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Por Mónica Delgado
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En Perú, en tiempos en que el bajo presupuesto ha reducido la experiencia del cine como artefacto visual, en un contexto donde se ha creado permisividad de un cine de bajo costo o minimal, a partir de concesiones y sublimaciones de lo descuidado y facilista, aparece la figura del joven cineasta Farid Rodríguez Rivero, quien en los últimos años ha logrado plasmar un trabajo con estilo y claridad estética con recursos mínimos. Películas como Una semana con pocas muertes, J, El viaje de Yaz o Expectante brindan luces sobre cómo este cineasta ha ido definiendo un universo propio; la mayoría desde el gránulo o atmósferas del blanco y negro, y desde la sensibilidad de una generación de pocas palabras. El año pasado, Expectante fue la única cinta latinoamericana que compitió en el Festival Internacional de Jihlava en República Checa, y sigue un curso de exhibición por vías alternativas. Conversamos en Desistfilm sobre sus motivaciones, sobre su labor como cineasta y sobre su nuevo trabajo, Onmipresentes, que está en proceso de posproducción.
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Desistfilm: Cuéntanos ¿cómo has ido definiendo un estilo en la puesta en escena de tus películas? (tanto largos y cortos). No solo en el uso del blanco y negro, sino también en la opción de planos largos, de travellings hacia adelante, de pocos diálogos.
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Farid Rodríguez: Inevitablemente es una consecuencia del cine que más consumo y del que soy afín al lenguaje cinematográfico que utiliza. Generalmente las ideas que tengo nacen a partir de algún tratamiento que me interesa hacer sobre los espacios y una cadencia acorde a ello. Trato de pensar la película más visualmente que narrativamente, aunque siempre hay algún relato aunque sea mínimo. Entonces, este estilo me resulta coherente a lo que intento plasmar, aunque igual siempre siento que hay cosas que afinar.
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Desistfilm: Podría decirse que hay un tópico que te interesa, el de la espera. Pasa en Una semana con pocas muertes, y pasa con otra tonalidad en Expectante, tus dos largos. ¿Es casual este tema o atmósfera en tus películas o hay una intención de ir digamos proponiendo un universo autoral desde esta preocupación, que trasladas a los personajes y que asoma en la puesta en escena?
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Farid Rodríguez: Es totalmente intencional en ambas dentro de sus distintos contextos. En Una semana con pocas muertes es básicamente el eje narrativo y acción principal del protagonista, y en Expectante está expuesto desde la posibilidad de que suceda algo violento. Esa violencia es siempre tácita y se vuelve una preocupación constante, sobre todo en dos tercios de la película, el primero y el último. También quería que se fusionara con una suerte de pseudoparanoia del protagonista, pero que al mismo tiempo sea una sensación casi normalizada. Además, como comentaba, siempre me ha interesado pensar mucho en los espacios en sí, que es en dónde se apoyan las atmósferas que intento crear y mantener. Siempre se vuelven un personaje más y tienen mucha relevancia en lo que quiero exponer.
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Desistfilm: En tus trabajos muestras un interés en cuidar mucho la composición, el encuadre, la fotografía, pese a ser un cine low fi, o low budget (en comparación al cine peruano hecho en condiciones similares). ¿Cómo resultó este trabajo de hacer cine con pocos recursos o al margen de los concursos?
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Farid Rodríguez: Nunca he tenido mucho interés en hacer películas demasiado low fi, más allá de las carencias que siempre me han acompañado. Quizás en un par de documentales sí, pero igual intentaba encuadrar con cierto cuidado en la composición, o intentando tener una puesta en escena medianamente cuidada. Es low budget de todas maneras, porque han sido películas autofinanciadas. Y si en las ficciones que he hecho hay algunas cosas low fi es básicamente por limitaciones y no tanto por decisión propia. El cine peruano indie generalmente tiende a acomodarse, a decir que tiene una propuesta low fi, pero me parece muy conveniente que tantos realizadores de bajos recursos justo vayan por el mismo camino formal. Creo que a veces hay que ser un poco más sinceros y autocríticos y aceptar que son limitaciones que tenemos, más que una propuesta que realmente queremos aplicar. De todas maneras, hay algunas películas que todo gira en torno a eso y es más verosímil como en Gen Hi8, por ejemplo.
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Desistfilm: Una semana con pocas muertes sucede casi en esta morgue y en bus, mientras que en Expectante estableces un dentro y afuera, desde la casa y su rutina, y el paseo nocturno. ¿Cómo surge este uso de los espacios, y cómo los planteas en función de tus personajes?
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Farid Rodríguez: El personaje principal de Una semana con pocas muertes tiene una alienación muy presente y básicamente el mayor contacto y afinidad que tiene es con los cadáveres de la morgue en la que trabaja, acá el espacio se complementa o fusiona con él. En Expectante, más bien los exteriores son siempre hostiles y hasta amedrentadores en algún momento, y la forma en que está grabada incluso trata de emular como si los personajes estuvieran siendo observados y perseguidos. Ni siquiera la casa del protagonista es un lugar seguro en la mitad de la película.
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Desistfilm: En Expectante es evidente la relación entre tus personajes y el mundo pop que los rodea. Hay una intención de desapego en los personajes, lucen ansiosos pero de un modo no realista. Sin embargo, hay algo que los “emociona” de alguna manera y es la música (el reguetón) y algunos animes, puntos que los conecta con el día a día. ¿Podría decirse que los personajes se hacen más humanos con estos componentes que les agregas? ¿O qué función tienen estos recursos más actuales?
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Farid Rodríguez: De cierto modo es una película nostálgica (sin estar acentuado). Los personajes hablan de la época del colegio, que ya no se frecuentan muy seguido y están al borde de la independencia como individuos, en los últimos ciclos de sus carreras. La música, el anime (que tiene una alegoría escondida con la película) y los videojuegos forman parte de eso. No es un reggaetón de moda el que escuchan, digamos, sino de hace 5 o 10 años (que es casi la mitad de sus vidas), juegan Play Station 2 en un televisor analógico y el protagonista ve una secuela actual de Digimon, que se puso de moda a inicios de siglo. Es una nostalgia dentro de nuestros parámetros, claro está. Esos elementos generan un distanciamiento del temor, que es la sensación que básicamente toda la película trata de registrar. Los hace respirar, y descargar un poco la película de una monotonía absoluta de estar en constante alerta y parecer paranoico porque sí. De hecho, en algunos de esos momentos, la película va a color porque justamente son momentos en los que empiezan a sentir comodidad y seguridad, pero que viene de otro espacio que no es físico sino virtual, siempre pasa cuando están delante de monitores.
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Definen, también, una clase social que está poca expuesta en el cine peruano, porque mayormente o son jóvenes pseudoburgueses, o de zonas marginales, entonces según su clase y raza consumen una música supuestamente acorde a eso, que es un estereotipo, y también hablan de cierta manera, ya que parece que la gente nacida a partir de los 90 no habla de otra manera que no sea aburguesada o muy de barrio.
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Desistfilm: ¿Cómo combinas tu labor de cineasta con la de programador? ¿Cómo vinculas estas dos facetas y si se alimentan?
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Farid Rodríguez: Son labores que de todas maneras de alimentan entre sí, y se complementan. Creo que un cineasta debe ver todo lo que pueda, buscar propuestas nuevas y revisar películas del pasado también. Es algo que me llamaba la atención cuando recién entré al medio. Habían pocos cineastas en las proyecciones, ahora la cosa ha mejorado un poco, no tanto con los críticos que brillan por su ausencia, sobre todo en festivales indies. También me topé con algunas maneras de distribuir una película, que muchos cineastas jóvenes generalmente no estamos muy enterados, sobre todo cuando recién se empieza. Y al ver tantas películas para un festival, las distintas formas y tratamientos, estimulan cómo hacer las ideas que tengo a corto y largo plazo, y también pensarlas de tal manera que no sean una copia de algo en específico, ni que lo hagas para tal o cual festival, porque también conoces las tendencias que tienen los distintos festivales y te das una idea de donde poder aplicar o no según la película que tienes.
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Desistfilm: ¿Crees que hay una relación generacional en que haya un grupo de cineastas jóvenes peruanos a quienes les interesa describir historias a partir de personajes slackers, o en situaciones de ocio? Parece que comparten imaginarios quizás algo pesimistas…
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Farid Rodríguez: Sí, y me parece bien que haya una generación que empiece a interesarse en otras formas cinematográficas y temáticas en sus películas que se alejen del costumbrismo peruano, sin que la premisa sea solo esa, el anticostumbrismo. Creo que ese pesimismo es una respuesta al estado de las cosas no solo en el ámbito cinematográfico, sino en general. Y puede verse una generación que mucho tiempo no tuvo como obtener mayor impulso para sus proyectos o películas, porque no están apadrinados por nadie y parecía que la única manera era esa.
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Desistfilm: ¿Cuéntanos en qué consiste el nuevo film que preparas y qué ha significado obtener el apoyo del estado para ponerlo en marcha?
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Farid Rodríguez: Omnipresentes es un thriller post apocalíptico de supervivencia. Maneja un estilo similar a mis películas previas, pero con muchos códigos y elementos de cine de género. Es una experiencia nueva al ser la primera vez que tengo un fondo para hacer una película, que es más complicada que todo lo anterior que hice y me tuve que enfrentar a problemas más grandes y trabajar con un equipo de más de veinte personas, que es el triple de lo que estoy acostumbrado (y que igual es poco). Además, de ser la primera vez que hago una película en Super 16mm. El nuevo concurso de la Dirección del Audiovisual, Fonografía y Nuevos Medios (DAFO) del Ministerio de Cultura, para películas más alternativas en su método de producción, me parece un muy buen gesto, aunque igual demoraron como quince años en darse cuenta que había otro modelo de producción en el país y que no podía seguir siendo invisibilizado.
