Por Pablo Gamba
35combro5 se estrenó en la función de clausura del Doc Buenos Aires, extendiendo una vez más a la ficción de lo real el alcance de este festival de documentales. Es una película en la que el Raúl Perrone se renueva con variaciones de sus tópicos autorales de siempre hasta alcanzar la potencia máxima de su cine, inevitablemente original por la singularidad de su realización local afincada en Ituzaingó, ciudad satélite de Buenos Aires, pero de alcance universal por su estilo, sus temas y sus referencias.
Perrone vuelve a dialogar aquí con Pedro Costa, uno de los realizadores más importantes de la contemporaneidad. Los personajes marginados y afrodescendientes de esta película recuerdan a los inmigrantes caboverdianos del cineasta portugués, aunque en un país de América Latina, como la Argentina, tienen una dimensión social e histórica diferente. También se reconoce en el pictoricismo de la fotografía una posible apropiación del estilo de Costa e incluso hay citas de sus películas.
Sin embargo, una respuesta al maestro con el cual Perrone dialoga es el paso de los personajes de la resistencia pasiva a la acción para defender los márgenes del “desarrollo” urbano inconcluso en los que viven de otra onda expansiva del capital. El edificio a medio construir en ruinas es una metáfora de la Argentina del presente y su decadencia hasta niveles de pobreza que están entre los más altos de su historia.
Cuando en el mundo de precariedad social de las películas de Perrone aparecen imágenes religiosas, es por necesidad existencial de aquellos para los que la supervivencia cotidiana poco menos que depende del auxilio de los milagros. Hay que inscribir, entonces, en este drama real la escena en la que la Virgen María se le aparece a uno de los personajes. La plegaria que le dirige –un rap insólito sobre la lucha de resistencia que no se grita sino se susurra– es la manera aguda y tierna en que el cineasta les recuerda a los progresistas que la fe sigue siendo un sostén contra el mundo entre los que más sufren en la actualidad, y su aliento para cambiarlo.
Con referencia al estilo característico de Perrone, resalta aquí el uso del sonido, en particular de una narradora en voice over. Lee un texto de cuidada expresión literaria cuyo relato añade otra dimensión temporal del contar a lo contado. Pero no es una voz del cine clásico: a pesar de la narración, construir las historias de los personajes de 35combro5 se presenta como la tarea exigente de unir pedazos de los que no pueden ser sino relatos quebrados por la descomposición del contexto social implícito. También hay que trabajar con fragmentos para construir, al comienzo, la que parece ser una villa marginal, como el barrio de Fontainhas, en la Lisboa del cine de Costa. Cuando un plano general aclara, por fin, cuál es el núcleo espacial de la historia, significativamente ocurre en la proximidad de la lucha por defenderlo.
El uso del claroscuro en blanco y negro abstrae el mundo de la ficción del presente histórico y le da un aire legendario al tiempo de cuento escrito del relato de la voz. Esta “elevación”, sin embargo, es oportunamente perforada por breves segmentos en color que reconectan lo mítico con lo real. Con el tiempo sin tiempo de las vidas hechas pedazos se conjuga el de repeticiones que hacen patente que los actos cotidianos, como subir escaleras o saltar de un lugar a otro por ventanas que no se terminaron, se repiten sin fin y sin avance. Los primeros planos y los planos detalle añaden esa inmovilidad que es estatuaria en los personajes de Costa, pero aquí no.
Los ruidos en off, a su vez, expanden el espacio. Hacen patente su condición de representación alegórica por el contraste de la inmovilidad dominante en lo visible con la dinámica del contexto social que se percibe continuamente como fondo. El sonido sincronizado crea otro contrapunto del tiempo sin tiempo con una dimensión en la que lo relatado y el relato se encuentran. Es lo que ocurre significativamente en una secuencia que se desarrolla fuera del edificio en ruinas y en la que uno de los personajes es partícipe de un tiempo real que parecía inalcanzable: el del trabajo.
Todos estos son detalles que muestran lo tanto que se logra con tan poco en las películas de Perrone. Pero también ha sido y es una lucha sostenida como de milagro la continuidad de su obra en las condiciones de marginalidad y precariedad de su producción. Por eso, cuando llega a su mejor nivel, como ocurre aquí, pero no en todos los títulos de su vasta filmografía, es porque su cine alcanza el estado de gracia.
Películas de clausura
35combro5
Dirección, montaje y sonido: Raúl Perrone
Guion: Raúl Perrone, Roberto Barandella
Producción: Pablo Ratto
Fotografía: Raúl Perrone, Emma Echevarría, Lara Seijas
Música: Lucas Granata, Negro Dub, Che Cumbe
Narración: Lara Seijas
Interpretación: Valeria Roldán, Leonel Alexis Sgro (a.k.a Leon el Afro), Luca Capone, Eliss Vas Albornoz, Antonio Cavazzo, Déborah Fideleff, Fernando D’amico
Argentina, 2021, 75 min.