman es la calidad de su amistad con Bruce Baillie, autor de Castro Street o Quick Billy, y que aparece a nuestros ojos ya a modo de elegía, en la medida que el experimentado cineasta falleció en 2020. Este acercamiento de Lipman a este personaje icono también agrega otra perspectiva a la idea de”estar entre dos cines”, pero en un campo más real, el del cineasta-persona que vive relegado de todo, quizás empobrecido, viviendo sus días metido en el trabajo artesanal, delicado, casi como un ermitaño. Aquí Lipman parece ponerse ya detrás de la barrera, en la sublimación del mundo real de los cineastas que se dedican al experimental, auscultando esta labor dentro de estas islas de creatividad y trabajo muy manual, pero también de pensamiento libre, lejos de las exigencias de los mercados y las industrias (también puesta en relación en algunas escenas a través de la figura de Stan Brakhage).

Otro punto que Lipman elige para mostrar esta tensión entre dos cines es un episodio sucedido en el festival independiente de Telluride en 1983, entre Stan Brakhage y Andrei Tarkovski. Más allá del conversatorio público del festival, lo que Lipman extrae son detalles de una proyección privada para el director ruso con films de Brakhage. El encuentro no solo se realizó en este festival para intercambiar reflexiones y posiciones sobre el cine, sino para presentar (de manera informal y fuera de programas) el trabajo de Brakhage a un autor que se consideraba con una visión familiar o similar, desde lo que podríamos llamar una “poética” de las imágenes. O como diría el mismo Brakhage, seres que con sus films “iluminan las fronteras del inconsciente”[1]. No se estaban reuniendo dos enemigos dentro del sistema del cine (además de la clásica confrontación propia de la Guerra Fría entre Rusia y EE.UU.) sino dos supuestos aliados.

Aquí vale la pena mencionar el comentario del crítico J. Hoberman [2] sobre el cine de estos dos cineastas, y que concilió desde una afinidad conservadora: ambos son cineastas que hacen films solipsistas, inmanentes, y donde se ponderaban “valores” estéticos desde pilares como el de la familia. Y más bien lo que plantea Lipman es este catálogo de variaciones de estos espacios intermedios, desde estas pequeñas polaridades o disgresiones en entornos donde se busca homogenizar al cine desde nomenclaturas amplias: el cine independiente, el cine-arte, el experimental.

Sin embargo, la perspectiva desde la cual se aborda este hecho es desde la incomodidad ante la imposibilidad de encontrar alianzas (políticas y estéticas). Lipman toma algunos textos de Brakhage sobre este episodio, para mostrar la desazón, ya que el ruso se mostró muy alterado tras ver algunos cortos, entre ellos Window Water Baby Moving y Dog Star Man, Parte IV. Más bien se menciona el consuelo que el cineasta estadounidense encontró en Zbigniew Rybczynski,  el cineasta polaco de Tango, quien fungió como mediador e intérprete ante los comentarios negativos del ruso.

Entonces, ¿qué o qué se pone en este lugar liminal según el film de Lipman? ¿El cineasta o las mismas películas experimentales? Con este film, lo que Lipman provoca es materializar un distanciamiento o interpelación al concepto de “in between” tanto de la obra como de la posición de los cineastas en un entorno ambivalente, indefinido, en tránsito. Un espacio donde todo se cruza, desde el presente y el pasado, las identidades o las diferencias, pero también un sistema o modo de producción, que está en constante cuestionamiento, pero también aceptación.

Antes que una marca entre el cine comercial o el cine experimental, lo que Lipman propone con este visibilización de la ubicación, el lugar del cine, es una negociación de experiencias subjetivas individuales (como la que muestra con su encuentro con Baillie) o colectivas (como la que se produjo en Telluride), como ejemplos de sujetos que fluctúan y poleminzan en este “en medio” constante, a la vez conflictivo y dialéctico.

Notas

  1.  Brakhage, Stan: Telluride Gold: Brakhage meets Tarkovsky, Rolling Stock, no 6, 1983, p. 11-1 En: http://www.nostalghia.com/TheTopics/Brakhage_and_Tarkovsky.html
  2. Citado en este artículo de Jonathan Rosenbaum: https://www.chicagoreader.com/chicago/inner-space/Content?oid=875035