CURTOCIRCUITO 2020: AUTOFICCIÓN DE LAIDA LERTXUNDI Y ARRAIS DO MAR DE ELISA CELDA

CURTOCIRCUITO 2020: AUTOFICCIÓN DE LAIDA LERTXUNDI Y ARRAIS DO MAR DE ELISA CELDA

Por Mónica Delgado

Comento dos cortometrajes españoles vistos en la reciente edición del festival Curtocircuito, que va hasta el 11 de octubre, y que pertenecen a la sección competitiva Penínsulas, solo para trabajos de España y que grafican las tendencias actuales del cine-ensayo o no ficciones: Autoficción de Laida Lertxundi y O Arrais do mar de Elisa Celda.

La autoficción, como subgénero literario, es la fusión de la novelesca con la autobiografía, donde la intimidad se vuelve espectáculo y la relación del narrador o protagonista con el autor de la obra se difumina. En el traslado del término que hace la cineasta y artista Laida Lertxundi en su más reciente obra, la conjunción aparece en el uso del concepto como una ironía, en la disolución de las fronteras entre aquello que es documento y lo que parece, pero también desde cómo se construye la puesta en escena de una ficción: lo que se ejecuta, se representa, se moldea y se ensambla. Esta Autoficción de Lertxundi más que borrar las diferencias entre ficción y documental, propone la imposibilidad de identificar la enunciación del autor y el “narrador”, es decir, problematiza-o juega- sobre qué sujeto se ficcionaliza.

En Autoficción aparecen amigas del entorno de la cineasta, como la directora Nazli Dincel, a cumplir un rol lúdico ante la cámara, ya sea como parte de un ejercicio de terapias, del seguimiento por las calles de la ciudad o como testimoniantes. Ya no hay sujeto sino sujetos de observación, ya que lo prima es una idea de comunidad de mujeres, que de alguna manera condensan el yo de la cineasta. Diversos temas o huellas de ellos asoman: el aborto, la depresión, la migración, la maternidad, tocados desde la sensibilidad de mujeres que van mutando el prefijo “auto”.

La película también sugiere una cartografía, como sucede en otros trabajos anteriores de Lertxundi. De EE.UU. a Nueva Zelanda, lugares que van trazando un entorno de la intimidad pero también de lo social, de subjetividades insertas en estas olas de demandas de derechos, en un panorama cambiante y decisivo. Por ejemplo, aparecen escenas de un desfile, pero para convertirlo en un lugar de encuentro entre ellas, de miradas y reconocimiento.

¿Cómo registrar la propia vida? es la pregunta que se pretende responder desde estas imágenes que parecen sueltas, que van de un personaje a otro, pero donde hay alguien detrás de la cámara que mira, escucha y atiende. El sujeto de la enunciación de esta autoficción transita entre mujeres, las registra, las capta y detiene, como los momentos con Nazli Dincel, quien repta de la sala al jardín. La apuesta de Laida Lertxundi, desde la textura del 35 mm, parece poner a prueba, desde la experimentación, el pacto narrativo que la protege como autora (de nosotros, los espectadores) y practicando una deconstrucción de la usual figura del cineasta y sobre qué tanto de lo que vemos es verdad.

Sección Penínsulas
Autoficción
Dirección, guion, edición y fotografía: Laida Lertxundi
Participan: Maite Muñoz Iglesias, Josette Chiang, Anastasia Sargent, Ren Ebel, Nazli Dincel, Gabrielle Pulgar, Christina C. Nguyen, Ashley Campbell, Greta Grau, Jasminne Morataya, Arshia Haq, Alexis Sevilla, Jorge Suárez- Quiñones, Guillermo Pozo, Bing Cao, Case Esparros
Coproducida por Matadero Madrid y Cineteca Madrid
ESpaña, EE.UU, Nueva Zelanda, 2020, 14 min


O arrais do mar de la madrileña Elisa Celda es un film de climas, de sombras o de figuras apenas iluminadas. La cineasta española elige un universo masculino traducido en espacios escasamente delimitados, donde se saca provecho a la madrugada como territorio de encuentros sexuales, pero también de usuales jornadas laborales, ambas acciones en oposición (o diálogo). En este corto de 18 minutos se describe la Xávega, una pesca de cerco, donde una inmensa red funciona como bolsa un kilómetro mar adentro, para luego ser jalada por un tractor (y que décadas atrás se hacía con bueyes). Pero la propuesta de Celda no es etnográfica ni sociológica, sino que más bien confronta dos tipos de entornos desde la sinécdoque y desde el registro panorámico de la noche frente al mar.

Este corto tiene dos partes marcadas. La primera, se concentra en auscultar figuras en medio de la oscuridad de un monte, donde hombres se reúnen con fines sexuales. En esta parte, Celda utiliza fragmentos de llamadas telefónicas, entre flirteos y confesiones, que van acompañando las imágenes nocturnas con la intención de dar un marco emocional a estos encuentros, que percibimos gracias a la sutil iluminación de las linternas. Y en la segunda parte, asistimos a la rutina comunitaria de la pesca, en las costas de Caparica en Portugal, como práctica que está a punto de perderse y que va mostrando un tipo de persistencia en el tiempo (y de resistencia, ya que este tipo de pesca ha sido prohibida), y de relación entre hombres.

Por momentos, pareciera que O arrais do mar se inspirara en algunos tópicos del denominado novo cinema galego, al proponer una relación con el pasado o las tradiciones que están a punto de perderse; o desde las tecnologías (como el tractor o las luces de los teléfonos móviles) que transforman los espacios naturales, Y también desde la importancia de las dicciones, en el modo en que surgen las voces y pueblan los paisajes, estableciendo nuevas capas visuales desde aquello que se narra o describe.

Sección Penínsulas
O Arrais do mar
Dirección y guion: Elisa Celda
Ayudante de dirección: Gabriel Ruiz-Larrea
Diseño sonoro: Miguel Moraes Cabral y Óscar Vincentelli
Sonido directo y mezcla: Miguel Moraes Cabral
Montaje: Óscar Vincentelli y Elisa Celda
Dirección de fotografía: Alana Mejía González
Ayudante de cámara: Carlos Magalhaes
Etalonaje: Clara Rus
Voz: Marcelo Tavares, Pierre Primetens y Caio Mahin
Producción: Julieta Juncadella
Ayudante de producción: José María Avilés
España, 2020, 18 min