CURTOCIRCUÍTO 2017: WE DANCE TO BE TOGETHER DE NICOLAS KLOTZ Y ELISABETH PERCEVAL

CURTOCIRCUÍTO 2017: WE DANCE TO BE TOGETHER DE NICOLAS KLOTZ Y ELISABETH PERCEVAL

Por Mónica Delgado

Nicolas Klotz y Elisabeth Perceval proponen en We dance to be together una conjunción de diversas expresiones visuales y sonoras desde un tema que ha motivado parte de su obra. Teniendo como eje conceptual a la migración, la identidad en la periferia y la necesidad de pertenencia es que la voz del poeta haitiano Rodney Saint-Éloi aparece como hilo conductor y poético de aquello que vemos: a la coreógrafa canadiense Sophie Gaspard bailando libremente en medio de la nieve a través de canciones que parecen venir desde lejos.

Más allá de dar cuenta de quiénes son estos interlocutores, lo que Klotz y Perceval proponen es una historia desde los movimientos decididos y fuertes de una mujer (Gaspard), mientras la cámara la sigue y observa por diversas partes de una ciudad en inverno, motivada por los recuerdos y reflexiones de un hombre (Saint-Éloi), que parece hablarle sobre las dificultades y luchas de la comunidad negra en constante exilio. Los cineastas abordan la idea del musical desde la afrenta política, de cuerpos lanzados a la vida por un impulso desde lo verbal (arengas y versos sobre la condición de extranjeros en el mundo, sin dioses ni héroes) y por canciones que van permitiendo al cuerpo sus inflexiones, como desatando aquello atado o contenido por siglos.

Discursivamente cercana a lo que proponen trabajos como Le Bouche o Cilaos del colombiano Carlos Restrepo, la exploración que logran Klotz y Perceval está relacionada con las gestualidades y ritmos de los cuerpos, pero aquí desde planos abiertos que no lo fragmentan o aparten del contexto. Gaspard luce tomada por asalto por una energía que la nutre, estimula, controla y libera, como si la carta que escuchamos en voz de Saint-Éloi la moldeara, le diera agencia. Hay una dependencia o simbiosis entre estos dos modos de relación con el mundo, de la palabra y el ritmo, de la música y el movimiento y de la cámara auscultando desde el dispositivo documental, la naturaleza de comunidad, y de aquella fuerza que podría motivar las revoluciones. También parece por momentos un ritual de exorcismo, pero como parte de esta necesidad de liberación, de exhumar demonios de la opresión, la injusticia y la soledad.

Canciones de Albert Ayler, Jessie Mae Hemphill, This Heat, Sun Ra o Lebanon Hanover se convierten en la banda sonora de esta liberación, donde el cuerpo de Gaspard en medio del frío y la nieve hace materia, ya como paradigma o entelequia, todos los gritos de siglos ante la opresión, gritos de mujeres y hombres en el margen, invisibles y oprimidos. El baile de la libertad.

Sección Explora
We dance to be together
Nicolas Klotz, Elisabeth Perceval
Francia, 2017, 20 min